Economia

Ignacio Marco-Gardoqui: Vuelta al refugio

Ignacio Marco-Gardoqui: Vuelta al refugio
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  • Publishedenero 22, 2025



Hace siete años, el Banco de Sabadell decidió abandonar Cataluña para escapar de una triple amenaza. Se trataba de frenar la sangría de yacimientos que amenaza su estabilidad, escapar del ambiente tóxico creado por los ‘ensueños’ –dijo el Tribunal Supremo–, los independentistas y no perder el paraguas regulatorio y protector del Banco Central Europeo que sería eliminado si estos sueños se hicieran realidad.

Ahora, el banco ha decidido desandar su camino y volver al refugio. ¿Por qué motivos? ¿Tanto han cambiado las condiciones que motivaron su salida? Eso es discutible. Por un lado, es evidente que Cataluña ha normalizado la convivencia, ya no hay barricadas quemadas en la plaza Urquinaona, ni se celebran referendos ilegales, el PSC se sienta en el Palau Sant Jordi y el PSOE le sigue en Moncloa. Pero, aparte de su coste en términos de concesiones arbitrarias, queda un largo camino por recorrer para garantizar que la situación se normalice. Puigdemont sigue huyendo y asilvestrado, apoyando al Gobierno central con la enorme inestabilidad con la que los equilibristas sostienen las placas giratorias y la ANC decía a finales de año que «una guerra civil es una hipótesis legítima y loable». Legítimo y loable, sigue siendo un magnífico ejemplo de la normalización prevista. Por el contrario, Caixa no parece ver la situación del mismo modo, mantiene su sede en Baleares y la del banco en Valencia y no tiene claro que regresar a Cataluña sea una de sus prioridades actuales.

Entonces, ¿Cómo explica el movimiento de Sabadell? Pues así, una retirada hacia el refugio que representa el paraguas de Junts, que es el partido que puede hacer descarrilar el Gobierno de Sánchez y por eso es el que tiene mayor capacidad de influencia en él.

Los vientos actuales indican que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) no es capaz de encontrar motivos suficientes para prohibir la fusión y que los cambios que pueda obligar a introducir en la operación se salvarán con los famosos ‘remedios, perfectamente aceptables, sin perjuicio de su interés. También se da por hecho que la CNMV hará lo que hace la CNMC.

Así, con todas las aprobaciones técnicas extranjeras confirmadas –el BCE, el regulador italiano, el británico– y nacionales –las supuestas y esperadas de la CNMC y la CNMV–, a Sabadell sólo le quedan dos posibles aliados. Uno, sus accionistas, que serán determinantes para aceptar o rechazar la oferta y, dos, el refugio político de los dos gobiernos, condicionado y apoyado por los independentistas. A la primera tendrá que convencerla con datos y a la segunda se le ofrecerá volver al redil del que huyó aterrorizada hace siete años. No es una señal de confianza en su posición, más bien suena como debilidad en sus fuerzas.



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