Hidrógeno verde: la difícil consolidación de una alternativa
El hidrógeno verde forma parte del panorama del sector energético desde hace años. Pero desde su irrupción en el mercado en 2021 no ha alcanzado el nivel de competitividad del resto de energías renovables, lo que frena su desarrollo industrial por su baja rentabilidad. Todo ello, pese al impulso recibido hasta ahora de las inversiones privadas y de diversas políticas públicas y subvenciones.
La singularidad de este gas radica en que puede almacenarse y transportarse, pero para llevar a cabo su refinado se necesita mucha energía y tecnología para que no ocupe grandes volúmenes de espacio. «Hay que encontrar su lugar, teniendo en cuenta que cada fuente renovable tiene sus características de producción, almacenamiento y transporte», afirma Silvia Sanjoaquín, directora de Desarrollo de Negocio de Gases Renovables de Naturgy, quien también destaca que «todo vale, todo es ineficiente en costes, y si queremos tener una transición eficiente, tenemos que plantearnos qué energía renovable conviene diseñar en función de sus características y usos finales a los que está destinada.
Aplicaciones
Dentro del sector del transporte, el hidrógeno es una opción muy viable porque pesa menos que los combustibles convencionales y sus tiempos de recarga son similares al diésel. Es una buena opción para el transporte de mercancías a larga distancia, como trenes, barcos y aviones, para los que también se baraja el uso de biocombustibles. De hecho, dentro de este sector ya existen multitud de soluciones, y de cara a los próximos años está cada vez más claro qué aplicaciones utilizarán hidrógeno, qué baterías eléctricas y qué biocombustibles u otras tecnologías.
[[QUOTE:PULL|||Las grandes compañías están abordando proyectos de hidrógeno y sus derivados]]
Pero hay toda una serie de desafíos que superar. Hoy en día, el precio del hidrógeno verde está muy por encima del de los combustibles fósiles al que sustituye. Aún no es una tecnología madura, y su implementación, aunque vaya acompañada de medidas de incentivo, supondrá inevitablemente un sobrecoste que acabará pagando los consumidores y las empresas implicadas.
Hasta la fecha no hay experiencia en la operación o mantenimiento de grandes plantas, afirma Silvia Sanjoaquín, a lo que se suma que los costos de producción se disparan para las plantas con regímenes de operación continuos, y en aquellos casos en los que no hay energías renovables en el mercado. sitio.
Referencia de precio
Migbas se ha propuesto contribuir al desarrollo de los gases renovables creando un grupo de trabajo en el que estén involucrados los principales actores del sector, con el objetivo de obtener un índice de precios del hidrógeno verde a finales de este año. Su presidente, Raúl Yunta Huete, afirma que «esta referencia de precios, basada en costes, se actualizará, ya que permitirá seguir su evolución y permitirá adaptarse a los cambios que se vayan produciendo».
[[QUOTE:PULL|||Migbas se ha propuesto obtener un índice de precios del hidrógeno verde para finales de este año]]
Para el Mercado Ibérico del Gas era necesario partir de una metodología inicial basada en costes que tuviera en cuenta lo que supone producirlo y lo que se está dispuesto a pagar. Una vez que el mercado se desarrolle, contará con una metodología “value-based”, es decir, basada en las variaciones de precios que se van dando en el mercado, lo que permitirá precios basados en transacciones reales que tienden a bajar.
Migbas, junto con DH2 Energy, ha lanzado la primera subasta de hidrógeno renovable en el mercado ibérico para la adquisición de la producción de la planta Hysencia de DH2 Energy, ubicada en Aragón y que se espera que esté operativa en el primer semestre de 2027. El proyecto tendrá una capacidad de electrólisis de 35MW, una potencia fotovoltaica de 49MWp y una conexión a red de 10MW. «Es un hito importante», destaca Raúl Yunta, quien añade que «confiamos en su éxito, ya que este tipo de iniciativas son las que contribuyen a sentar las bases de un mercado del hidrógeno renovable que impulse la descarbonización».
Previsiones
El objetivo es convertir toda la producción mundial de hidrógeno en energía renovable y aumentarla. Los organismos internacionales coinciden en que ésta será la tecnología más instalada y utilizada en el futuro, y por eso el mercado actual de electrolizadores e hidrógeno renovable es una industria burbujeante, con tasas de crecimiento anual de dos dígitos.
Las grandes empresas, en términos generales, están abordando proyectos que contemplan el hidrógeno y sus derivados. Es el caso de Naturgy, que destaca con el metano sintético, cuyo principal beneficio es el ahorro en transporte y distribución de hidrógeno al utilizar una infraestructura ya existente, así como el ahorro de costes al sustituir equipos de consumo. Destacan sus proyectos Meirama y La Robla. El primero de ellos, desarrollado junto a Repsol y Reganosa, tiene una potencia inicial de 30 MW y será capaz de producir hasta 4.500 toneladas de hidrógeno al año, alcanzando en su fase final los 200 MW. Por su parte, la planta de Robla, en desarrollo junto a Enagás Renovables, tiene una potencia inicial de 280 MW y será capaz de producir hasta 40.000 toneladas de hidrógeno al año.
Producción
Se espera que en 2030 el hidrógeno verde aumente desde el 2% actual hasta entre el 8% y el 24% de todo el consumo de energía primaria y, por tanto, el sector del hidrógeno siga en la senda del crecimiento. Ya hay muchos proyectos para refinerías, empresas de fertilizantes y siderúrgicas que buscan cómo utilizarlo en sus procesos. Lo que está por ver es si el crecimiento en volumen será del 50% o del 1.000% como predicen los organismos internacionales.
El mercado madura pero el marco regulatorio sigue poco desarrollado, lo que genera incertidumbre en proyectos de alta inversión. A medio plazo se materializarán los que están en desarrollo, y a más largo plazo se escalarán los llamados valles del hidrógeno con los que se podrá aprovechar la economía a escala.
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