La Policía investiga si los sicarios del crimen de junio en Gran Canaria confundieron a su víctima
Los sicarios colombianos que participaron en el asesinato en Gran Canaria de Josué Delgado, alias El Conejero, pudieron equivocarse de objetivo y confundirlo con quien era realmente el hombre que les habían ordenado ejecutar: el dueño de un gimnasio de artes marciales de Telde. Así consta en la declaración del cuarto y último detenido, Diego Ferney P. N., al que los agentes de la Policía Nacional lograron apresar en Sevilla hace dos semanas.
[–>[–>[–>«Me contactó una gente de Colombia y me ofrecieron 20.000 euros para ir a la Isla e investigar al luchador propietario de un gimnasio y luego me ofrecieron 40.000 euros para matarlo», revela el ahora encarcelado, colombiano de 24 años, a la Policía. 60.000 euros por arrebatar una vida. Pero Ferney se niega a cumplir la segunda parte del encargo: la de ejecutar a un hombre.
[–> [–>[–>La organización criminal que exigió el asesinato se ve obligada entonces a localizar a otro sicario, ‘in extremis’, pero este se equivoca de individuo y mata a El Conejero, el 26 de junio, al confundirlo con el luchador de MMA, cabeza que realmente quería la mafia que ideó el crimen. El parecido físico de ambos, sumado a que son vecinos y a las prisas por la ejecución habrían llevado a la equivocación. Esta es la nueva línea de investigación que maneja la Policía Nacional, tras la confesión de uno de los implicados, tal y como consta en el atestado al que ha tenido acceso La Provincia/Diario de Las Palmas.
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Ante los agentes, Ferney explica que el 7 de junio le pagan para que viajase de Colombia a Gran Canaria «a buscar a una persona por una deuda de dinero«. Para realizar la tarea le dan un teléfono con dos imágenes de un luchador: hombre, de entre 38 y 40 años, de raza blanca, moreno. Es la descripción que le facilitan.
[–>[–>[–>Ese 7 de junio, llega a Telde y se cita con una mujer cerca del hotel donde se alojó durante los ocho días que permaneció en Gran Canaria. Fue ella —dice— quien le entrega el móvil con las fotos del objetivo, El Luchador, lo lleva hasta el gimnasio, y le muestra el coche que conduce.
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Momento del crimen, captado por una cámara en el reflejo del cristal de un coche / LA PROVINCIA/DLP
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«Es una mujer delgada, con el pelo a la altura de los hombros de color negro, blanca y con acento español canario. Tuve muchas llamadas esos días con ella», declara.
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[–>Ferney asegura no conocer a la gente que lo contrató y que aceptó «el trabajo aprovechando que era su sueño venir a Europa a buscarse la vida» cuando estaba en Colombia. También confiesa que la organización criminal le hizo tres envíos de dinero cuando estaba en España: uno, en Sevilla, antes de volar a Gran Canaria; los otros dos, en la Isla. En total, recibió 400 euros para gastos y alojamiento.
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«Me negué a hacer el trabajo y no me pagaron más«, dice. Nada de los 60.000 prometidos. «Pero comenzaron a amenazarme con matarme a mí en España y a mi familia en Colombia», asevera. Ferney decide volver de Gran Canaria a Sevilla sin ejecutar al hombre al que le encargaron matar, un hombre que reconoce en una fotografía y que no es El Conejero. «Es El Luchador, ese, sin duda», subraya.
[–>[–>[–>«Fue una cagada, muy recagada»
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La confesión dada en sede policial en Sevilla, donde residía, el 12 de noviembre, da un giro radical al caso. La Policía Nacional baraja la teoría de que El Conejero, de 38 años y sobrino del narco José Jesús Calderín, ‘El Negro’, fue acribillado a balazos «por error». Así lo recoge el atestado.
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«A juicio de los investigadores por todo lo analizado y por alguna manifestación de los detenidos en dependencias policiales, y teniendo en cuenta que el asesinato sí se llevó a cabo, todo haría indicar que «el error» es que no era Josué Delgado la persona a la que debían matar, sino a otra», consta en la documentación.
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Además de la declaración de Ferney, la Policía sustenta este dato en el volcado de conversaciones de otro de los detenidos. «Fue una cagada, muy suave, muy recagada«, asegura en un mensaje el tercero de los sicarios implicados, Brayan Andrés F. R. Él, cuyo rol era presuntamente localizar alojamiento, financiación y apoyo previo, también se quedó sin cobrar lo prometido, algo que solicita en varias ocasiones a la persona que le encargó «la vuelta», como ellos llaman al asesinato: un colombiano que responde a las iniciales de M. A. R. C. y que no figura que haya estado nunca en España.
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Ferney se volvió a Sevilla una semana después de aterrizar en Gran Canaria sin matar a El Luchador. La organización criminal contactó entonces con Antony C. M., considerado el autor material del asesinato «por error» de El Conejero. Antony fue detenido solo dos días después de la ejecución.
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Tras la confesión del sicario, la Policía Nacional busca ahora a esa mujer que lo recibió en Gran Canaria y que «le proporcionó toda la información necesaria» para localizar a la víctima. «No hay lugar a dudas de la participación de esta mujer en los preparativos», afirma la Policía.
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El número de teléfono al que Ferney llamaba —hasta en nueve ocasiones— corresponde a una mujer venezolana con domicilio en la capital grancanaria. Los investigadores tratan de esclarecer si la titular de la línea fue realmente quién participó en las tareas de organización del asesinato y si mantuvo encuentros con los otros detenidos. También si fue ella quien proporcionó el arma utilizada en el crimen.
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