las claves del órdago de Bayrou y un voto de confianza sin mayoría
Sin mayoría en la Asamblea Nacional y frente a una impopularidad récord para un jefe de gobierno de la V República, François Bayrou apuesta su última carta para poder aprobar sus impopulares presupuestos de 2026, sometiéndose a un «voto de confianza» el próximo 8 de septiembre. Un movimiento que devuelve a Francia a la incertidumbre política, como ya sucedió el pasado otoño con su predecesor, Michel Barnier, quien murió políticamente intentando aprobar los presupuestos de este año.
Estas son las claves de un órdago político que agita de nuevo las aguas políticas del país:
Con este ultimátum, Bayrou «quiere provocar un electroshock, el último antes de su juicio final», confiesa uno de sus asesores para Le Monde y lo compara con «un jugador de póker que se lo ha jugado todo«. De hecho, reconoce que gran parte de su gabinete, incluyendo ministros y colaboradores, fueron informados unos minutos antes de la rueda de prensa del lunes de sus intenciones de someterse a ese voto de confianza.
Para el ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, se trata de un «acto de valentía y lucidez», pero a pesar del apoyo de su entorno, todo apunta a que en dos semanas, tras la declaración de política general, seguida de un debate y la votación de los diputados, Bayrou no continuará como primer ministro. «Es inimaginable que los socialistas voten a favor de la confianza en François Bayrou», afirmó este martes el socialista Olivier Faure.
La Francia Insumisa, los ecologistas, los socialistas y Reagrupación Nacional ya han dejado claro que no le darán ese voto de confianza. Eso ya supone 264 votos en contra, frente a los posibles 210 escaños que podría reunir si Renacimiento, Los Republicanos, MoDem y Horizontes votan en su totalidad a favor de Bayrou, pero aún así, el primer ministro necesitaría los 23 votos de LIOT y un milagro, como que los socialistas cambiarán de opinión.
Para el presidente de Los Republicanos y ministro del Interior, Bruno Retailleau, sería «irresponsable hundir al país en una gran crisis financiera cuyas consecuencias golpearían primero a los más vulnerables». No es el único que mira con preocupación este posible nuevo bloqueo político. La presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, defendió la decisión de Bayrou de que el Gobierno rinda cuentas ante la Asamblea Nacional: «Ningún partido político que aspire a gobernar nuestro país puede negarse a reducir la deuda», afirmó e insistió: «¿Quiere nuestra clase política, hoy, reducir la deuda, seguir este camino?».
El mecanismo del voto de confianza no es nuevo. Desde 1958, los jefes de Gobierno han recurrido a él hasta en 41 ocasiones. Sin embargo, todos lo hicieron contando con una amplia mayoría en la Asamblea Nacional, e incluso en algunos casos, con una mayoría absoluta, pero no es el caso de Bayrou. De ahí que este martes politólogos y tertulianos tildasen esta estrategia de un completo «hara kiri».
«Tenemos dos semanas para convencer a la gente. Quedan 13 días. Quienes tomaron una decisión precipitada podrían encontrarse en una situación algo complicada», declaró el primer ministro este martes en un intento por calmar las aguas.
En caso de que Bayrou no sortease este nuevo obstáculo quedaría en funciones hasta que el presidente escoja un nuevo jefe de Gobierno. Siempre y cuando Macron no decida volver a disolver la Asamblea Nacional, tal y como plantea el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, quien afirmó que no debe descartarse la posibilidad de la disolución, y posterior celebración de elecciones legislativas, si el Gobierno cae el 8 de septiembre. «Es mejor poder llegar a un acuerdo con los grupos políticos de la Asamblea. La disolución es costosa para Francia, por supuesto, pero no debe descartarse esta posibilidad», declaró.
Esta incertidumbre política no ha tardado en reflejarse en la bolsa de París. El CAC 40 cerró la sesión del lunes con una caída del 1,6% y los tipos franceses superaron el 3,5%.
Este martes la bolsa se ha despertado con fuertes pérdidas, especialmente, en las acciones de los bancos franceses, principales afectados por la situación. Alrededor de las 9.30 horas, BNP Paribas caía un 6,19 %, Société Générale un 6,31 % y Crédit Agricole un 4,51 %. La aseguradora Axa también cedía terreno (-6,45 %). Estas acciones «se ven afectadas por el hecho de que los mercados esperan una inminente rebaja de la calificación de la deuda francesa por parte de las agencias de calificación», explicó este martes, Christopher Dembik, asesor de inversiones de Pictet AM.
Respecto a la economía, su ministro afirmó que «Francia hará todo lo posible para mantener las finanzas públicas», y mostró una gran preocupación ante la dificultad de aprobar unos presupuestos, aunque impopulares, necesarios para evitar la caída de la economía del país.
La misma semana en la que el primer ministro se somete a un voto de confianza, el Gobierno se enfrenta a varios días de movilizaciones que culminarán el 10 de septiembre con un bloqueo nacional, al que se han sumado una veintena de sindicatos.
Los taxistas planean adelantarse e iniciar las movilizaciones el 5 de septiembre, principalmente contra la reforma de los costos del transporte de pacientes, que entrará en vigor a partir de octubre y que modificará las normas que rigen la cobertura del seguro médico para el transporte de pacientes en taxi, con el objetivo de reducir los crecientes costos. Ese mismo día los hospitales depositarán un aviso de huelga y las farmacias se unirán el 18 de septiembre en otra jornada de protestas que podría repetirse cada sábado de manera indefinida a partir del 27 de septiembre.
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