Franco era de fiar, Zapatero se equivocó y el Gobierno va a por él
La Constitución lo deja claro: el rey no gobierna ni legisla. Tu papel es representar a todos los españolesser un símbolo de unidad y permanencia del Estado. Pero en sus memorias juan carlos i saltate ese guion. Él mismo lo admite: «Un rey no puede tener ideología política, puede tener inclinaciones personales». Y vaya si los tenía.
El emérito rompe su silencio con un libro que Parece más una reseña política que una simple memoria. Habla de Franco, de los presidentes del Gobierno, del procés, de Zapatero, de Bush… e incluso de la Constitución, a la que haría ajustes.
Elogios a Franco y críticas veladas a la Constitución
Para «no hablar de política», Juan Carlos I profundiza en ella sin pudor. Alabado sea Francopresume de haber contado con su confianza y defiende su papel durante la Transición. Aprovecha también para presumir de haber mantenido la confianza de todos los presidentes que pasaron por La Moncloa durante su reinado, gracias a un «acuerdo de confidencialidad implícito».
Se define como «el bombero de los bomberos», alguien que «hace más de lo que parece», aunque la Constitución limita sus funciones. Y hablando de la Constitución… propone reformarlo. En concreto, el artículo que regula la sucesión en la Corona y que, según él, «discrimina a los hombres»: convierte en reina a la esposa del rey, pero sólo el marido de una reina se convierte en príncipe consorte.
Cataluña, Pujol y «los persistentes independentistas»
También hay lugar para los nacionalismos. Juan Carlos I califica el 1 de octubre de 2017 -el día del referéndum ilegal en Cataluña- como «un cierto golpe de Estado». Dice que se sintió «traicionado» y que apoyó plenamente el discurso de su hijo, Felipe VI, aquel 3 de octubre. Pero también deja una reflexión: «En Cataluña ser moderado pasó a ser una fachada».
El emérito se jacta de haber «puesto límites» a Jordi Pujol y haber advertido a los distintos gobiernos que «los nacionalistas vascos eran ruidosos y violentos, pero los catalanes eran más persistentes». Aun así, asegura que hoy sigue creyendo en el diálogo, aunque «sin ceder al chantaje».
Disculpas a Zapatero… y Bush
Juan Carlos I no tiene opiniones sobre José Luis Rodríguez Zapatero.con quien tuvo varios desacuerdos. Afirma que cometió «un error político» incluso antes de llegar a Moncloa, algo por lo que dice haber pedido disculpas personalmente.
Y recuerda otro episodio del que todavía se habla: el día que Zapatero no estuvo a la altura del paso de la bandera americana durante un desfile militar, en protesta por la guerra de Irak. Eso, dice el emérito, provocó una ira monumental en Washington. Él mismo, dice, actuó como mediador, almorzó con George W. Bush y ayudó al «deshielo» entre ambos países.
Dardos al actual Gobierno
El tono se endurece cuando habla del presente. Juan Carlos I acusa al actual Gobierno de promover una «caza de brujas» y queriendo «hundir su reinado» con investigaciones sobre su activos y sus cuentas en el exterior. Unas palabras llamativas de boca de alguien que dice no querer meterse en política.
Al final, el libro que el emérito presenta como una memoria personal acaba siendo todo lo contrario: una confesión política con nombres, reproches y nostalgia. Las «inclinaciones personales» que admite tener no sólo moldean sus recuerdos… sino también la forma en que quiere ser recordado.
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