La UE busca a contrarreloj un acuerdo para reducir las emisiones un 90% de aquí a 2040
Los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea buscan este martes un acuerdo para reducir las emisiones un 90% de aquí a 2040 y un pacto sobre su contribución para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, de cara a la COP30 que arranca esta semana en Belém (Brasil).
[–>[–>[–>“Retrasar la acción climática o reducir los objetivos por debajo de la senda prevista es una invitación a quemar dinero y perder oportunidades de inversión”, dijo la vicepresidenta primera de la Comisión Europea, Teresa Ribera, el lunes ya desde Brasil. Un mensaje claro a los ministros de medio ambiente europeos que este martes se sientan a negociar.
[–> [–>[–>Los veintisiete necesitan un acuerdo antes de la COP. Por un lado, la UE tiene que acordar cuál será su contribución a la reducción de emisiones para 2035, en el marco de los acuerdos de París. Por otro lado, busca pactar la revisión de la ley del clima que marca un punto intermedio entre el recorte del 55% de las emisiones para 2030 y la neutralidad climática en 2050. Para muchos, la coherencia necesaria entre ambos hace imposible cerrar uno sin el otro.
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Objetivo: 2040
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La UE ha sido durante años un actor de referencia en la lucha contra el cambio climático. Llegar con las manos vacías a Belém socavaría la credibilidad del bloque, reconocía una alta fuente diplomática. Pero desde que el bloque se comprometiera en 2019 a alcanzar la neutralidad climática, el mundo, la política y las prioridades comunitarias han cambiado. Lograr un acuerdo no será fácil.
[–>[–>[–>Los ministros empezarán por las enmiendas a la ley del clima para hacer legalmente vinculante el objetivo de reducir las emisiones un 90% para 2040. Para España, flexibilidad aparte, esta es la gran línea roja porque es el mínimo que exigen los científicos. Una fuente comunitaria destaca que a pesar de las turbulencias, el objetivo seguía ahí, pero la cuestión es tan sensible que ha llegado al más alto nivel.
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Los líderes de la UE reunidos en el Consejo Europeo el pasado mes de octubre dieron instrucciones concretas a la presidencia danesa sobre cómo debía formular las enmiendas a la ley del clima. Los daneses han puesto sobre la mesa un texto que, consideran, tiene todos los ingredientes para servir de compromiso. El principal es que no convence a nadie, lo cual suele ser sinónimo de éxito en el ámbito europeo.
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[–>Frenos y cláusulas de revisión
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Los líderes reclamaron en octubre que cualquier acuerdo para 2040 incluya tres cosas. La primera, el objetivo tenía que ser “realista” en cuanto a la contribución de la absorción natural de las emisiones. La segunda, que esa reducción de emisiones debía ser “ambiciosa y rentable”, y apuntaban a la importancia de los créditos internacionales. Y tercera, pedían una cláusula de revisión que permitiera al bloque adaptarse a posibles avances tecnológicos.
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Para lo primero, sobre la mesa habrá un “freno de emergencia”. Ese mecanismo responde al temor de que las proyecciones sobre la contribución de los sumideros naturales, los bosques, los humedales o las praderas, para absorber emisiones no sean correctas, precisamente debido a los efectos del cambio climático.
[–>[–>[–>Algunos países piden que, de manera automática, se adapte el objetivo. Otros creen que cualquier modificación debería hacerse después de un análisis científico, que la respuesta no debería ser necesariamente una rebaja de la ambición, y también que es imposible prever todos los escenarios de aquí a 2040.
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Respecto a los créditos internacionales, todo o casi todo está por definir. En la práctica, esto pasaría por pagar a terceros países por actividades que ayuden a reducir o absorber las emisiones, para compensar por las propias. En la propuesta original de la Comisión, solo puede externalizarse un 3% de las emisiones. Algunos países piden ampliarlo hasta el 5% o incluso el 10%. Este será uno de los puntos de discusión.
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Respecto a la tercera, la ley introduciría una cláusula que abre la puerta a revisar el objetivo de emisiones. En la práctica, permitiría a la Comisión evaluar posibles cambios en el contexto científico y tecnológico que puedan afectar al objetivo. En último término, estaría en manos de gobiernos y Parlamento cambiarlo.
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El acuerdo de París
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En paralelo, los veintisiete tendrán que lograr un acuerdo sobre lo que se conoce como contribución determinada a nivel nacional. En la práctica esto es qué porcentaje va a reducir la UE las emisiones de aquí a 2035 para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Los gobiernos fueron incapaces de ponerse de acuerdo en septiembre y se limitaron a hacer pública una declaración de intenciones.
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Esa declaración establecía el compromiso en un rango de entre el 66,25 % y el 72,5 % de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, en comparación con los niveles de 1990. El objetivo es salir de esta reunión con un acuerdo en firme de cara a la COP30.
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Pactar esa contribución requiere unanimidad, mientras que cerrar un acuerdo sobre la ley del clima solo exige una mayoría cualificada, es decir, que al menos un 55% de los países que representen al 65% de la población. Además, la ley tendrá que ser negociada con la Eurocámara. Una paradoja con la que los daneses tendrán que lidiar durante una negociación que amenaza con alargarse toda la jornada.
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