la Administración Trump fuerza una caída de 5.500 millones tras el veto de sus chips en China

El gigante tecnológico Nvidia ha comunicado este martes a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) que prevé un impacto negativo de hasta 5.500 millones de dólares (unos 4.838 millones de euros) en sus resultados del primer trimestre fiscal. La razón: la nueva política del Gobierno de Donald Trump que restringe la exportación de chips de alto rendimiento a China.
Según el comunicado remitido al regulador bursátil, la Administración estadounidense informó a la empresa el pasado 9 de abril de la entrada en vigor de un requisito de licencia para la venta a China —incluyendo Hong Kong y Macao— de sus procesadores H20, considerados clave para tareas de computación avanzada como inteligencia artificial y supercomputación.
Esta medida se extiende también a cualquier chip que alcance niveles similares de ancho de banda de memoria o interconexión, lo que limita considerablemente el margen de maniobra comercial de Nvidia en uno de sus principales mercados internacionales.
El Ejecutivo de Trump justifica esta exigencia con motivos de seguridad nacional, argumentando el potencial uso de estos chips en centros de supercomputación en China o su posible desvío hacia ellos. Un mensaje claro en la escalada tecnológica que vive la relación entre Washington y Pekín.
Aún más preocupante para la compañía es que, según ha confirmado Nvidia, el 14 de abril fue notificada de que estas restricciones no tienen una duración limitada, sino que se aplicarán «por tiempo indefinido», lo que genera incertidumbre estructural sobre sus operaciones en el gigante asiático.
Como consecuencia directa, Nvidia contabilizará un ajuste contable por valor de hasta 5.500 millones de dólares relacionados con inventario, compromisos de compra y reservas asociadas a los chips H20.
La reacción del mercado no se hizo esperar: tras cerrar la sesión del martes con ligeras subidas, las acciones de Nvidia cayeron un 6,3% en el mercado ‘after hours’, reflejando la preocupación de los inversores por el futuro de su negocio en Asia.
Este nuevo revés para Nvidia se produce en un contexto ya tenso para la industria tecnológica estadounidense, que desde hace meses lidia con el endurecimiento de las políticas de exportación bajo la actual administración. El veto a los chips de alto rendimiento no solo tiene un alto coste financiero, sino que añade presión a una compañía que ha sido protagonista del auge de la inteligencia artificial y los semiconductores de última generación.
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