Irak vota en unas elecciones parlamentarias marcadas por la apatía y la baja participación
Irak celebra este martes unas elecciones parlamentarias marcadas por una apatía generalizada y una participación que se estima en mínimos históricos, según varios sondeos y expertos. Ambos señalan una probable reelección del actual primer ministro, Mohammed Shia al Sudani, que ha conseguido dejar atrás los peores años de violencia y tensión sectaria en el país árabe, a pesar del enorme poder que han cosechado las milicias proiranís, convertidas ahora en grupos mafiosos y de extorsión.
[–>[–>[–>No se prevé, sin embargo, una mayoría clara para el partido de Al Sudani, que tendrá que negociar el nuevo Ejecutivo —llegó al poder en 2022— en un plazo máximo de 30 días, algo complicado en un Irak fragmentado, con varios partidos representando facciones militares y de poder enfrentadas entre sí. Estas elecciones, así, son vistas por una gran parte de la población con un enorme desinterés.
[–> [–>[–>El ganador de las últimas elecciones de 2021, el influyente clérigo chií Muqtada al Sadr, ha llamado al boicot electoral. Se espera una participación en mínimos históricos. Al Sadr fue marginado por todas las demás formaciones, que en esos comicios pactaron entregar el poder a un Al Sudani poco conocido dentro de la sociedad iraquí.
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El sistema político iraquí estipula —como en el Líbano— una división de poderes entre los varios grupos que conforman el país: el primer ministro, quien controla el poder ejecutivo, debe ser de la mayoría chií, mientras que el presidente del Parlamento debe ser suní y la presidencia, una posición más representativa que política, debe ser para un kurdo. Los resultados de las elecciones de este martes no son esperados hasta finales de esta semana.
[–>[–>[–>«Para los 21 millones de votantes registrados de Irak, estas elecciones harán poco o nada más que dar legitimidad al orden político de siempre. Los resultados no llevarán a ningún cambio dramático al mapa político iraquí», ha explicado a la agencia Reuters el analista Ahmed Yunis.
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Entre dos aguas
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El ejecutivo que salga victorioso tras estos comicios tendrá la ardua y a veces imposible tarea de mantener sus equilibrios y relaciones, a la vez, con Estados Unidos e Irán, dos países cada vez más separados y enfrentados, sobre todo tras la guerra de 12 días de junio de este año entre Teherán e Israel, en la que Washington también participó.
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[–>Desde entonces, Irán se ha negado a volver a la mesa de negociaciones con la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, para conseguir un acuerdo nuclear que impida que el país persa desarrolle su propia bomba atómica.
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Sudani ha conseguido, durante los últimos meses, mantener a su país alejado de este conflicto y de las guerras de Israel contra los aliados y milicias iranís en toda la región, desde el Yemen hasta el Líbano, Siria y Palestina.
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