Las mujeres viven más, pero 13 años con discapacidad o limitación funcional, frente a 9 en los hombres
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha certificado recientemente que España ha batido un récord en longevidad. La esperanza de vida ha escalado hasta los 84 años de media, 86,5 para las mujeres y 81,3 para los hombres. El país lidera por tanto, junto con Italia y Suecia, la esperanza de vida al nacer en la UE. Sin embargo, el reto demográfico ya no consiste solo en prolongar la vida, sino en que esos años adicionales se disfruten con salud y autonomía, dado que, actualmente, el 52,7% de los años posteriores a los 65 años se viven con limitaciones funcionales, sobre todo entre las mujeres, según pone de manifiesto el estudio del programa de investigación de la Fundación BBVA y el Ivie (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas) titulado ‘Calidad de vida en los mayores’.
[–>[–>[–>El informe indica que la esperanza de vida al nacer ha aumentado en España más de diez años desde 1974 a 2024, fruto del «acceso universal a la sanidad, la mejora de las condiciones de vida y la educación sanitaria, así como el avance en los tratamientos médico y preventivos». Sin embargo, la longevidad añadida se traduce, en muchos casos, en años de vida con limitaciones funcionales. Así, en 2018, a partir de los 65 años se vivía, de media, 9,8 años con discapacidad y en 2023 la cifra se ha elevado hasta los 11,4 años.
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Y con diferencias entre hombres y mujeres. El número de años que se espera vivir a partir es los 65 es mayor en las mujeres, 23,5 años, frente a 19,7 en los hombres, es decir, 3,8 años más. «Pero es ventaja adicional esconde que las mujeres viven una mayor proporción de sus últimos años con limitaciones funcionales. De esos 23,5 años, 13,3 los viven con algún grado de discapacidad, es decir, el 56,6% de los años», según explica el autor principal del estudio, Ángel Soler, investigador del Ivie y profesor de la Universitat de València.
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En cambio, los hombres tienen una esperanza de vida menor, esos 19,7 años a partir de la jubilación, pero de ellos 9,4 los viven con discapacidad, es decir, el 47,6% de su tiempo de vida restante. «En otras palabras, la ventaja en longevidad, que son casi 4 años de la mujer frente al hombre a partir de los 65 años, se hace a costa de años de vida con limitaciones y dependencia», continua Soler.
[–>[–>[–>Las recomendaciones
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El investigador considera que este análisis debería servir para «plantear políticas públicas que no se limiten a prolongar la vida, sino a poner el foco en mejorar el bienestar funcional en la vejez». «Para ello se deberían reforzar las estrategias de prevención sanitaria, la formación a lo largo de la vida y la promoción de estilos de vida saludables, con programas de envejecimiento activo que fomenten la autonomía personal, la adaptación de los entornos y la reducción de las desigualdades de género en salud. Además, se deberían fortalecer los sistemas de atención sociosanitaria y de cuidados de larga duración, puesto que el objetivo no es sólo vivir más, sino vivir mejor», apunta.
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El estudio también hace una comparativa a nivel europeo, para concluir que España es líder en longevidad pero sus habitantes viven con discapacidad 11,4 años, lo que se sitúa por encima de la media europea, que se sitúa este índice en 10,8 años. Los países con mejor calidad de vida en salud a partir de los 65 años son los del norte y el centro de Europa. Suecia encabeza la clasificación, con un 66,2% de años sin discapacidad tras los 65, seguida de Malta (59,2%) e Irlanda (56,3%), que combinan altos niveles de longevidad con buena salud funcional.
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[–>En el extremo opuesto, los países del Este europeo muestran tanto menor duración de la vida como peor salud. Rumanía, Letonia y Eslovaquia presentan porcentajes de años vividos sin discapacidad inferiores al 30%, debido especialmente a una mayor prevalencia de hábitos poco saludables como el consumo de tabaco y alcohol.
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