la empresa murciana que endulza al mundo
Hay un elemento común que, sea cual sea su procedencia, estrato social o manera de ver la vida, comparten todas las personas del mundo: el tiempo. El avance de las agujas del reloj desdibuja el pasado, resta importancia al dolor sufrido, embellece la cotidianeidad, convierte en felicidad los momentos de pequeñas alegrías y hace del primer amor, el único verdadero. Este sentimiento conocido como nostalgia busca devolver al individuo a una etapa en la que fue más feliz -o al menos eso cree- y pocos métodos hay más efectivos que probar los dulces de Fini Golosinas, en este caso.
[–>[–>[–>El mayor productor de regaliz en el mundo tiene ya 54 años de historia. A pesar de su envergadura en la actualidad, sus orígenes son muy humildes. Clara muestra de ello es su nombre, familiar y libre de las estrategias y malabares propios del marketing que hoy se utilizan para denominar a las corporaciones. «Mi padre, Manuel Sánchez Cano, fundó la compañía y le puso el nombre de Fini en honor a mi madre, Josefina Bernal», indica el actual presidente de la entidad, Antonio Andrés Sánchez Bernal.
[–> [–>[–>La firma abrió su primera fábrica en el extranjero en Brasil, en el año 2001. Hoy en día tiene presencia en más de 100 países y se encuentra inmersa en un plan de expansión que aspira a ampliar su alcance global, así como la entrada en nuevos mercados y el refuerzo de su posición en aquellos en los que ya opera.
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Caramelos en su fábrica de Molina de Segura (Murcia). / Economía
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Cuenta con una plantilla de más de 3.900 empleados en todo el mundo. Aunque sea una frase muy repetida a estas alturas, «un gran poder conlleva una gran responsabilidad». Un peso que en ‘la fábrica de dulces’, según comenta su gestor, llevan con mucha «naturalidad». «La clave está en rodearse de un conjunto de trabajadores altamente profesional», añade.
[–>[–>[–>Sus más de 50 años de crecimiento no le han quitado el hambre. De cara al futuro, presentan un plan estratégico que pretende llegar en el año 2028 a los mil millones de euros de facturación. Se trata de doblar, prácticamente, los resultados del sello ahora mismo. «Esta cifra nos plantea un reto apasionante», afirma Sánchez Bernal.
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Además, en el próximo año tienen previsto inaugurar una nueva planta en México que, tal y como informan, les ayudará a conseguir estos objetivos y fortalecerá su presencia en territorio americano. Desde el grupo señalan que la innovación será uno de sus grandes focos de trabajo. Sin embargo, no solo se refieren al I+D para crear nuevos productos, sino también para mejorar el entorno laboral, ser más eficientes y sostenibles.
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Planta de Fini en Molina de Segura (Murcia). / Economía
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El presidente piensa que progresar en este ámbito es más difícil que en el pasado: «Los usuarios son cada vez más exigentes, están mejor informados y tienen gustos y necesidades más variopintas». Considera que la clave está en la «escucha activa» de las tendencias que surgen en todo el mundo y, al mismo tiempo, en saber interiorizarlas y adaptarlas a las necesidades y deseos del consumidor.
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Para que este proceso sea efectivo, es necesario contar con un gran equipo que sea capaz de transformar la información en «productos ganadores» que satisfagan a los clientes. Y aunque parezca evidente, Sánchez Bernal destaca que el primer paso para conseguir todo esto es «querer hacerlo».
[–>[–>[–>Filosofía
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Fini Golosinas no vende dulces y caramelos, vende alegría. Su objetivo como empresa es formar parte de la vida cotidiana de la gente y estar presente en los momentos más felices, hacer de los dulces un vehículo para el disfrute del individuo y mejorar su conexión con los que más quiere. «Esto, para nosotros, lo es todo», remata el administrador de la sociedad.
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La ambición se alza como uno de sus pilares fundamentales; a pesar de haber cumplido innumerables objetivos a lo largo de tantas décadas, el negocio fundado por Manuel Sánchez Cano se enfrenta a grandes y difíciles retos para «llevar nuestro producto y la experiencia Fini a cada vez más gente». No obstante, las ganas ‘por comerse el mundo’ no borran su identidad: «Nacimos como una casa artesanal y familiar, componentes que siguen implícitos de alguna manera en nuestro ADN».
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La constancia y la capacidad de reacción se incluyen en sus políticas corporativas, así como un cierto grado de descaro y atrevimiento. Además del trabajo, otorgan un papel fundamental a la imaginación porque les ayuda a ser diferentes y a no ponerse límites.
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Afirman estar orgullosos de que la sangre molinense y murciana corra por sus venas. «Somos parte de una Región emprendedora, trabajadora y con una gran tradición industrial», destaca Sánchez Bernal, «todo lo que contribuya a que Murcia tenga presencia en el escenario internacional nos satisface». El mejor ejemplo del arraigo de Fini con la Región y Molina de Segura es que la primera fábrica y una parte importante del personal permanece, aún hoy en día, en el municipio de la comarca de la Vega Media del Segura.
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