La derecha chilena, a un paso de La Moneda
Después de unas elecciones presidenciales que alcanzaron un récord histórico de participación, Chile amaneció con una resaca electoral que reveló la profunda polarización del país. El día siguiente trajo consigo un escenario político tan incierto como sin precedentes.
Con el 100% de las mesas escrutadas y luego de una jornada ejemplar en materia de movilización ciudadana, la comunista Jeannette Jara se consolidó como ganadora de la primera vuelta (26,85%), aunque con un flujo de votos muy por debajo de las aspiraciones del oficialismo.
Unos puntos atrás, con el 23,92% se mantuvo el ultraconservador José Antonio Kast, estableciendo así una segunda ronda llena de desafíos y negociaciones contrarreloj.
La resaca electoral no deja lugar a celebraciones absolutas ni a derrotas contundentes. Ambos candidatos son conscientes de que, si bien el resultado general marca una tendencia hacia la derecha, nada garantiza aún el control de La Moneda. Lo que viene es un mes de intenso trabajo, acuerdos estratégicos y una campaña enfocada a convencer a quienes aún tienen dudas.
La gran sorpresa del día fue la irrupción de Franco Parisi y del Partido Popular, que alcanzó cerca del 20% de los votos. Este desempeño desplazó a Johannes Kaiser y Evelyn Matthei –quienes partían como favoritos en importantes sectores de la derecha– a posiciones secundarias, con 13,9% y 12,4% respectivamente.
El resultado dejó a Parisi en un papel decisivo en la negociación de su apoyo, especialmente con Jara, quien necesita urgentemente esos votos para mantener vivas sus opciones presidenciales.
El voto obligatorio fue clave
El impacto del regreso al voto obligatorio no pasó desapercibido. La participación ascendió al 85,8% del padrón electoral, es decir, más de 13,4 millones de ciudadanos acudieron a las urnas, en un cambio sustancial respecto al 54% que se registró en las elecciones presidenciales de 2021.
A nivel parlamentario, la tendencia fue igualmente elocuente: Tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, la derecha logró avances considerables. En la cámara alta alcanzó 25 escaños (de 50) y en la baja, 76 (de 155), lo que le otorga importantes ventajas para impulsar proyectos que reorienten el país.
El presidente Gabriel Boric, consciente de la magnitud del desafío que representaban estas elecciones y líder de un gobierno marcado por el desgaste y la desaprobación (actualmente alrededor del 30%), felicitó a Jara y Kast, destacando que Chile pudo “celebrar la solidez, la confianza y el funcionamiento efectivo de sus procesos electorales”. Aseguró que Chile tiene una “democracia sana, una democracia robusta”.
Finalmente, el presidente deseó éxito ambos candidatos que avanzaron a la segunda vuelta y, en su calidad de Jefe de Estado, los llamó a realizar un debate “con alta visión, pensando siempre en lo mejor para Chile”.
Parisi, el nuevo árbitro de la política chilena, terminó en inmejorable posición con el tercer lugar con un 19,4% de votos y una base militante heterogénea, especialmente fuerte en las regiones mineras del norte del país. Su partido, el PDG, tendrá ahora un mes para negociar la orientación de su apoyo y posibles acuerdos para la segunda vuelta.
El político suspendió su apoyo en la segunda vuelta y llamó a Kast y Jara a «ganarse los votos en la calle», declaró.
Desde la sede del Partido Republicano, Kast celebró su paso a segunda vuelta como la confirmación de una corriente de derecha en la sociedad chilena. Sin embargo, el estrecho margen y la suma de votos de izquierda y centro obligan a ser cautelosos. Por su parte, Jara, lejos de proclamar una pronta victoria, agradeció la confianza de los electores y llamó a cuidar la democracia. “Nos costó mucho recuperarlo para que hoy esté en riesgo”, comentó Jara, subrayando la importancia de preservar el sistema democrático de cara a la segunda vuelta.
Desafíos
El oficialismo liderado por Jara y con Boric aún en La Moneda enfrenta un escenario de máxima presión y fragmentación, sin mayoría garantizada ni posibilidades claras de llegar a un acuerdo con los grandes perdedores del espectro progresista. Contrario, Las fuerzas de Kast aspiran a capitalizar el descontento, pero dependen en gran medida de una articulación efectiva con los votantes de Kaiser y Matthei. además del bloque parisino, cuya independencia y pragmatismo los hace impredecibles.
El próximo mes será crucial. Tanto Jara como Kast deben redefinir sus estrategias, ampliar su oferta programática y tender puentes hacia el “votante bisagra”. Al mismo tiempo, la sociedad civil y los actores económicos están observando de cerca los gestos de ambos bloques hacia la moderación o, en caso contrario, hacia una polarización permanente.
La segunda vuelta, prevista para el domingo 14 de diciembre, no sólo definirá el nombre del próximo presidente de Chile, sino también el rumbo institucional y político de un país que, después de varios años de convulsión y reformas, enfrenta la encrucijada más decisiva de su historia democrática reciente.
La tarea pendiente no es menor: reconstruir el consenso, restaurar la confianza en la política y canalizar el impulso participativo hacia soluciones estables y legítimas, que levantarán al país tras años de desórdenes sociales y económicos desde el Estallido Social de 2019.
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