la estrategia del PSOE para borrar a los suyos cuando estalla la corrupción
A veces, en política, la clave no es quién se sienta sobre la mesa, sino que no debería estar allí. Cuando estalló el ‘Koldo, Según ‘El País’Pedro Sánchez reunió su gabinete de crisis para contener la ola expansiva. Entre los convocados estaba Santos Cerdán, su ex secretario de organización, un hombre de su máxima confianza. Lo que nadie imaginó entonces, o tal vez, pero preferían mirar hacia otro lado, es que El propio Cerdán ya estaba siendo observado de cerca por UCO.
Y el detalle es casi una película: Mientras que Cerdán debatió con el resto del núcleo duro cómo administrar Políticamente el escándalo de la mordida y los contratos inflados, los agentes de la Guardia Civil registraron las oficinas de La empresa de construcción de Navarra Servinabar. El hallazgo de llave? Un contrato privado atribuido a Cerdán no menos del 45% de la compañía. Sí, el – ya ex – número tres del PSOE, con participación directa en una de las compañías investigadas para manipular premios públicos.
El caso dio un giro inmediato. Lo que parecía una trama limitada para las cifras de segunda línea comenzó a tocar la cúpula de la fiesta. Y ahí es donde El PSOE activó su mecanismo de defensa favorito: marcar distancias, dibujar perímetros, relaciones geniales. Expresar aislamiento.
Este jueves, El CEO de AccionaTambién salpicado de la investigación, decidió hablar por primera vez. Su explicación fue rápida y quirúrgica: todo se reduce a «un extrabajador que actuó solo». Caso aislado. Tema cerrado. La misma receta que en Ferraz se aplicó con José Luis Ábalos Y ahora repite con Cerdán.
Porque en el PSOE esto es casi protocolo. Cuando la cosa se vuelve fea, el manual está claro: negación, aislamiento, olvido. Ábalos vivía en su propia carne. En febrero de 2024, cuando las tensiones internas en Valencia eran rojos en vivo, Sánchez escribió un mensaje que, Según ‘La Razón’Él dijo: «Pensé que éramos amigos «. Días después, la operación policial contra Koldo y El juego te pide que renuncien tu asiento. No lo hace. Él va al grupo mixto. Y allí, como muchos otros caídos en desgracia, permanece solo. No hay más mensajes. Solo silencio. Castigo. Expulsión diferida.
Lo que luego se vendió como un caso aislado, con el nombre y el apellido (el ‘Caso Ábalos’), Ahora parece repetirse con Santos Cerdán. El entorno de Sánchez se ha limitado a mirar hacia otro lado. El presidente ni siquiera lo menciona. Y sus socios del partido comienzan a hacer malabarismos con su nombre.
María Jesús Monteroactual número dos del PSOE, lo dijo sin parpadear: «Mira, ciertamente no comentaré sobre personas que ya no están en mi grupo». Y con una frase, cErdán pasó de la llave a excomunicero incómodo. Del cerebro electoral a la carga política. De «Battle Brother» a «Persona de la que estás hablando».
Lo que estamos viendo no es solo una parcela de contratos públicos y enriquecimiento privado. Es tambien Un patrón de gestión política. Cuando se quema un nombre, está desconectado. Cuando un amigo cae, se borra. Hoy Cerdán. Ayer Ábalos. Mañana, quién sabe. Lo único seguro es que, en La política del perímetroNadie es esencial. Y que el zorro, si alguna vez se encargó de la gallina, ya está fuera. Aunque el corral continúa temblando.
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