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La batalla diaria de un panadero para que el aumento de precios no acabe con su negocio familiar: «Todo sube»

La batalla diaria de un panadero para que el aumento de precios no acabe con su negocio familiar: «Todo sube»
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  • Publisheddiciembre 12, 2025



Pasteles, tartas y otros dulces se han convertido una comida cada vez más caraalgo que notamos especialmente ahora que se acerca la Navidad.

Una tarta es el ejemplo perfecto del ascenso que sufrimos durante 5 años. Sus ingredientes cuestan más debido a las guerras. Por ejemplo, la harina aumenta más del 45%. Por su parte, los precios del petróleo suben casi un 55% debido al cambio climático. Mientras tanto, la leche supera el 50% por los costes de producción y los huevos, por enfermedades animales, se encarecen casi un 80%.

«Esta es una tormenta perfecta que perjudica a los niños pequeños y medianos. Cuando hablamos de alimentación es muy importante distinguir entre pequeños y medianos productores,distribuidores y grandes empresas. Esto se llama oligopolio alimentario», explica Adrià Rodríguez, investigador del Instituto de Investigaciones Urbanas de Barcelona (IDRA).

Entre los pequeños pasteleros de toda la vida se encuentra Marcial, conocido como Lito, propietario de la pastelería Grela en Cerceda, A Coruña. Su vida es una batalla diaria para que el aumento de precios no se los lleve por delante su negocio familiar.

«La panadería la fundaron mis abuelos en 1949. Le siguió mi padre y ahora soy la tercera generación», explica.

A la interminable lista de todo lo que necesitas para trabajar, y que cada vez es más cara, hay que añadir un ingrediente que no añades a tu repostería pero que también pagas: la energía.

«Teníamos taller en Coruña. A raíz de la crisis de Ucrania, subida de carburantes, gases… tuvimos que salir del taller. Las furgonetas de reparto son iguales, ahora el diésel rondaba los cuarenta y tantos, antes rondaba el 1,15 euros», destaca, señalando que «Todo sube».

Ante este escenario, Lito, si quiere que su pastelería sobreviva debe dejar de hacer ciertos dulces. “Antes hacíamos algunos turrones, pero por la cantidad de costes he dejado de hacerlos”, admite.

Además, También se ve obligado a subir el precio para los clientes.. «Desde principios de año no he subido ningún precio de ningún producto. Si no lo subo tendría que cerrar. No podría mantener a los empleados, ni mantener el alquiler del local, ni pagar las facturas», explica, añadiendo que es un negocio y tiene que llegar a fin de mes y sacar «las cuentas».

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