Haití declara el estado de emergencia tres meses en medio de la escalada de violencia de las bandas
El Consejo Presidencial de Transición (CPT) y el Gobierno de Haití declararon el domingo un estado de emergencia de tres meses en los departamentos del Oeste, Artibonite y Centro, golpeados por una ola de violencia atribuida a las bandas criminales que controlan gran parte del país.
En un comunicado, las autoridades señalaron que la medida tiene como objetivo «restablecer la seguridad y la paz», movilizando todos los recursos institucionales disponibles. «Ante la magnitud de esta crisis, es imperativo decretar una gran movilización de los recursos y medios institucionales del Estado para afrontarla”, subrayó el texto.
La decisión se produce en un contexto de creciente inseguridad a pocos meses de las elecciones previstas para finales de 2025, actualmente en punto muerto. El presidente rotativo del CPT, Laurent Saint-Cyr, asumió el cargo el jueves pasado con un mensaje de confrontación directa contra las pandillas y un llamamiento urgente a la comunidad internacional para enviar más tropas y aumentar la formación de las fuerzas de seguridad. «Las bandas no tendrán la última palabra», afirmó.
Inseguridad permanente
La violencia de los grupos armados, agravada tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, ha dejado un balance devastador. Según la Oficina Integrada de la ONU en Haití, en el segundo trimestre de este año al menos 1.520 personas fueron asesinadas y 609 resultaron heridas, en su mayoría en la zona metropolitana de Puerto Príncipe. Las bandas, que controlan el 90 % de la capital, han extendido su influencia a regiones clave como Artibonite, la principal productora de arroz del país, donde la producción agrícola se ha visto gravemente afectada.
El estado de emergencia coincide con cambios en la cúpula policial. El gobierno nombró a André Jonas Vladímir Paraison como director interino de la Policía Nacional, en reemplazo de Normil Rameau. Paraison, exjefe de seguridad del Palacio Nacional y testigo del magnicidio de Moïse, se comprometió a “garantizar la seguridad en cada rincón del país”.
Actualmente, opera en Haití la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS), liderada por Kenia y respaldada por la ONU, que cuenta con policías y algunos efectivos militares de varios países. Sin embargo, su despliegue no ha frenado el avance de las pandillas.
Violencia y hambre
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calcula que cerca de 1,3 millones de personas han sido desplazadas y casi 4.900 han muerto entre octubre de 2024 y junio de 2025. Por su parte, Amnistía Internacional ha documentado cómo el hambre aguda afecta a la mitad de la población y la niñez es uno de los sectores más vulnerables, con menores sometidos a reclutamiento forzado, violencia y explotación sexual perpetrados por parte de bandas criminales.
Aparte de una crisis económica profundamente agudizada, Haití sigue atrapado en un ciclo de violencia alimentado por la inestabilidad política y el comercio ilegal de armas, en gran parte procedentes de Estados Unidos. Con tantos frentes a abordar, las autoridades confían en que la medida de emergencia permita ganar tiempo para recuperar el control del territorio antes de la cita electoral de febrero de 2026.
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