La defensa antiaérea de Ucrania aguanta con dificultades los ataques nocturnos de Rusia
La noche del miércoles al jueves, Rusia lanzó ocho misiles y 363 drones contra Ucrania, de los cuales las fuerzas de defensa ucranianas lograron interceptar seis y 359, respectivamente. El ataque aéreo fue mayoritariamente repelido gracias a la aviación, las unidades de misiles antiaéreos, dispositivos de guerra electrónica, sistemas no tripulados y grupos de fuego móviles de las Fuerzas de Defensa de Ucrania.
Este es solo uno más de los ataques de enjambre que viene utilizando Rusia en los compases actuales de la guerra, caracterizados por los lanzamientos de Drones Shahed —de fabricación iraní— acompañados de mísiles de crucero Kalibr y misiles aerobalísticos Kh-47 M2 Kinzhal. El 22, 17115 y 1 de junio se reportaron ataques de escala similar.
En lo que va de mes, Rusia ha empleado una cifra récord de más de 4500 drones, y cerca de 50.000 desde el inicio de la invasión, según constata la Fuerza Aérea ucraniana. Estos dispositivos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés) incluyen tanto los ya mencionados Shaded como réplicas que actúan como señuelos para confundir y abrumar a las defensas antiaéreas. Estos ataques no solo van dirigidos al ejército y a sus dependencias militares o energéticas, sino que, según han reportado diferentes medios, se están dando ataques en las propias ciudades y a sus infraestructuras civiles, a pesar de que la mayoría son repelidos.
¿Cómo se defiende Ucrania?
Cuesta imaginar cómo un ejército puede interceptar drones que alcanzan hasta 480 kilómetros por hora o misiles balísticos que superan diez veces la velocidad del sonido. Hasta ahora, el método más común ha sido el uso de misiles tierra-aire (SAM, por sus siglas en inglés), en su mayoría los Patriotde fabricación estadounidense, junto con los IRIS-T y SAMP/T, de origen europeo.
El ejército ruso parece cada vez más cómodo en esta nueva forma de guerra, reduciendo el uso de misiles en favor de los drones, mucho más baratos de producir. Para Ucrania, lanzar misiles antiaéreos supone un coste demasiado elevado, y sus reservas están prácticamente agotadas. En definitiva, Ucrania gasta mucho más en defenderse de lo que gasta Rusia en atacar.
Drones interceptores, guerra electrónica y sistemas móviles
Además de los SAM, Ucrania está diversificando los métodos de defensa de su espacio aéreo a través de drones interceptores con capacidad de perseguir y destruir a los Shaheds en pleno vuelo; sistemas de guerra electrónica que inutilizan buena parte de los drones lanzados diariamente; y como innovación más reciente, sistemas que emplean inteligencia artificial para detectar, apuntar y neutralizar drones, como los llamados Sky Sentinel.
El comandante en jefe del ejército ucraniano, Oleksandr Sirski, aseguró a la agencia EFE que sus sistemas defensivos logran interceptar aproximadamente el 82% de los ataques, una cifra en descenso si se tiene en cuenta que a principios de año era del 97%.
La escasez y el alto coste han llevado a la popularización de los llamados grupos móviles de fuego: soldados equipados con vehículos ligeros y armamento antiaéreo de corto alcance. El propio general Sirski estimó en un 40% la eficacia de estos grupos en la intercepción de drones.
Innovación o derrota
El ritmo estajanovista que está adoptando Rusia en cuanto a la producción y desarrollo de drones obliga Ucrania a actualizar constantemente sus sistemas de intercepción, ya que, de lo contrario, se volverán ineficaces. Cabe recordar que, hace poco más de un año, Ucrania anunció la creación de su primera unidad autónoma especializada en sistemas no tripulados: las Fuerzas de Sistemas No Tripulados.
El objetivo primordial es reducir costes mediante sistemas más baratos de fabricar y mantener que los misiles convencionales. En esta guerra moderna, las capacidades defensivas de los drones ucranianos son considerablemente menores —hasta seis veces— que las de su adversario, así que será la capacidad de adaptación de esta unidad a la nueva dimensión de los ataques nocturnos rusos la que determinará el devenir y la resistencia de Kiev.
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