Gijón, paseo del chicle
nombres son epónimos como la calle Marqués de San Esteban del Mar, que da acceso a los Jardines de la Reina, estando Pelayo al tanto de la plaza del Marqués y su palacio. Este conjunto arquitectónico, Marqués de San Esteban, luce una línea de arquería que permite a la ciudadanía cubrirse del agua de lluvia y si hace calor, además de ofrecer en sus bajos amplia carta de buenos restaurantes y comercios.
[–>[–>[–>Al frente de las arcadas de la petit Rue Rivoli de París, bajo techo se puede contemplar alguna obra modernista de Miguel García de la Cruz y hasta el art déco que procuró Manuel del Busto, que a veces las prisas disipan nuestro bonito patrimonio. A diferencia de Avilés más propensa a conservar la arquería urbana, Gijón tiene apenas media plaza mayor cubierta, lateral de Marqués de San Esteban y para de contar.
[–> [–>[–>Todo el encanto de este reducto proteccionista (de la intemperie) se frustra con solo pisar su suelo alicatado de goma de mascar en el recorrido. El chicle está empedrado de tal manera que afea el conjunto del túnel-medina, cuando debería ser un referente para propios y visitantes dado su valor arquitectónico y lugar acogedor. Pese a los intentos recientes de adecentar el tramo próximo al museo del ferrocarril reponiendo techos que se venían abajo, el refugio y calle comercial puede pasar a denominarse de «Tomas Adams», padre de la goma de mascar.
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Siguiendo los orígenes de la goma de mascar, procedente de un árbol mexicano con el que Adams intentó fabricar neumáticos, hay quien se empeña en hacer asfalto escupiendo el chicle, no es menos cierto que se reciclan ruedas con tal objeto.
[–>[–>[–>La solución para este patrimonio de Gijón tiene dos opciones. La primera, alicatar el suelo como Dios manda, con baldosas acordes al túnel comercial, único en la ciudad. La segunda solución es «dar cera, pulir acera», tan sencillo como meter máquinas de pulir que rebajen el empedrado de goma, que más parece un suelo con hongos desvirtuando todo el valor arquitectónico del lugar. La educación cívica no se expende en máquinas o tiendas como el chicle, si acaso colocar una papelera por arcada en cada arquería; estando el suelo limpio seguro se usarán. n
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