Fue todo un mareo hasta que se produjo el desastre
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Cuatro meses después de la dana del fatídico 29 de octubre, comienza a escucharse la versión de los protagonistas de la gestión en la Comunidad Valenciana. El director de la emergencia e inspector jefe del Cuerpo Provincial de Bomberos, José Miguel Basset, participó hace un par de semanas en una jornada sobre riesgos y desastres naturales organizada por el Consorcio de Seguridad y Emergencias de Lanzarote con una ponencia en la que desvela datos relevantes sobre los días críticos de la crisis.
Basset detalla como a las 8.00 horas del 29 de octubre, media hora después de que la agencia estatal elevara a rojo el nivel de alerta por precipitaciones, trató de reforzar el operativo de emergencias, pero ya le fue imposible debido al agua «que ya estaba bajando por los barrancos», en referencia principalmente al Poyo y las ramblas que lo alimentan. «Intento reforzarlo, pero no lo pude reforzar. Tuve que mantener las dotaciones que había ya de refuerzo porque ya no era posible llegar a los parques de bomberos por la cantidad de agua que estaba bajando ya por estos barrancos. Primera pillada», concluye elocuente el bombero.
Basset, en este congreso sectorial con profesionales de todo el país, evita «culpar» a Aemet (venía avisando desde hacía días de un episodio importante), pero sí pone peros al sistema de avisos. En las horas y días previos esos niveles de alerta fueron «cambiando hora tras hora»: «De amarillo a naranja, de naranja a rojo, de rojo a naranja que pasará a amarillo a partir de las tres…pues no señor. Rojo, rojo, rojo, rojo y rojo hasta las 20.00 horas y con acumulados brutales», recuerda el jefe del operativo, que reivindica que un cargo como el suyo debe «basar las acciones en hechos» y no en opiniones.
De hecho, el técnico, que se jubila en unos días, reflexiona sobre el modelo de predicción de la agencia. «¿Quiere decir que Aemet no tenía ni idea? No. Quiere decir que necesitamos mecanismos de alerta que permitan tomar decisiones con datos concretos». En ese sentido, defiende que los modelos matemáticos con los que trabajan los meteorólogos «preciden, pero luego está la realidad. Conforme van cambiando (esos modelos), la van actualizando. ¿Esto da capacidad de respuesta? No», reflexiona para concluir que «fue todo un mareo hasta que se produjo el desastre» y que «no fue culpa de nadie» sino de que «los modelos fallan». «Es difícil tomar decisiones cuando no tienes una valoración concreta y exacta», añade.
Utiel le pide activar la UME
El testimonio de Basset, de un hora de duración, refiera la complejidad técnica de aquellos momentos, donde siempre se fue por detrás de los acontecimientos. La UME, por ejemplo, activada a las 15 horas tras varios ofrecimientos de la delegada del Gobierno a la consellera esa mañana, ya no pudo llegar a Utiel, pero tampoco los bomberos. «Todos los accesos estuvieron cortados desde el minuto cero. Ni los bomberos, a menos de diez minutos (Basset cuenta que el alcalde Ricardo Gabaldón le llama para movilizar a la UME porque ‘se estaban ahogando’), ni la UME que llegó minutos después, pudieron entrar». Solo el helicóptero pudo hacer 80 rescates esa tarde, y volvió a la base a las 20 horas, ya con los focos encendidos.
El plan de emergencias no se cumplió
Basset, que recuerda que desde 1987 las competencias de protección civil están transferidas a las autonomías, señala también como una de las conclusiones más «importantes» de esta riada la «falta de adaptación operativa de los planes de emergencias tanto sectoriales como territoriales», que admite que no se siguieron en muchos casos.
El jefe de bomberos cuestiona estos documentos, señalando que no se redactan en función de los consejos de expertos como él mismo –«si alguien me hubiera preguntado, hubiera dado mi opinión», dice–. Aun así, indica que «ya que están escritos, se han de cumplir. Y si dicen que hay que montar esto, esto y esto, que se monte. Pues no, no ha sido así. Los planes hay que mejorarlos, tienen que ser operativos», zanja.
Eleva a 40 las ofertas de ayuda rechazadas
Basset eleva a 40 los ofrecimientos de ayuda que rechazó de otros organismos de emergencias y rescate en los días posteriores a la dana. Hasta ahora las informaciones publicadas hablaban de 26 denegaciones de ayuda. El inspector jefe del Consorcio de Bomberos defiende esta medida, asumida en primera persona, pese a admitir la «presión social e institucional» que sufría en esos momentos.
El responsable de la emergencia equipara lo sucedidocon el terremoto de Marruecos de hace años. «Si un país no puede (asumir todos los dispositivos que se ofrecen a acudir) pues un puto jefe de bomberos qué cojones va a poder», dice. Aun así, señala que en ocasiones «no se podía decir que no». Por ejemplo con los voluntarios, lo que implicó situaciones de riesgo, según reconoce. «Imaginad el cargo de responsabilidad que supone tener maquinaria pesada quitando coches que van por el aire y arrastrando vehículos y 20.000 voluntarios andando por medio», recuerda.
Las comunicaciones fueron otro frente, según el relato de Basset. A nivel interno, revela que hasta «seis días después» no tuvieron un canal fiable entre el Cecopi y el Puesto de Mando Avanzado. Con el exterior, admite «problemas» de comunicación para pedir ayuda al mecanismo europeo de protección civil. En concreto, a la hora de traducir las demandas de materiales que se solicitaban a la UE.
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