En este sentido, Lagarde ha comenzado a exponer las fortalezas europeas que permiten, a su juicio, mantener el optimismo: «La UE produce casi tantos graduados en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas por millón de habitantes como Estados Unidos. «Tenemos 3,5 millones de europeos en tecnología de punta y creo que entienden lo que quiero decir, que tenemos el talento».

«Además, Los europeos están ahorrando mucho: 15% del PIB. ¿A dónde va el dinero? Cada año se invierten en Estados Unidos 300.000 millones de euros. Lo que digo es que tenemos el talento y tenemos el dinero, las ideas en áreas que realmente importan para el futuro y solicitamos tantas patentes como Estados Unidos», continuó su presentación, en un panel sobre cómo para evitar el colapso de Europa en el que también participaron el ministro alemán de Economía, el Verde Robert Habeck, y el CDO de la farmacéutica alemana Merck, Berlén Garijo.

«Tenemos muchos activos, pero muchas veces nos damos un tiro en el pie porque no completamos el trabajo que nos hemos propuesto», prosiguió precisando los ingredientes de su receta, «miremos al Mercado Único, si Si tuviéramos un verdadero mercado único, eliminaríamos alrededor del 40 % de los derechos de aduana equivalentes entre nosotros, los europeos, y alrededor del 110 % de los derechos de aduana de los clientes de servicios entre nosotros. «Podemos hacer un trabajo más que decente si eliminamos rápidamente algunas de las barreras que hemos dejado que la historia construya y que obstaculizan lo que tenemos», sugería el camino, «soy realista-optimista».

«Creo que ahora hay un consenso muy amplio entre los partidos políticos de todos los países, con excepción de dos o tres que tienen intereses creados que están tratando de proteger, y están de acuerdo en que necesitamos una Unión del Mercado de Capitales para gestionar más dinero dentro de Europa y garantizar que el dinero llegue a los fondos de capital riesgo y a los accionistas. Y eso realmente facilita la expansión de muchas empresas emergentes», señaló, «aquellas que no quieran no deben ser excluidas, sino simplemente decirles que tienen una adquisición. territorio que podemos proteger, mientras el resto de nosotros hacemos una transición a la Unión de Mercados”.

Lagarde coincidió con el presidente de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyeny con la economista portuguesa María Luis Alburquerque, que afirmó en Davos que «hay una lista de cosas por hacer, hay que planificar y poner plazos, y hay que decidir quién hace qué y cuándo, como hacer una retitulización de los productos de inversión y ahorro, mejorar la supervisión de las estructuras comerciales o hacer esto o aquello de forma más armonizada.

«No les aburriré con esto, pero en lo que respecta a todos estos objetivos, quiero ver resultados a finales de 2025″, sorprendió a sus interlocutores. «Sí, lo sé, le dices esto a cualquier comisario europeo que conozcas y te dirá oh, se marcharán. Pero no, no podemos hacer eso. Antes podíamos hacer cosas en seis años que ahora hay que hacer en dos», arengó, «los economistas creen en incentivos para que funcionarios públicos muy talentosos y muy competentes en Bruselas se centren realmente en la velocidad y los resultados si hay voluntad política. , si sabemos cuáles deben ser los objetivos. «Proporcione otro proyecto de reglamento a su comisionado cuando venga a la próxima reunión, hágalo efectivo y, de paso, elimine todas las inconsistencias, capas, reservas adicionales y todo eso… No estoy hablando de regulaciones financieras, pero hay que limpiar», describió el trabajo que espera de los funcionarios europeos.

Lagarde no se inclina tanto por la “desregulación” como por la “simplificación”. «No vamos a renunciar a la protección de datos en Europa, porque perderíamos derechos de la población europea», puso como ejemplo, «pero no podemos permitir que sea tan engorroso preparar una documentación adecuada y aceptable». «Las palabras importan», insistió, «no estamos avanzando hacia un mundo de desregulación generalizada, pero ciertamente estamos considerando una simplificación significativa y un enfoque en el verdadero propósito».

En su discurso, Lagarde sonó mucho más confiado y optimista eso en la entrevista concedida también en Davos a CNBC, en la que habló de que Europa se enfrenta a una «crisis existencial», pero también llamó a «cerrar la brecha competitiva con Estados Unidos y China, en lo que llamó la» encrucijada del desembarco de Donald Trump» en la Casa Blanca.