La plantilla de Freixenet acusa a la empresa de trampear con uno de sus cavas para abaratar costes

La negociación del expediente de regulación de empleo (ere) en Freixenet avanza, aunque lo haga más mal que bien. La elaboradora de cava con sede catalana en Sant Sadurní d’Anoia se sentó el martes con los trabajadores en la primera toma de contacto oficial tras anunciar su intención de despedir a unos 180 trabajadores, el 24% de la plantilla, por la situación en la que se encuentra por culpa de la sequía: menos materia prima para producir, menos trabajo y una consecuente peor situación económica.
En esta reunión, la compañía sencillamente expuso estas razones, resumidas en que las cuentas de 2024 reflejarán una reducción de la facturación y que auguran pérdidas para 2025. La respuesta es una concentración de CCOO frente al Parlament de Catalunya mañana jueves, una reunión con varios partidos políticos para elevar el conflicto y un comunicado con una dura acusación: que Freixenet ha empezado a producir una de sus marcas estrella, el Carta Nevada, con uva que no le corresponde (es decir, que no puede ser vendido como cava), pero manteniendo el etiquetado prácticamente igual.
«Está utilizando la misma marca e imagen, por un producto de menos calidad, que no tiene nada que ver con la compleja y cuidadosa elaboración del cava y que no está sujeta a la regulación del Consell Regulador del Cava», denuncia el sindicato en un comunicado.
El problema es que una de las normas troncales de la denominación de origen cava (DO Cava), es que solo se puede emplear uva de una zona determinada. Lo que ha empezado a hacer Freixenet es ir a buscar la materia prima en otras zonas para poder huir de que en su área habilitada la cosecha lleve años siendo la mitad de lo que era por la falta de lluvias. Esto le impide vender el cava como tal, pues sencillamente está haciendo un vino espumoso. Así lo ha hecho ya en Alemania, Austria y Suiza, pero CCOO denuncia que si lo hace en España con el Carta Nevada y lo vende bajo la misma marca, nombre y estilo de botella, por mucho que retire el nombre ‘cava’ está induciendo a engaño al consumidor.
Su principal queja es que, además, esto supone un agravio para la plantilla, por tratarse «de un producto que requiere menos tiempo y menos mano de obra para su elaboración», pero también denuncian «el riesgo que comporta esta decisión para el futuro de la empresa y del sector».
Reunión en el Parlament
Lo que temen es que esto sea la antesala de la deslocalización de la producción, aunque aseguran que la compañía niega todo el rato la mayor. «La empresa dice que no, pero, al final, estamos ante una propiedad alemana…», comparte Antonio Domínguez, quien está ejerciendo de portavoz de la plantilla.
De ahí, en parte, la reunión de este jueves en el Parlament. Se reunirán con los grupos parlamentarios que han mostrado interés, que son PSC, Junts, ERC, Comuns y la Cup.
El plan es trasladarles su sentir de que es urgente buscar fórmulas para flexibilizar las normas actuales que rigen la elaboración de cava, para así hacer que las productoras puedan recurrir a uva de otras zonas más cercanas y de igual calidad, y así conservar intacto el músculo laboral necesario para llevar estos procesos a cabo. «Si no se adoptan estas medidas está en riesgo el futuro de un producto emblemático como es el cava, muy arraigado a nuestro territorio, y también de las personas que trabajan en este sector y sus familias», concluye el texto.
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