La evolución también evoluciona, no solo los organismos

Las simulaciones por ordenador sugieren que la evolución en sí misma podría estar evolucionando, dependiendo de las presiones ambientales. Según un nuevo estudio, esto significa que no solo los seres vivos cambian con el tiempo y el paso de las generaciones, sino que también los procesos que los modifican mutan continuamente.
Una nueva investigación realizada por especialistas de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, concluye que la eficiencia de los procesos evolutivos a nivel biológico se sustenta en la propia capacidad de la evolución para adaptarse rápidamente, y hacer frente a las nuevas necesidades que plantean los cambios en el ambiente a lo largo del tiempo.
La eficiencia de la evolución
De acuerdo al nuevo estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), la evolución también se adaptaría y modificaría como lo hacen los organismos vivos: esto serviría para explicar, por ejemplo, como los virus o las bacterias se adaptan con tanta rapidez a los antimicrobianos y crean nuevas versiones de sí mismos que se vuelven cada vez más resistentes.
“La vida es extremadamente buena para resolver problemas. Si miras a tu alrededor, hay tanta diversidad biológica con increíbles diferencias, pero todas estas variantes provienen de un ancestro común. Esto es algo realmente sorprendente, sin dudas. ¿Por qué la evolución es tan creativa, eficiente y prolífica? Creo que tal vez esa habilidad es algo que evoluciona por su propia cuenta”, expresó en una nota de prensa el científico Luis Zamán, uno de los autores del estudio.
Progreso permanente: la evolución de la evolución
A través de un conjunto de simulaciones informáticas empleando un modelo computacional especializado, los científicos lograron comprobar que una especie simulada en la investigación podía adaptarse rápidamente a los cambios ambientales y prosperar en múltiples contextos, porque su propia capacidad para evolucionar era la que progresaba en forma acumulativa con el paso del tiempo.
En otras palabras, este organismo modelo no solo evolucionaba para adaptarse a un entorno cambiante, sino que además su propio «talento» para evolucionar avanzaba hacia un nuevo nivel. En consecuencia, al afrontar nuevas variantes a sortear en el entorno ya estaba dotado con mejores herramientas frente a cada nuevo desafío: su capacidad para evolucionar lograba progresar por sí misma, sin dejar atrás las adaptaciones previas.
De esta manera, los investigadores estadounidenses plantean en su estudio que la capacidad de evolución aumenta el potencial futuro de un organismo: una vez que una población ha logrado evolucionar en un aspecto, este progreso no se borra por la evolución futura. Esto implica que la evolución mejora mediante «capas» que se van acumulando, pero no vuelve hacia atrás: cuando llega, lo hace para quedarse definitivamente y seguir optimizando sus capacidades para resolver nuevos problemas.
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