La Asamblea Nacional francesa tumba al Gobierno de Bayrou, el cuarto que cae en esta legislatura
Francia ve caer a su cuarto Gobierno de la presente legislatura. La Asamblea Nacional ha rechazado la moción de confianza al primer ministro François Bayrou por 374 votos en contra de su continuidad y 194 a favor, dejando a Francia de nuevo sin ejecutivo y sumida en un espiral de inestabilidad política.
«Damas y caballeros del parlamento, ustedes tienen el poder de derrocar al gobierno, pero no tienen el poder de borrar la realidad”, afirmó el jefe de Gobierno durante su último discurso frente al hemiciclo parlamentario.
François Bayrou llegó al Palacio de Matignon hace nueve meses cogiendo el relevo de Michel Barnier, quien ostentaba el récord de primer ministro más fugaz de la Vª República. Su mandato ya empezó bajo la amenaza de la censura; sin embargo, consiguió sortear varias mociones hasta este julio, tras la presentación de su plan presupuestario de 2026 con el que pretendía reducir la deuda francesa de 44.000 millones de euros, mediante importantes recortes en el sector público.
Tras semanas de intentos fallidos por alcanzar un acuerdo con los partidos de la oposición, y de reiterados llamados a la “responsabilidad política” ante el frágil momento económico que atraviesa Francia, Bayrou tomó la iniciativa de enfrentarse a una moción de confianza frente a la Asamblea Nacional. “Es un verdadero tiro en el pie”, criticaron algunos politólogos.
Su plan no funcionó, y para sorpresa de nadie, François Bayrou se marcha este lunes del Palacio de Matignon con unos índices de impopularidad históricos. Sólo un 15% de los franceses se mostraban favorables a su continuidad. Ni siquiera, el ya ex primer ministro contaba con el apoyo unánime de su propio bando político para salir airoso de esta votación. Motivo por el cual, desde hace semanas la pregunta en Francia dejó de centrarse en su derrota, sino en qué pasará después: ¿Macron optará por la disolución de la Asamblea Nacional, o por el contrario, nombrará rápidamente a un nuevo primer ministro?
Ambos escenarios no están exentos de riesgo. En el caso de enfrentarse a un adelanto electoral, el partido ultraderechista de Marine Le Pen, fuerte en los sondeos, sería el gran beneficiado a tan sólo año y medio de los comicios presidenciales. “La disolución no es una opción, sino una obligación. (…) Sin disolución, Emmanuel Macron bloqueará el país”, insistía este lunes Marine Le Pen.
Si, en cambio, Macron opta por designar a un nuevo jefe de Gobierno, el presidente deberá sucumbir a las peticiones de la izquierda, que le obligarían a reducir considerablemente su objetivo presupuestario.
El tiempo juega en contra de Macron
El presidente es consciente de que, tras la caída de su tercer jefe de Gobierno en menos de dos años, perder tiempo juega en su contra. Por ello, este mismo lunes por la noche convocó en el Palacio del Elíseo a la presidenta de la Asamblea Nacional, Yael Braun Pivet, como ya hizo el pasado viernes con el presidente del Senado, Gérard Larcher.
Con la salida de Bayrou, el foco mediático ahora se traslada al Elíseo, y las tertulias especulan sobre cuál será el próximo movimiento del presidente Macron, quien se espera que se dirija a la nación este martes 9 de septiembre. Ese mismo día, la izquierda presentará una moción de destitución en su contra, que se votará en las próximas semanas.
“Solo hay un responsable de la crisis, la debacle, el desorden en nuestro país: el presidente de la República y, con él, sus seguidores ciegos, de los cuales usted, señor primer ministro, es el primer apóstol”, criticó durante este lunes el socialista, Boris Vallaud.
Francia “adicta a la deuda”
“Gastamos, pero nunca volvemos atrás. Se ha convertido en un reflejo y, peor aún, en una adicción. Los gastos ordinarios del país, los gastos de nuestra vida diaria, los de los servicios públicos, las pensiones, el pago de las cotizaciones a la seguridad social, nos hemos acostumbrado a financiarlos con crédito», reprochó Bayrou antes de la votación, recordando a la Asamblea la necesidad de aprobar “unos presupuestos cuanto antes”.
El adiós de Bayrou no sólo deja a Francia sin gobierno una vez más, también supone la caída del impopular plan presupuestario, acentuando el distanciamiento de los tipos de interés de Francia sobre otros países europeos, y generando una gran incomodidad a los inversores. En marzo, la agencia Fitch ya advirtió que degradaría la calificación de la deuda soberana de Francia si no lograba aplicar un «plan creíble» que permita reducirla a medio plazo.
“La situación financiera actual de Francia es más que preocupante”, aseguró Paul Christophe, presidente del grupo Horizons & Indépendants, quien subrayó que, “el tiempo que el país pierda hoy, lo pagará mañana”.
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