La opinión sobre el Sporting y el Oviedo: La muerte de Manolete
Dado por finiquitado el mercado invernal 2024-25, llega la hora de hacer balance. Pocas han sido las operaciones a nivel de ¡¡¡Esssspañññaaa!!! que han llamado la atención. Ninguno de los grandes se ha dejado los cuartos (el Barça está en chasis y el Madrid está a otras cosas), y la clase media-baja anda friendo los huevos con saliva. Si es por cuestión de pasta, la Liga de Tebas anda canina, pagando aún el agujero del covid y con las cuentas de los clubes (casi todos, ¿eh?) supervisadas por un montón de hombres de gris que intentan que los de siempre no se desmanden y haya que recurrir al enésimo rescate. Aunque el dinero no da la felicidad ni es garantía de éxito. Y si no, que se lo digan al City de Guardiola, penando en la Premier y esperando a tumbar a los blancos en la eliminatoria de repesca de la nueva Champions.
Mientras, aquí en la madreñina «furbolística», en lo que viene siendo la orilla rojiblanca del Potomac, habrá presentación de Nico Serrano (lo hará ya con una asistencia como sportinguista) y luego valoraciones de David Guerra, presidente ejecutivo. Seguro que habrá que sacar la caja de las medallas, se hayan ganado o no en el campo de batalla. Por lo demás, toque asturiano al juicio por el caso Rubiales. El que fuera el jefe de comunicación de la Federación sacó de sus casillas a la jueza de la Audiencia, que nos está dejando momentos memorables para la historia jurídico-futbolística de este país. El ejecutivo de Pravia trató de meter en cintura a algún letrado/letrada y recibió un par de tirones de orejas por parte de su señoría. Con las togas, aunque estén rellenas de carne humana, no hay bromas, y menos cuando las testificales se alargan y se alargan porque cada abogado inmerso en la causa tiene que justificar ante su cliente la minuta.
También hubo pullita para Luis de la Fuente. El seleccionador pensaba que iba a la Audiencia a hablar de su libro y se quiso hacer un Paco Umbral cuando le preguntaron por su apoyo al honesto Rubiales en aquellos primeros días en los que el muchacho de Motril se encadenó al sillón. La sala de vistas no es una sala de prensa, y el juez, la fiscal y compañía no son ese grupo de plumillas a los que se puede torear con una toalla de playa. Ahora, la fiscalía se plantea empurar al seleccionador por falso testimonio. De la Fuente ya debería saber que en los juzgados españoles se puede entrar para reclamar una factura impagada y salir acusado de haber matado a Manolete. Así que perfil bajo y vuelo por debajo del radar, ¿oyisti, güey?
Suscríbete para continuar leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí