La doble limpieza que ha cambiado mi piel: el gel de cara que mejor funciona
La doble limpieza del rostro es bien conocida como el paso imprescindible en cualquier rutina de belleza. Es una forma de promover la higiene de la piel que nació en Asia, en particular en Corea del Sur, y que asegura una limpieza profunda luego recibir otros productos cosméticos.
Para ello basta con utilizar dos limpiadores -en lugar de uno- para poder eliminar todas estas impurezas que se acumulan a lo largo del día. Primero con un producto en base aceite para eliminar las partículas solubles en aceite, luego con otro en formato agua para eliminar el resto de partículas de suciedad.
¿Para qué sirve la doble limpieza?
Su secreto es tratar las impurezas de la piel por separado, consiguiendo así una limpieza profunda que respeta al máximo el manto hidrolipídico. E incluso si eso significa agregar un paso extra a tu tratamiento, los resultados siempre son mucho más efectivos.
Y obtenemos así una tez más sana, con una textura muy oxigenada, luminosa, homogénea y con menos imperfecciones y puntos negros. Así lo confirma Pilar Gaudí, facialista con amplia experiencia y directora de los centros Nina Merli: “Una buena rutina de higiene facial mejora su aspecto, unifica su textura y mantiene el rostro libre de granos, manchas, arrugas o impurezas. Además, combate el aspecto apagado o cansado que en ocasiones mostramos, devolviéndonos la luminosidad y vitalidad.»
Y la eterna pregunta: ¿se pueden aplicar aceites limpiadores a las pieles grasas? “Un limpiador a base de aceite no es incompatible con la piel grasaeliminará el exceso de sebo y suciedad que obstruyen los poros y minimizará su tamaño, mostrando una textura más afinada”, explica la experta.
La doble limpieza también es adecuada para pieles grasas.
Por otro lado, asegura que “piel ligeramente más sensible o reactiva “No deben tener miedo a las rutinas de limpieza profunda, no deben estar asociadas a ningún proceso severo en la piel ni nada similar, no causa enrojecimiento ni irritación”. En definitiva, la doble limpieza es para todos, sea cual sea el estado de tu piel.
¿Qué limpiador facial elegir?
A la hora de elegir los productos con los que realizar esta limpieza, Pilar Gaudí comenta que deben contener, a ser posible, Prebióticos, antioxidantes e ingredientes activos que estimulan y fortalecen la barrera natural de la piel.protegiéndolo de agresiones externas.
Y un muy buen ejemplo es La experta en limpieza de Germanine de Capucciniun gel ultrasuave de textura evolutiva que se transforma al contacto con el agua en una espuma rica y cremosa, eliminando eficazmente las impurezas, el sebo y el maquillaje sin resecar ni alterar la barrera cutánea.
Su fórmula con un 86% ingredientes de origen natural Combina tensioactivos suaves con extracto de avena, conocido por su acción calmante, antioxidante y prebiótica. Cuesta 29,90 euros y es perfecto para combinar con el Bálsamo Limpiador Nutritivo, de la misma gama.
De textura solidaes un limpiador que se transforma en un aceite sedoso al contacto con la piel, disolviendo sin esfuerzo el maquillaje, el protector solar y las impurezas. Nos gusta porque está enriquecido con vitamina E natural y extracto de romero, aporta una acción antioxidante y calmante. Refuerza la barrera cutánea, reduce la pérdida de agua y deja la piel sedosa, confortable y luminosa.
La doble limpieza de Erborian se basa en centella asiática.
Y si el bálsamo no te convence y prefieres un formato líquido más práctico, te recomendamos que pruebes la doble limpieza de erboriano (45,50 euros). Incluye Centella Cleansing Oil, un aceite limpiador muy ligero a base de Centella Asiática que elimina todo el maquillaje, el exceso de grasa y las impurezas, manteniendo la hidratación natural de la piel. Y se acompaña de Centella Cleansing Gel, para limpiar la piel en profundidad.
También es una muy buena apuesta. Set Limpiador Facial Doble Weleda (21,90 euros), que deja la piel suave, flexible y sin sensación de tirantez ni residuos pegajosos. Se acompaña de aceite desmaquillante y limpiador refrescante, que preservan la luminosidad natural de la piel.
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