Ha habido cismas en la Iglesia causados por las divisiones de los cónclaves

Tras amenazar la semana pasada con un posible cisma si el cónclave elige a otro Papa como el difunto Francisco, el cardenal Gerhard Ludwig Müller (Maguncia, 77 años), antiguo responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe y cabeza visible del sector más tradicionalista, no da marcha atrás. En su residencia, a pocos pasos de la plaza de San Pedro, recibe a EL PERIÓDICO en un momento en el que está multiplicando sus esfuerzos para hacer oír su voz, dentro y fuera de la Iglesia. Por eso, ya ha concedido una ráfaga de entrevistas, también a periodistas que no suelen cubrir de cerca el Vaticano.
«La Iglesia no es una oenegé«, afirma, medio en broma, medio en serio, hablando en inglés con un marcado acento alemán, muy relajado y quitándose los zapatos al sentarse en un sillón antes de iniciar la conversación sobre el momento de transición en el que se encuentra la Iglesia católica tras la muerte del pontífice argentino.
¿Espera y desea continuidad con el pontificado de Francisco?
Siempre hay cierta continuidad, pero no como una copia. […] Cada nuevo Papa es el sucesor de San Pedro, no el Papa anterior. […] Benedict XVI no imitó a Juan Pablo II.
Usted ha criticado abiertamente al papa Francisco.
No es así. Nunca critiqué al Papa. Para nosotros, el papado es una constitución sacramental de la Iglesia. Pero sí nos hicimos eco [los cardenales tradicionalistas] de preguntas de muchas personas que no entendieron algunas decisiones o declaraciones. Si hay cierta ambigüedad en las declaraciones papales, deben interpretarse a la luz de la doctrina de Jesucristo y no viceversa. Según la fe católica, el Papa no es una nueva revelación después de Jesucristo y no tiene una línea directa con el Espíritu Santo. Hay teólogos que quieren hacer del papado una monarquía absoluta, pero no lo es. No podemos decir: «Jesús era un hombre hace 2.000 años y ahora podemos hacerlo mejor».
Aquí Müller hace una digresión sobre el Concilio de Nicea (año 325), donde el emperador Constantino impuso la paz teológica aplastando la cabeza de los seguidores de Arrio, lo que supuso, a continuación, la persecución de todo aquel que fuera más allá de lo que la institución les tenía permitido. Un destino que llegó a tocarle al mismísimo Tomás de Aquino, e incluso también a Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas (la orden a la que pertenecía el difunto Papa), que llegó a ser preso de la Inquisición. Y de ahí Müller llega a su conclusión: «El Papa no puede cambiar la moral católica. Es una moral eterna».
¿Cree que la elección del nuevo Papa puede dividir aún más a la Iglesia?
Sí, hay riesgos de división, y ya están presentes. No es una amenaza futura, ya es una realidad. Y esto es un gran sufrimiento.
En este sentido, Müller parece también consciente de que, si bien muy ruidoso y con una buena representación en los medios de comunicación, el sector tradicionalista es actualmente minoritario entre los cardenales que participarán en el cónclave. Y, en este marco, advierte: «El Papa no es un político. No puede seguir la lógica de las mayorías». «Y si una parte se separa porque no acepta esta lógica, bueno, es un sufrimiento. Pero no se puede hacer unidad a expensas de la verdad».
Insiste, por tanto, en que cree que si el cónclave elige a otro Francisco, ¿existe el riesgo de división, incluso de cisma?
Sí.
¿Un cisma…?
Ha habido muchos cismas en la Iglesia, también causados por divisiones en el cónclave. En la Edad Media, hubo más razones políticas: Francia, España, los reyes, tenían influencia sobre los papas, y por eso los cardenales estaban divididos. [En nuestros días]Cualquier Papa nuevo tiene que saber cuál es su tarea, pero también cuáles son los límites de su posición. No podrás hacer lo que quieras. Puede no ceder a las expectativas de ciertos grupos de presión o Lobbieso acercarse a su agenda.
Usted es alemán, pero los actuales líderes de la Iglesia alemana pertenecen al ala más progresista, quieren una Iglesia más inclusiva, también para las personas gais, los divorciados vueltos a casar. ¿Cómo llegar a un punto de encuentro entre posturas tan distantes?
Hay personas que quieren instrumentalizar a esa gente para imponer una agenda contraria a la doctrina cristiana. Si tú dices que el matrimonio entre personas del mismo sexo es lo mismo que el matrimonio entre un hombre y una mujer, estás destruyendo el matrimonio. No es una ampliación, sino una destrucción. Dios creó al hombre y a la mujer, y esta es la voluntad y el logos, la razón, la idea de Dios para el mundo.
También hay reclamaciones para que las mujeres sean diáconos o incluso sacerdotes.
Creo que la doctrina es bastante clara también sobre este punto.
¿Cuántos cardenales que participarán en el cónclave piensan como usted?
No lo he preguntado. No les pregunté, pero creo que, si conocen la doctrina de la Iglesia Católica, deberían tener esta misma postura.
¿Cónclave largo o corto?
Nadie conoce el futuro.
¿Es un obstáculo para un cónclave breve que existan muchos nuevos cardenales que no se conocen?
Es un handicap. Conocer a los demás no es solo conocer el nombre, sino conocer qué está diciendo, qué está defendiendo, qué está haciendo, cuál es su reflexión, cuál es su historia, cuál es su carácter y su comportamiento. Pero creo que buscaremos un candidato moderado y no autoritario.
¿Alguien de la Curia quizá?
No, todos los cardenales tienen posibilidades. Hay buenos cardenales de África, por ejemplo.
¿Un Papa joven o uno anciano?
Uno en el medio, quizá.
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