La justicia colombiana condena al expresidente Álvaro Uribe por el delito de soborno y fraude procesal
Colombia ya no es la misma. Después de 57 días de audiencias en los juzgados de Paloquemao en Bogotá, Álvaro Uribe, el hombre más poderoso de Colombia entre 2000 y 2008, ha sido declarado culpable en primera instancia del delito de soborno y fraude procesal. «Álvaro Uribe Vélez es un ciudadano condenado», tituló el diario ´El Espectador` para dar cuenta del impacto político del dictamen de la jueza Sandra Liliana Heredia Aranda. Ella consideró «acreditado» y «más allá de duda razonable» que el líder del Centro Democrático, ofreció a través de furtivos emisarios una serie de beneficios a personas privadas de la libertad para que lo favorecieran en otros procesos que enfrentaba el expresidente en su contra. Se consideró a su vez probada la manipulación de testigos para que vincularan al senador de izquierdas Iván Cepeda con hechos ilegales. Uribe, subrayó, «sabía lo ilícito» de sus comportamientos que afectador «gravemente el bien jurídico de la administración de justicia».
Los alcances de una sentencia cuyo impacto excede por estas horas a Colombia se conocerán recién el próximo viernes. Jaime Granados, el abogado del fundador del Centro Democrático, aseguró que mientras no exista una sentencia en firme «se mantiene incólume la presunción de inocencia» de su cliente. Estados Unidos salió de inmediato en defensa de un aliado histórico. «El único delito del ex presidente colombiano Uribe ha sido luchar incansablemente y defender su patria. La instrumentalización del poder judicial colombiano por parte de jueces radicales ha sentado un precedente preocupante», sostuvo el secretario de Estado, Marco Rubio. El pronunciamiento de Washington provocó la respuesta del presidente Gustavo Petro. «Cualquier mención en contrario de autoridades extranjeras no es sino un ultraje que no permitimos». Petro hizo un llamado a la sociedad a aceptar el fallo emitido por un poder independiente y que tiene instancias de apelación. «El juez ha actuado libremente desde nuestra conducta. Simpatizantes o no del expresidente Uribe, deben respetar esa justicia. Lo demás es la bestialidad. Y Colombia debe ser sabia. Este Gobierno no persigue a nadie por razones políticas, sexuales, de género o religiosas. No presiona a la justicia que es independiente por completo del gobierno».
Una causa con idas y venidas
La condena se palpaba en el aire en las primeras horas de la última audiencia. «El derecho no puede temblar frente al ruido y la justicia no se arrodilla ante el poder», dijo Heredia Aranda y los analistas entendieron de que la sentencia desfavorable estaba a punto de ser comunicada. También hizo alusión a las presiones en su contra y la condición de mujer. «La toga no tiene género, pero sí carácter y cuando una mujer administra justicia lo hace con el mismo rigor o incluso más que cualquier otro funcionario judicial». La Corporación Jueces y Magistrados de Colombia pidió de inmediato la protección de Heredia Aranda para «garantizarle» el «cumplimiento de sus funciones». La causa se activó 11 años atrás cuando Uribe denunció ante el Tribunal Supremo a Cepeda por abuso de la función pública, fraude procesal y calumnia agravada. Cuatro años después, el alto tribunal estimó que la acusación carecía de elementos probatorios y, en un giro que resultó sorprendente, sostuvo que debía ser el exmandatario quien debía responder ante la justicia.
El papel de los testigos
´El Espectador` destacó la contundencia de uno de los testigos convocados por la fiscalía, Juan Guillermo Monsalve, alias Guacharaco, hijo de un antiguo mayordomo de una de las haciendas del expresidente en Antioquia. Monsalve le relató a Cepeda que en esa finca Uribe y su familia supuestamente impulsaron la creación del Bloque Metro, una formación paramilitar de ultraderecha.
El abogado Diego Cadena contactó a Guacharaco en febrero de 2018 para ofrecerle beneficios a cambio de su retractación ante los tribunales. Monsalve grabó aquella conversación con un reloj espía y su contenido fue pieza clave durante todo el proceso. Pudo constatarse además que un viejo amigo de Monsalve, Carlos López, conocido como Caliche, también intentó persuadirlo de que se retracte en nombre de Uribe. Un exparamilitar, Carlos Enrique Vélez, alias Víctor, aportó pruebas relacionadas con una tentativa de soborno de Diego Cadena para que declarara a favor de Uribe.
Las repercusiones internas
Para el portal ´La Silla Vacía` se trata de «un proceso penal inédito contra un expresidente en la historia reciente de Colombia y que aunque dada la polarización poco cambiará la percepción inmediata que ya tienen los colombianos sobre su inocencia o culpabilidad en este caso o sobre su legado, sí tendrá efectos políticos inmediatos». La senadora oficialista María José Pizarro dijo que las mujeres que participaron del juicio «hicieron historia» porque no se dejaron amedrentar. «Un abrazo y mis respetos a mi colega y amigo Iván Cepeda que siguió la verdad y creyó en la justicia hasta el final. Todas las personas que permitieron este fallo deben contar con garantías de protección de sus vidas». Cepeda por su parte enfatizó que «el juicio a Uribe puede ser un punto de inflexión para construir un acuerdo nacional». No es lo que piensa el espectro conservador. La sentencia enervó a la derecha colombiana ha calificado de indignante. La senadora y precandidata presidencial del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, habló de un «fallo de la infamia». A su criterio, «no fue una sentencia» sino «un monumento a la arbitrariedad judicial y la politización de la justicia». La situación, advirtió, «no termina aquí porque vendrá apelación y de ser necesario la casación. El llamado juicio se convirtió en un espectáculo y la sentencia en una vergüenza”.
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