La presidencia de Polonia pasa a manos de Karol Nawrocki, un halcón ultra dispuesto a liquidar el europeísmo de Tusk
El ultraconservador Karol Nawrocki, un neófito en política, defensor de la familia tradicional y euroescéptico, se convirtió este miércoles en el nuevo presidente de Polonia, determinado a bloquear la «regeneración democrática» prometida por el primer ministro Donald Tusk o incluso a finiquitar su erosionada coalición de Gobierno.
Dos meses después de su victoria en las elecciones presidenciales, Nawrocki, de 42 años, tomó el relevo a Andrzej Duda, el político que, como él, accedió hace diez años a la jefatura del Estado propulsado por Ley y Justicia (PiS), el partido de Jaroslaw Kaczynski.
Karol Nawrocki se invierte como el nuevo presidente de Polonia / e
«Seré la voz de la Polonia soberana (…) seré la voz de los que quieren una Polonia normal, una Polonia defensora de sus valores, (…) Una Polonia que está dentro de la UE, pero no sometida a sus vecinos occidentales», afirmó en su discurso de investidura ante el Sejm, el Parlamento, punto clave de una sucesión de ceremonias que se inició con el traspaso de poderes de Duda en el palacio presidencial.
Sí o no a Tusk
La victoria de Nawrocki en los comicios del pasado junio fue una demostración de fuerza del PiS frente al bloque europeísta de Tusk. Derrotó al carismático alcalde de Varsovia, Rafal Trzarkowski, pese a que seis meses antes era un rostro casi desconocido para sus compatriotas. Su baza electoral fue convertir los comicios en un sí o no a Tusk.
Duda se había encargado ya de debilitar su gestión de Gobierno, con el bloqueo sistemático a toda medida destinada a devolver a Polonia a la senda del europeísmo, a liberalizar el aborto o a revocar una reforma del poder judicial atentatoria contra la separación de poderes.
Las esperanzas de Tusk estaban depositadas en una victoria del alcalde capitalino para liberarse de la tenaza ultraconservadora. En lugar de eso verá endurecerse la asfixiante cohabitación con el PiS, ahora con un Nawrocki que debe su victoria al apoyo en la segunda ronda de los comicios de la nueva ultraderecha libertaria de Confederación.
Exboxeador o aplicado historiador
En el perfil de Nawrocki confluyen rasgos aparentemente contradictorios. Fue boxeador en su juventud, trabajó como guardia de seguridad y se relaciona esa etapa con presuntos vínculos con los bajos fondos polacos. Desde esta posición saltó al puesto de director del Instituto de la Memoria Nacional (IPN), entidad promotora de la retirada de monumentos del Ejército soviético.
Karol Nawrocki se invierte como el nuevo presidente de Polonia / e
Desde el PiS se ha difundido la imagen de un hombre modesto que se convirtió en historiador trabajando de día y estudiando por las noches. En los últimos meses salieron a la luz asuntos turbios, como la compra de un inmueble aprovechándose de un vecino enfermo, así como sus relaciones con redes de la prostitución. Pese a ello, o tal vez por eso, parte del electorado sigue identificándole como alguien cercano, con defectos pero determinado a superarlos.
Formalmente es independiente, como lo ha sido Duda en su etapa presidencial. Pero debe su ascenso al PiS, el partido que orquestó toda la campaña electoral en torno a este candidato. Nawrocki ha hecho suyo el objetivo de ‘echar del poder’ a Tusk y con ello ha aglutinado el poderoso voto del campo polaco.
Su victoria ha acelerado la erosión del gobierno de Tusk, una coalición en la que se integran una decena de corrientes políticas, desde los liberales del primer ministro al centrismo o la izquierda moderada. Entre la alianza reinaba ya la frustración por el bloqueo practicado por Duda.
A la derrota del alcalde Tszarkowski, correligionario de Tusk en la llamada Plataforma Cívica, respondió el primer ministro con un voto de confianza, que superó, seguido de una profunda remodelación de su equipo.
Azote para von der Leyen
La presencia de Nawrocki en la jefatura del Estado, con un mandato de cinco años, pone contra las cuerdas a Tusk y agravará las relaciones con Bruselas. Es un beligerante defensor de los valores y la familia cristianos, de la práctica prohibición del aborto y representante del hostigamiento a los colectivos LGTBI+Q. Esta línea le acerca a la del ultranacionalista húngaro Víktor Orbán.
Pero se sitúa en las antípodas de Budapest en lo que Moscú se refiere. Mientras que Orbán es el más poderoso aliado dentro de la UE de Vladímir Putin, el PiS polaco representa la máxima aprensión hacia el Kremlim. Sí comparte con el líder húngaro el rechazo a un ingreso a corto o medio plazo de Ucrania en la OTAN y en la UE. En tanto que presidente, le compete representar a su país en las cumbres de la Alianza Atlántica.
Es un defensor de la línea más dura en política migratoria, tal vez su único factor de acercamiento con Tusk, quien hoy por hoy se sitúa también entre representantes del cerrojo a la inmigración irregular. Para Nawrocki, toda legislación en materia migratoria debe obedecer a los intereses nacionales polacos, lo que a su parecer incluye el no al Pacto Migratorio de la UE. No es lo único que rechaza en el conjunto de imposiciones atentatorias contra la soberanía nacional que atribuye a Bruselas. También se opone al Pacto Verde, porque afecta a la minería polaca.
Reparaciones por la ocupación nazi
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tiene ante sí el siguiente hueso duro de roer. Tampoco facilitará Nawrocki las relaciones con Berlín. El PIS insiste en su reclamación histórica de reparaciones por la ocupación nazi -que Alemania considera ya saldadas-.
Sí se prevé que se acentúe la armonía entre Varsovia y Washington, aliado incuestionable de Polonia desde la caída del Telón de Acero. Es, como la mayoría de los grandes partidos, un profundo atlantista, pero además se declara personalmente admirador de Donald Trump.
Está comprometido con el aumento del gasto en Defensa hasta el 5 % del PIB y de incrementar el contingente de sus fuerzas armadas a 300.000 soldados -actualmente en 220.000 efectivos-. Considera, sin embargo, que ese rearme debe producirse a ‘escala nacional’, no europeo, lo que apunta al siguiente punto de confrontación con Bruselas y con Berlín.
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