Economia

La UE lanza una ofensiva regulatoria contra los móviles ‘creados para morir’

La UE lanza una ofensiva regulatoria contra los móviles ‘creados para morir’
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  • Publishedjunio 1, 2025



La Unión Europea ha dicho lo suficiente a la obsolescencia programada que afecta al planeta sin piedad y lo ha hecho con un estándar. A partir del 20 de junio, los fabricantes de teléfonos móviles y tabletas tendrán que cumplir con una serie de obligaciones Dirigido a promover la reparación, la durabilidad y la eficiencia energética de estos dispositivos, así como responsable de los consumidores en parámetros clave para tomar decisiones informadas. La idea es aumentar la transparencia, apretar las nueces a las marcas para avanzar hacia una mayor sostenibilidad y, por lo tanto, obtener estos equipos con tal día a día para reducir su huella ambiental.

Ya sea debido a una desaceleración en el rendimiento, por la pérdida de la capacidad de la batería o por la interrupción del soporte de actualizaciones de software, las personas se han acostumbrado a reemplazar sus teléfonos inteligentes a un ritmo acelerado, lo que no solo genera un gasto para el bolsillo, sino que también agrava el problema de los desechos electrónicos.

Un estudio realizado por la ONG Friends of the Earth revela que estos dispositivos se descartan en promedio, a la Tres años y medio de vida Debido a las prácticas que acortan deliberadamente el tiempo durante el cual operan. Ahora que la inteligencia artificial está penetrando en este mercado, también es para anticipar que una buena parte de los usuarios retiran sus terminales para carecer de la potencia necesaria para beneficiarse de las capacidades de esta tecnología y comprar modelos estatales que lo integran como estándar.

Lo que está claro es que, a la vuelta de la esquina, los consumidores conocerán indicadores esenciales de cada artículo que previamente permanecían ocultos o no estandarizados, y que tanto los teléfonos como las tabletas deben cumplir con las condiciones mínimas que se comercializarán en el suelo europeo.

El paquete legislativo promovido por Bruselas está compuesto por dos reglas principales llamadas para cambiar las reglas del juego: la regulación 2023/1670 y el 2023/1669. El primero establece requisitos de diseño ecológico para mejorar el comportamiento ambiental de los teléfonos inteligentes e inalámbricos y las tabletas de pizarra, luchando contra el desperdicio de recursos.

Piezas de reemplazo

Una de las medidas de estrellas es que los fabricantes ponen piezas de reemplazo críticas disponibles para los reparadores profesionales dentro de los cinco a diez días hábiles durante un Período mínimo de siete años Después de la fecha de finalización de la introducción del producto en el mercado. En ese mismo horizonte temporal, facilitarán que accedan a la información sobre la reparación y el mantenimiento de las piezas, a menos que dicha información esté disponible para el público en el sitio web de acceso gratuito del fabricante.

También proporcionarán actualizaciones durante al menos cinco años sin ningún costo, se comprometerán con las baterías para admitir al menos 800 ciclos de carga y descarga que mantienen al menos el 80% de su capacidad inicial o que exceden las 45 caídas sin una hoja o un caso protector independiente sin pérdida de funcionalidad.

El segundo reglamento contempla la creación de una etiqueta de energía obligatoria (similar a la implementada en electrodomésticos y televisores) que detalla aspectos como la eficiencia energética, la duración de la batería, la protección del polvo y el agua o la resistencia a las caídas accidentales. Otro de las novedades es la incorporación de un índice de reparación, que se calcula en función de la facilidad de desmontaje, el reemplazo de piezas y el acceso a la información técnica necesaria para reparar, expresando la puntuación por medio de una escala de la A al E.

La nueva etiqueta de teléfonos inteligentes y tabletas

La Comisión Europea estima que desde aquí hasta 2030, los teléfonos móviles y las tabletas fabricadas de acuerdo con ambos estándares ahorrarán Casi 14 teravatios-hora de energía primaria Cada año, que es un tercio de la energía principal que estos productos consumen hoy. Además, es seguro que las regulaciones contribuyen a optimizar el uso de materias primas fundamentales y facilitar su reciclaje.

Estas normas marcan un hito crucial en el camino del antiguo continente hacia una economía más sostenible en el sector electrónica de consumo. La situación actual gritó. «Los ciclos de renovación son muy frecuentes y, además, prácticamente cualquier desglose implica el reemplazo del dispositivo debido a cómo los componentes que lo convierten», recuerda Fernando Suárez, presidente del Consejo General de Asociaciones Profesionales de Ingeniería Informática. Sin embargo, la regulación del diseño ecológico incluye la obligación de que los productores coloquen partes esenciales de los talleres de reparación hasta siete años después del final de la venta del modelo de producto en el mercado de la UE. «Seguramente la vida útil de los dispositivos se extiende», dice el experto.

Las medidas de Bruselas capacitarán al usuario final en la toma de decisiones de compra, aunque Suárez advierte que, al principio, puede haber una producción de productos. Por supuesto, él cree que los consumidores ganarán. «Si la durabilidad de los componentes es mayor y la reparación más fácil, El término de medio largo puede salvar», Dice a este respecto. Es decir, al promover la creación de dispositivos más duraderos y fáciles de reparar, la necesidad de reemplazarlos regularmente se reduce, lo que compensa el posible aumento de precios inicial.

Armonización

Para Alberto Rodríguez, director de estrategia de productos de SPC, una marca especializada en el desarrollo de la electrónica de consumo y productos «inteligentes» para personas y empresas, las regulaciones «implican un cambio total en el camino de concebir los productos», ya que los fabricantes tendrán que hacerlo con sus ojos para facilitar la reparación. «En un mercado como teléfonos inteligentes y tabletas, donde se reduce el nivel de innovación, los estándares contribuyen a que los consumidores tomen decisiones de compra más informadas», destaca como un beneficio, sin olvidar la armonización que introducen.

El único ‘pero’ eso pone las regulaciones es «la importancia que tiene en la información global transmitida por la eficiencia energética». Explica esto: «En los electrodomésticos que consumen mucho, como refrigeradores, lavadoras o secadoras, estamos dispuestos a pagar una ventaja si la calificación de energía es superior, pero en este caso, donde se busca esa durabilidad y reparación, la prominencia de la información relacionada con el consumo de energía es desproporcionada». También critica que «trata igual a dispositivos con un precio de venta de 1,000 euros y aquellos que cuestan menos de 200. El primero debería ser requerido parámetros de eficiencia superior».

En términos de ecología, estas regulaciones representan un paso adelante en la lucha contra la obsolescencia programada y fomentan un modelo de consumo más responsable, contribuyendo a la protección del medio ambiente. Rafael Vega Pozuelo, profesor de la maestría en derecho ambiental en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), indica que un efecto esperado es la reducción del volumen de residuos electrónicos. «Además, la vida útil de millones de dispositivos se extenderá y la extracción de recursos críticos se reducirá, como las tierras raras», agrega como una ventaja.

Con esta iniciativa legal, señala, se promueve una economía circular basada en la ‘ecoinnovación’. «Para los consumidores, estas normas ofrecerán mayores garantías, más transparencia y ahorros económicos, evitando la obsolescencia prematura», dice. Juntos, entiende que el paquete normativo posiciona a la UE como «referencia global» en el impulso de un mercado tecnológico más justo y sostenible.

Impacto estructural

La industria electrónica de consumo experimentará una metamorfosis. «Las obligaciones relacionadas con la durabilidad, la reparación y la eficiencia energética tendrán un impacto estructural en el sector. Para los fabricantes, la necesidad de rediseñar los productos se impone pensando en su ciclo de vida completo: baterías reemplazables, piezas accesibles, actualizaciones de software obligatorias. Esto exige uno ruptura con la lógica de ‘usar y lanzar’», Value al maestro. En el lado del consumidor, «pueden reparar más, mantener sus dispositivos más tiempo y exigir información clara sobre su desempeño a largo plazo».

Sin embargo, en su punto de vista, hay una falta de ambición: «Continuamos caminando por la prudencia, cuando el contexto exige salta». La responsabilidad extendida del productor es, en su opinión, el gran tema pendiente: «Si los impactos se subcontratan a terceros países, no estamos reduciendo la huella ecológica, simplemente moviéndola». Además, «un pasaporte digital de productos ambiciosos, obligatorios y animados, que no se limita a etiquetas estáticas, sino que incorpora datos dinámicos de emisiones, origen de materiales o reciclabilidad» porque «la sostenibilidad no puede depender solo del diseño, sino que debe anclarse en información inteligente y ecosistemas de trazabilidad». En conclusión, piensa que el reglamento marca el curso, pero «para liderar esta transición, no es suficiente seguir el mapa, pero que tienes que atreverte a volver a dibujarlo».



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