Uno pensaría que hemos retrocedido varias décadas y estamos a mediados de los 70… pero no. Lo que tenemos ante nosotros es un fotomatón totalmente analógico que, lejos de caer en el olvido, se ha convertido la última gran tendencia retro. Una máquina que ha conquistado a jóvenes y nostálgicos, y que hoy revive una manera de hacer fotografías que parecía haber desaparecido.

“Lo conocí gracias a ella y a través de las redes”, nos cuenta uno de los clientes, que se atreve a probar por primera vez esta experiencia.

¿Pero cuál es su historia? Francesc Romaníuno de los socios de Selffoto, revela dónde empezó todo: «Este fotomatón proviene de Montreal. Lo estamos restaurando para traerlo a Barcelona. Estuvo muchos años sin uso, hasta que hace año y medio decidimos ponerlo en servicio. «Una decisión que, con el tiempo, se convirtió en un completo acierto.

Un viejo mecanismo que da tendencias

En su interior, su funcionamiento es un viaje al pasado: piezas mecánicas, poleas, líquido revelador y un proceso químico que revela la imagen tal como era hace 60 años. Sin pantallas digitales ni filtros de celular. Estamos ante un auténtico laboratorio fotográfico en miniatura que sigue funcionando con la misma precisión.

“La foto pasa por diferentes aguas, en particular a través de un filtro naranja que transforma la película de negativo a positivo, y a través de filtros más reveladores”, explica Francesc.

Después de meses de trabajo y promoción en redes sociales llegó la recompensa: todos los días Decenas de personas hacen fila para tomarse una foto en blanco y negro o en color, totalmente analógico.

“Antes no había otra forma de hacer fotos”, recuerda un cliente. Otra joven dice que “Es bueno mantener la tradición de tener fotografías en papel”mientras que un tercero señala que “las imágenes en blanco y negro tienen un encanto particular”.

Para algunos grupos, Lograr que todos entren al fotomatón es casi un desafío.: “Nos ubicamos mal y no salió nada, así que nos dieron otra oportunidad. Como somos seis, entraremos tres y luego los otros tres”, dice entre risas un cliente.

Una reliquia del pasado que demuestra que la autenticidad vuelve a estar de moda… y que seguirá haciéndote sonreír durante muchos años más.

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