Hay que romper el molde y reírse de uno mismo. Ver que no eres ni tan guay, ni tan guapo, ni tan fuerte, ni tan ‘tan




Podemos decir, sin el más mínimo atisbo de duda o ridículo, que Víctor Ortiz de la Torre es un payaso perfecto. Excelente en su trabajo de hacer cabriolas, hacernos reír y demostrarnos que estar «motivado» es mucho más que una actitud en el escenario, es una filosofia de vida. Porque vivimos con el ceño fruncido, una agenda ocupada y una constante sensación de urgencia. Queremos hacerlo todo bien, rápido y sin errores, y cuando no lo hacemos surge la culpa, el agobio o el sentimiento de insuficiencia.
No es descabellado decir, en este contexto de hiperactividad colectiva, que necesitamos más payasos. No más Wilbur. No más “motivarte a ti mismo”. Porque Víctor, el hombre detrás del payaso, lo tiene claro: reírse de uno mismo no es una frivolidad, es una manera aligerar la carga.
-Tu libro se llama La Biblia Motivao. ¿Qué significa estar motivado?
Veamos, estar motivado también significa ser una persona progresista, positiva y realista. Con ganas de aventura y de vivir este espacio de tiempo que tenemos disponible y que se llama vida. Vívelo con optimismo y con miradas al pasado, presente y futuro, con los pies en la tierra, pero sobre todo se trata de ganas de divertirte y creer en ti mismo. Para pasarlo bien en general. Está motivado. O al menos eso es mi personaje, Wilbur, que está motivado por la vida, quizás demasiado motivado, pero es una persona que quiere hacer cosas. Haz una variedad de cosas, no te limites a algo más plano.
–Es una forma de ser que va en contra de la cultura de rechinar los dientesde la vergüenza ajena, que experimentan especialmente las nuevas generaciones. No se atreven a salirse del molde.
Tienes que romper moldes y reírte de ti mismo ante todo. Ver que no eres tan genial, ni tan hermosa, ni tan fuerte, ni tan «tan». Deja de mirarte el ombligo y ve la realidad de las cosas, quítate el peso.
El humor es un bálsamo con el que podemos adelgazar, quitarnos un peso, quitarnos importancia. En definitiva, es una transición, y qué mejor que tomárselo, no a broma, sino con humor. Nos damos cuenta de que nada es tan peligroso ni tan importante. Necesitamos salir del ritmo frenético en el que vivimos. Queremos que todo suceda en el momento presente, que todo sea perfecto, porque si no es como queremos, llega el agobio, la presión, la depresión. Por tanto, hay que tomar las cosas con calma, con calma y poco a poco.
–¿Nos estamos tomando la vida demasiado en serio?
Demasiado, por supuesto, absolutamente. Una de las cosas que siempre, desde pequeña, me ha calmado es cuando estoy demasiado inmerso en mi vida, mirando al cielo. Miro al cielo y en cierto modo lo hago zoom. Me alejo de todo. Y a medida que me alejo, me doy cuenta de lo pequeño que es mi problema. Y ayuda ver las cosas en perspectiva. Decir: «Está bien, hombre, no te preocupes, no tienes que enojarte tanto con todo este movimiento».
Esto ayuda porque te tomas las cosas con un poco más de calma y las abordas desde otros lugares desde los que puedes pensar mejor. Y al final las cosas salen mejor, porque si vas al límite es más fácil tropezar, caerte y golpearte aún más fuerte.
-Al contrario de esa actitud de “no tomarse la vida en serio”, tenemos un Wilbur que nació de una disciplina deportiva que requiere mucho esfuerzo. ¿Cómo equilibrar la fuerza del humor y la fuerza de la disciplina?
Bueno, el humor es muy serio. Y yo, como ex deportista y como deportista actual en la vida, intentando ser mi campeón mundial cada día, tengo mucha disciplina. Esto es lo que te da el deporte. Haces un esfuerzo y tienes mayor o menor recompensa. Estos valores son muy buenos, te dan una especie de ancla en la realidad de la vida. Porque si vas allí, como un loro, sin hacer ningún esfuerzo y pensando que caerán del cielo, seguro que te darás más de una leche. Y además, no hay nada que me agrade más que haber ganado algo.
Por eso siempre recomiendo el deporte, porque me dio toda esa disciplina que aporté al humor. Es fundamental, no sólo para el humor, sino para todo en la vida, saber que con trabajo, sacrificio y práctica tendrás recompensa. Tarde o temprano lo tendrás, más grande, más pequeño, pero lo tendrás, porque se presentará tu oportunidad. Habrá muchos en tu vida, pero te pillarán estando preparado y formado.
-Para ti la motivación no es algo que se encuentra, sino algo que se practica. ¿Cómo debemos entrenar la motivación?
La motivación está súper de moda hoy en día y lo está desde hace ya un tiempo. La gente cree que ver un vídeo o leer un libro te motivará, y no, es un proceso de altibajos. Un vídeo, una canción, una buena canción que te guste te ayudará en ese momento, pero luego todo se desmorona. Se necesita disciplina y hay que practicar para estar motivado.
Porque habrá momentos en los que no estarás motivado. No puedes estar aquí todo el tiempo. Y debemos seguir adelante.
esto es lo que Biblia de los motivados. No es sólo un título, es una actitud en la vida. Wilbur no es sólo el nombre de un personaje, es una actitud ante la vida, es tomar la vida de esa manera. Y esto hay que entrenarlo a diario. Aún así, suben y bajan, suben y bajan, y habrá momentos en los que serás un poco «tranquilo». No puedes estar despierto todo el tiempo.
Estar motivado es una actitud a largo plazo. Es una actitud de toda tu vida, con sus altibajos. Y hay que entrenarlo, sí.
-En tu libro también nos hablas de perfección. ¿Es el perfeccionismo un enemigo natural de la motivación?
Pues sí, porque al final nada es perfecto. Entonces, si buscas la perfección… Es un camino difícil y peligroso. Porque no hay nada perfecto. Ni física, ni estética, ni moralmente. Nadie es perfecto.
Por ejemplo, yo soy un payaso y el payaso funciona de manera imperfecta. Ponga estos fracasos en escena para que la gente se vea reflejada en ellos. Y bajé de peso. Y él se ríe. Después de todo, el humor hace mucho eso. Verás, refleja los problemas que le pasan a la gente a diario, pero lo dice un humorista, un cómico, un payaso, un payaso, y le quita peso. Y lo ves y dices: «Ah, bueno, eso es verdad. No es tan malo».
¡Qué horror ser perfecto! Aparte de eso, es imposible. Es un poco horrible fingir. ¡Viva la imperfección!
Sé perfecto… ¡Dios! No estaría con alguien que fuera perfecto. Esto me horroriza. Callarse la boca. ¡Viva el fracaso, el error, el golpe!
-¿Necesitamos poner más payasos en nuestras vidas?
Hay que utilizar payasos, eso sí. Yo defiendo la palabra payaso, que es muy bonita, es bonita, y se ve como un insulto. Me rebelo porque me preguntan a qué me dedico y me gusta la palabra payaso. Es el que más engloba lo que hago. Me encanta la palabra payaso.
-Para ti, ¿cuál es el secreto de la felicidad?
Creo que el secreto de la felicidad es, para empezar, no intentar encontrarla porque sí. Porque no es algo que encontrarás debajo del sofá o abriendo un cajón. Es un cálculo de muchas pequeñas cosas.
Por un lado, no pierdas de vista a tu niño interior. Mira con atención desde pequeño, porque cuanto antes tengas una idea clara, mejor. Mira qué te gusta hacer, qué cosas te gustan, qué cosas te hacen bailar. E intenta hacerlo si te conviene. Detente ahí. Si no puedes, haz lo siguiente que prefieras. Porque quizás no puedas ser astronauta, pero sí puedes ser bombero. Y si no, no importa lo que venga después. Porque para trabajar hay que trabajar, así que al menos es en algo que te encanta, para que puedas levantarte por la mañana con ganas de hacerlo. Y entonces vendrá la felicidad.
El resto viene. Conoces a alguien, formas una familia, estudias cosas nuevas. Y es que tu disco duro interno está en paz consigo mismo, por lo que verás todo en un color más bonito.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí