Las fusiones elevan un 100% el beneficio en España de los grandes bancos y un 70% el de los medianos
Las fusiones bancarias, que en el último año han vuelto a la palestra tanto en España como en Europa, tienen consecuencias tangibles en muchos ámbitos, pero quizás uno de los más visibles reside en las cuentas de resultados de las entidades. Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, el negocio bancario en España ha crecido mucho menos de lo que lo han hecho los beneficios de los cuatro grandes bancos del país, principalmente debido a las sucesivas oleadas de integraciones que se han producido. Así, los activos del sector bancario en el mercado español apenas han aumentado en torno a un 4% entre el cierre de 2007 y el de 2024, mientras que las ganancias conjuntas en el país de Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell se han disparado alrededor de un 100%, desde algo más de 7.100 millones de euros hasta superar los 14.200 millones.
La tarta del negocio bancario en España, por tanto, es solo apenas un poco más grande que en el último año de la burbuja inmobiliaria, pero a las cuatro grandes entidades del sector les corresponde una porción mucho más importante gracias a las fusiones. Los otros seis bancos supervivientes que son considerados como significativos por los organismos supervisores (Unicaja, Bankinter, Abanca, KutxaBank, Ibercaja y Cajamar) también han logrado aumentar la proporción del pastel que les corresponde, merced a la absorción de otras entidades. Pero en menor medida que los cuatro grandes: sus beneficios se han incrementado un 71,5% entre 2007 y 2024 (de 2.288 a unos 3.926 millones de euros).
Estos datos demuestran que en el sector bancario tienen gran importancia lo que los expertos llaman las economías de escala. Al absorber otras entidades, los bancos no solo mejoran sus resultados porque se quedan con el negocio de sus rivales, sino también porque logran ser más eficientes al eliminar las duplicidades, lo que reduce sus gastos. Es uno de los factores -junto a la creciente digitalización– que explica que el sector haya recortado su plantilla en 108.280 personas y un 40% desde 2007 (hasta los 161.640 empleados de 2023, último dato disponible en el Banco de España) y el número de oficinas en 27.707 y un 61% (hasta las 17.379 sucursales de 2024).
Perjuicios sociales
Uno de los impactos sociales más evidentes de las fusiones es, efectivamente, la menor contribución de la banca al nivel de empleo en el país, por más que la inmensa mayoría de las reducciones de plantilla hayan sido pactadas y con condiciones atractivas. En los últimos ejercicios, eso sí, algunas entidades han comenzado a incrementar su empleo en España por primera vez en más de una década. Pero no con perfiles profesionales comerciales para la red de oficinas como en los años de la burbuja, sino con expertos tecnológicos que trabajan desde los servicios centrales en la transformación digital del negocio.
Otra de las derivadas de las fusiones, relacionada directamente con el cierre masivo de sucursales, es el deterioro de la accesibilidad a los servicios bancarios para ciertos colectivos, como los mayores o los habitantes de la España rural. En los últimos años, sin embargo, el Gobierno ha liderado con el sector planes específicos para mejorar la atención y la inclusión financiera en estos ámbitos. Si bien no han solucionado todos los problemas, sí han supuesto un notable avance.
Competencia en riesgo
El ángulo de las fusiones que genera más dudas es su efecto en la competencia efectiva del sector. España es el país de los 27 de la Unión Europea donde los cinco mayores bancos han ganado más cuota de mercado desde 2007. Entre aquel año y el cierre de 2023, las grandes entidades españolas elevaron su cuota en 28,48 puntos porcentuales, hasta copar el 69,48% de los activos. Si bien ese dato todavía está solo un poco por encima de la media europea (68,5%), la oferta de compra (opa) lanzada por el BBVA sobre el Sabadell, de tener éxito, elevaría el indicador hasta rondar el 74%-75%, según estimaciones del mercado.
Otra forma de medir la concentración es el índice Herfindahl e Hirschman. Como regla general, el Banco Central Europeo (BCE) estima que un nivel inferior a 1.000 supone baja concentración, una cota de entre 1.000 y 1.800 la considera media, y por encima de 1.800 la ve de alta. Se puede interpretar como un semáforo. En 2007, España estaba claramente en verde (459), pero la desaparición de decenas de entidades (las significativas pasaron de 45 a 10) lo tiene desde 2018 en nivel amarillo (1.331 al cierre de 2023). También en este caso está en torno a la media europea (1.338), pero el éxito de la opa le añadiría entre 200 y 300 enteros.
Nueva ronda de fusiones
¿Por qué entonces la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha aprobado la opa con compromisos pactados con el BBVA para eliminar los posibles problemas detectados? Como ha desvelado EL PERIÓDICO, el organismo llegó a la conclusión de que el Sabadell no es un actor insustituible en el segmento del crédito a las empresas y pymes, ni el BBVA su competidor más próximo en ese negocio, por lo que su posible desaparición de dicho mercado podría verse cubierta en un tiempo razonable (tres años) por otros bancos de distinto tamaño. Los indicadores de concentración, así, son solo uno de los factores que valora.
El desenlace de la opa depende ahora de que el Gobierno le ponga o no condiciones adicionales que pudieran hacer al BBVA desistir o a los accionistas del Sabadell rechazar la oferta. Pero sea cual sea el resultado, el fantasma de una nueva oleada de fusiones pende de nuevo sobre el sector, también en Europa. Es uno de los factores que explican los contactos preliminares que ha tenido el Sabadell con entidades como Unicaja y Abanca, pero también de otras entidades medianas entre sí. En realidad, son habituales en el sector desde hace años: todos quieren estar preparados por si se dispara el pistoletazo de salida. Lo que está por ver es si llegan a plasmarse y, sobre todo, su potencial efecto en la competencia efectiva en el mercado.
Suscríbete para continuar leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí