La oposición de Francia amenaza con censurar a Bayrou tras presentar su «inaceptable» plan de recortes
No había pasado ni una hora desde que el primer ministro, François Bayrou, anunciara un plan radical de recortes para acabar con la monstruosa deuda que arrastra Francia, cuando la oposición lanzó su contraataque. Agrupación Nacional y La Francia Insumisa no tardaron en amenazar con presentar una moción de censura, si el Gobierno no daba marcha atrás ante lo que califican como «unos presupuestos inaceptables». «Es aún peor de lo que esperaba, una declaración de guerra al mundo del trabajo», afirmó el ‘insumiso’, Éric Coquerel, al salir de la rueda de prensa.
Los primeros en reaccionar al anuncio fueron los ultraderechistas. La líder de Agrupamiento Nacional, Marine Le Pen, expresó su desaprobación sobre la propuesta de ahorro de 44.000 millones de euros: «Si François Bayrou no revisa su plan, lo censuraremos», advirtió. «Emmanuel Macron y François Bayrou son incapaces de lograr ahorros reales y están pasando factura a los franceses», declaró Le Pen, quien lamentó que el jefe de Gobierno no haya presentado ningún ahorro en el coste de la inmigración ni en las ayudas para las energías renovables.
Desde el otro espectro político, los insumisos también arremetieron contra un plan basado en la «injusticia» y la «destrucción». «Es urgente poner fin al Gobierno de Macron. Bayrou debe irse», declaró en X, Jean-Luc Mélenchon, que exigió la salida de Bayrou, argumentando que los anuncios del primer ministro estaban alimentando una carrera hacia el abismo y que Francia se acercaba a un punto sin retorno.
Condena de los socialistas
No fueron los únicos. Los socialistas condenaron esta propuesta, que según Boris Vallaud, se centra en «ahogar a los que tienen poco y pedir poco a los que tienen mucho, pedir siempre más a quienes tienen poco. (…) No es ni serio, ni eficaz, ni justo», escribió Vallaud en sus redes. Crítica que también apoyó su compañero de partido, Philippe Brun, para quien «las cifras no cuadran».
Para la izquierda, al plan le falta la voluntad de fiscalizar a las grandes fortunas, mientras que para la derecha sobran los supuestos costes que implica la inmigración para Francia. Pero, por increíble que parezca, este proyecto de recortes ha conseguido una unanimidad entre los extremos. Ambos bandos coincidieron en en condenar la eliminación de dos días feriados: el 8 de mayo y el lunes de Pascua, con el objetivo «trabajar más para producir más», según palabras del primer ministro.
«Ningún diputado del partido aceptará esta eliminación», afirmó el presidente de la ultraderecha, Jordan Bardella, calificándola de «provocación» y «un ataque directo a nuestra historia, a nuestras raíces y a la Francia del trabajo».
La misma reacción por parte de la líder sindical de la CGT, Sophie Binet, quien tildó de “muy grave” abolir el 8 de mayo; «No hablamos de cualquier cosa, hablamos de la abolición del 8 de Mayo, Día de la Victoria contra el Nazismo. Mientras la extrema derecha está al borde del poder (…), el primer ministro anuncia que va a abolir el 8 de Mayo”, denunció.
Mientras Bayrou recibe una lluvia de críticas, este miércoles el presidente Emmanuel Macron salió en defensa de su primer ministro, afirmando que el plan de Bayrou muestra “coraje, audacia y lucidez”.
Los sindicatos llaman a las movilizaciones
En el país de las huelgas, el llamado a salir a las calles no se hizo esperar. El secretario general de FO, Christian Grolier, criticó que el gobierno viera a los funcionarios “como un gasto” y amenazó con movilizar al sector público en septiembre. “Una vez más se percibe al funcionario únicamente como un gasto. Hay que ver cuál es nuestra capacidad de movilización al inicio del curso escolar”, señaló.
Con este plan, el gobierno prevé suprimir 3.000 puestos públicos y no reemplazar a uno de cada tres funcionarios por jubilación. Una medida que pretende hacerse efectiva en 2026 pero que no se detendrá ahí. La idea del ejecutivo es hacer más recortes en educación, sector ya de por sí debilitado desde hace años, y en la sanidad, que sufrirá un ajuste presupuestario de 5.000 millones de euros.
Medidas que han incendiado también las redes sociales, que no dejaron de lanzar duras críticas contra el ejecutivo: “Y los ricos y los jefes. ¿Cuándo y dónde pagan?”, escribía un usuario. “Es momento de volver a las calles”, posteaba otro.
Amenaza de censura
“Bayrou declara la guerra social, nosotros respondemos con la censura”, amenazaban desde las filas de La Francia Insumisa, nada más presentarse la nueva estrategia del gobierno. El primer ministro sabía que eso iba a llegar, por ello, durante su comparecencia dejó claro que el gobierno “quiere cambiar las cosas”, y lo hará a pesar del “riesgo de censura”.
La amenaza de una moción de censura ha perseguido a François Bayrou desde que asumió el cargo hace seis meses. En este tiempo, además ha sorteado ocho mociones, aunque parece que estos presupuestos podrían ser su punto de quiebre, como ya le ocurrió a su predecesor Michel Barnier, que no sobrevivió a la moción tras presentar su plan de recortes.
Ahora, Francia se prepara para una “rentrée” escolar cargada de tensión tanto en las calles como en el Parlamento, lugar desde donde se votará este otoño el plan de recortes con el que el gobierno pretende salvar a Francia de una “deuda mortal” que asciende a 3.345 billones de euros.
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