La pesca del Mediterráneo, contra las cuerdas por los recortes europeos
La pesca de arrastre del Mediterráneoestá en el punto de mira de la UE. En unas aguas que se han visto sometidas desde hace tiempo a una notable presión, con los consiguientes efectos negativos sobre la fauna marina, los recortes en los días para salir a faenar que se vienen imponiendo en los últimos cinco años han puesto al conjunto del sector pesquero de Catalunya, Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía y Baleares contra las cuerdas. Hasta el punto de que en estos momentos está en serio peligro de desaparición un negocio anual de 1.300 millones de euros y nada menos que 17.000 puestos de trabajo. Todo en un contexto en el que los pescadores se quejan de que no se han valorado los efectos positivos de las vedas aplicadas por la flota, que han contribuido a recuperar los caladeros, y en el que los países africanos de la cuenca mediterránea siguen faenando a sus anchas sin acompañar las medidas que aplican las autoridades comunitarias.
Las restricciones por parte de la UE vienen aplicándose desde el año 2000, en una dinámica que ha propiciado que la flota de arrastre haya pasado de faenar 240 días al año a solo 133 en el último ejercicio. Un drástico tijeretazo que ya había dejado prácticamente sin viabilidad económica a estas embarcaciones. Sin embargo, y siendo ya grave la situación en la que se encontraba el sector, la propuesta planteada para este año, que implicaba solo 27 días de trabajo, ya habría supuesto su sentencia de muerte.
Con todo, y gracias a las maniobras realizadas por España, Francia e Italia antes del consejo de ministros de Pesca del pasado 11 de diciembre, finalmente se lograron introducir una serie de medidas para amortiguar el hachazo. En la relación figuran cuestiones como el establecimiento de mallas más amplias, la implantación de puertas voladoras para evitar que las redes toquen los fondos marinos y la puesta en marcha de vedas selectivas. Dependiendo de las medidas que se apliquen, la reducción en los días para salir a faenar sería mayor o menor.
El planteamiento comunitario ha puesto en pie de guerra a los pescadores, que en las últimas semanas han protagonizado distintos paros para protestar por esta escalada de recortes que, defienden, no solo afectan al arrastre, sino que ponen en serio peligro de desaparición al conjunto del sector. Y es que este arte de pesca, por su volumen, es el que sostiene todas las estructuras, desde las cofradías hasta las propias lonjas.
Dentro de este complejo panorama, en las dos últimas semanas armadores y cofradías de las cinco comunidades autónomas afectadas han mantenido reuniones con la secretaria general de Pesca del ministerio, Isabel Artime, encuentros estos en los que se ha concretado que se podrán mantener los 133 días del año pasado con la adopción de una medida técnica de mejora selectiva de las artes de pesca, consistente en el uso de un copo de 45 milímetros para las pesquerías de costera y de otro de 50 milímetros para las de profundidad. Y será el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación el que financiará a toda la flota de arrastre del Mediterráneo, compuesta por 556 embarcaciones, la compra de estas mallas. Aunque falta por concretar el total de la inversión, se calcula que puede rondar los 2,8 millones de euros.
Un apaño de última hora, por tanto, que permitirá al sector continuar faenando, pero que ni mucho menos despeja las incertidumbres de cara al futuro. Así lo señala el presidente de la Federación Nacional de Cofradías, Basilio Otero, quien señala que, de entrada, los pescadores van a sufrir una disminución de sus capturas debido a las mallas más amplias. Falta por concretar el nivel del impacto, aunque puede oscilar entre el 5% y el 30%, dependiendo de los casos, en los ejemplares de menor tamaño de especies comerciales como la merluza, el boquerón, el salmonete y la gamba.
Importaciones
Y todo ello, se queja, en un contexto en el que, mientras en las aguas comunitarias cada vez se faena menos, sucede justo lo contrario en las africanas. «La UE gestiona como si el Mediterráneo fuese un mar solo suyo, y resulta que países como Argelia y Túnez, por poner dos ejemplos, han cuadruplicado su flota pesquera en los últimos ocho o siete años«, se queja Otero, quien subraya, asimismo, que «no se les exige a las importaciones los mismos requisitos» que les imponen a ellos.
En parecidos términos se expresa Juan Mulet, secretario general de la Federación de Cofradías de Alicante, la provincia que se está viendo más afectada por los recortes debido a que también es la que cuenta con una mayor flota de arrastre, compuesta por 116 embarcaciones. Según sus palabras, «este año, de momento, se ha logrado contener el golpe con la sustitución de las redes y una inversión que será asumida por el ministerio». El problema, añade, es que «no hay ningún compromiso por parte de la UE de que los recortes vayan a cesar en años venideros«. «Eso nos mantiene a todos en vilo y propicia que tengamos problemas para encontrar mano de obra, dado que nadie se quiere arriesgar a trabajar aquí», añade. Y resalta que la desaparición del sector supondría un golpe muy duro para la economía de los municipios costeros, por la caída de ingresos y por la desaparición de empleos.
Por su parte, José Manuel Juárez, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Barcelona, destaca que para que la actividad fuese viable serían necesarios como mínimo 185 días de trabajo anuales, muy lejos de la cuota actual, y lamenta que no se esté reconociendo el esfuerzo del sector por reducir su impacto sobre la fauna marina con medidas como la mejora de las redes, el recorte de horarios o la recogida de basura de las aguas del Mediterráneo. «Al final hablamos de una cultura milenaria que hay que conservar», enfatiza.
Una opinión compartida por el presidente de la Federación de Cofradías de Baleares, Domingo Bonnín, quien recientemente manifestaba que «la pesca es algo más que salir al mar. Es tradición, alimentación y dieta mediterránea. En qué cabeza cabe que estos recortes sean viables«. En la línea, Bartolomé Navarro, presidente de sector murciano, señala que, a la vista de cómo se han producido los acontecimientos, no van a tener otro remedio que proceder al cambio de mallas para mantener la actividad.
Tampoco oculta su indignación con lo que está sucediendo David Pendón, patrón en el puerto malagueño de la Caleta de Vélez, quien pone el acento en las importaciones. «Todo el descenso de capturas que a nosotros se nos exige o el pescado que se nos va a escapar por las redes más amplias nos lo van a traer desde Marruecos o Túnez, que cada vez pescan más y en el mismo mar», indica. Y no duda a la hora de señalar que el acuerdo alcanzado a última hora «es un puñado de basura. En la actualidad ya estamos muy apretados».
El fuerte impacto que tendría la desaparición del sector ha movilizado a los gobiernos autonómicos afectados, cuyos consejeros de Pesca han solicitado una reunión con el ministro Luis Planas que, en principio, se celebrará el 15 de enero.
[–>
En el horizonte, y como una esperanza a la que agarrarse, la decisión de la UE de reunir a mediados de este año al Comité Científico, Técnico y Económico de Pesca (STECF) para analizar con datos actualizados si las especies marinas en peligro se están recuperando. Algo que podría derivar en la recuperación de días de trabajo, aunque nadie confía demasiado en ello.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí