La UE prepara un «big bang» presupuestario para financiar la defensa de los Veintisiete
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Un «big bang» presupuestario, que posiblemente incluirá emisión de deuda y/o exención de las normativas fiscales de la UE. Estas son, según fuentes comunitarias, las palabras empleadas en conversaciones privadas por el comisario de Defensa de la UE, Andrius Kubilius, para afrontar las nuevas necesidades de la Unión en materia militar, ante la certidumbre de que en la frontera oriental se ha instalado, en los años a venir, una potencia hostil que intentará por todos los medios, físicos y virtuales, destruir o mermar el vínculo comunitario. Hasta el momento, el debate se está realizando de puertas adentro, con la intención de que ello no influyera en las elecciones legislativas de Alemania. Pero es cuestión de semanas que las propuestas comiencen a debatirse públicamente y a ver la luz.
La invasión de Ucrania por parte del régimen de Vladímir Putin ha empujado a los miembros del club comunitario a hacer una pequeña parte de los deberes acumulados durante décadas. Según datos proporcionados por la OTAN, un total de 16 estados miembros de la UE ya cumplían la exigencia de dedicar un 2% del PIB a la defensa. El aumento ha sido especialmente significativo en Alemania, que ya supera esta cifra y se ha convertido «en el país que más dinero dedica a gastos militares por un margen muy significativo», sostiene Luigi Scazzieri, director adjunto del Centro para la Reforma Europea, un ‘think tank’ con sedes en Londres, Bruselas, y Berlín, en un informe titulado «¿Hacia una unión de defensa?». En total, los presupuestos militares de los estados miembros de la UE ascendieron en 2024 a 326.000 millones de euros, es decir, un 1,9% de su PIB, lo que significa un aumento de un 79% desde 2014, el año en que arrancó la crisis en Ucrania con la anexión de Crimea por parte de Rusia.
Comparaciones necesarias
Las comparaciones son odiosas, pero en el caso de la relación entre lo gastado por los Veintisiete y lo gastado por el Kremlin, son hasta necesarias. Según escribió Pavel Luzin, analista del Centro para el Análisis de la Política Europea (CEPA), el presupuesto militar ruso en 2024 superó los 10,9 billones de rublos, unos 101.000 millones de dólares, una cifra que a priori, en el momento actual no puede rivalizar con la europea, pero que sin duda se va a incrementar en los próximos años. «Está claro que el Gobierno ruso va a gastar mucho más en las fuerzas armadas en los próximos años que en 2022-2023″, advierte el investigador. Y lo va a hacer pase lo que pase «en el campo de batalla» e independientemente «de la inflación y de la caída del valor del rublo», constata.
El gasto militar, por sí solo, no va a suponer una fuerza de disuasión para una eventual agresión del Kremlin. Ese gasto conjunto se realiza de forma fragmentada, sin que exista un mecanismo de coordinación para obligar a los diferentes países miembros a acordar qué equipamientos hay que adquirir de una manera eficiente, constata Scazzieri. Ello les impide, como ha reconocido Javi López, vicepresidente del Parlamento Europeo y miembro de la recientemente creada comisión de Defensa, aprovecharse de las «economías de escala», convirtiendo a los ejércitos comunitarios en «menos capaces de lo que la cifra total de gasto sugiere» constata Scazzieri, antes de confirmar su tesis con un ejemplo: «los sistemas duplicados que no son interoperables crean costes innecesarios y dañan los esfuerzos de colaboración».
El segundo gran desafío de la UE en materia de defensa es el limitado tamaño de su industria militar, además de su fragmentación. Con el fin de la Guerra Fría del siglo XX, la producción de las fábricas europeas del sector se redujo drásticamente, y las empresas se acomodaron enseguida a esa situación. Las dificultades de las industrias europeas para suministrar al Ejército ucraniano los proyectiles de artillería necesarios para mantener la estabilidad del frente en el este del país constituyen la prueba fehaciente de todo ello. Esta circunstancia hace que los costes de producción «sean elevados», sostiene Scazzieri, los periodos de producción sean «largos» y, por consiguiente, los ejércitos prefieran aprovisionarse de material militar en mercados ajenos, en particular en EEUU. Según datos de este analista, un 60% de los presupuestos comunitarios de adquisiciones de material militar son para compras en el extranjero.
Tal y como asegura el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el continente está entrando «en una nueva era». En este periodo de paz precaria que ahora se abre, su ambición consiste en disuadir «mediante la fuerza» a Rusia de emprender nuevas agresiones. La debilidad ante esta potencia hostil instalada en el flanco oriental de la Unión acabará por sacrificar «a la proxima generación» de ciudadanos de la UE y «su seguridad».
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