La mina muere matando
La reciente tragedia minera en Cangas del Narcea se produce demasiado pronto después del accidente de Cerredo. Con sólo un puñado de minas abiertas, el hecho de que todavía haya muertes en los pozos confirma el peligro del trabajo minero. Y deja a la población de las zonas afectadas sumida en un sentimiento de embotamiento, una mezcla de dolor e incredulidad. En un sector que se acerca a su fin, los riesgos persisten, quizás incluso más concentrados en explotaciones agrícolas envejecidas o técnicamente complejas. La minería está disminuyendo, pero el peligro no.
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