Economia

Las piedras en las que las empresas tropiezan una y otra vez con sus estrategias de innovación

Las piedras en las que las empresas tropiezan una y otra vez con sus estrategias de innovación
Avatar
  • Publishedabril 6, 2025



La innovación es uno de los pilares fundamentales para el crecimiento y la competitividad de las empresas, pero en España, a pesar de los crecientes esfuerzos e inversiones en investigación y desarrollo, hay muchos que enfrentan obstáculos recurrentes que obstaculizan Su innovador despegue. Desde una cultura empresarial que sospecha de riesgo para la falta de recursos y una visión a corto plazo, los frenos que limitan el progreso en esta área son diversos y complejos. Lograr el objetivo nacional de invertir el 2.12% del PIB en el I + D para 2027, según lo establecido por la estrategia española de ciencia, tecnología e innovación, requerirá mantener una tasa de crecimiento anual cercana al 15.8%.

No solo se trata de lo que hacen las empresas, explica Xavier Ferràs, Dean Associate Emba y profesor del Departamento de Operaciones, Innovación y Ciencia de Datos de Esade. La innovación es un fenómeno que dependerá del entorno donde estén estas empresas. En los países más innovadores del mundo, los ecosistemas y las políticas ayudan a las empresas a impulsar proyectos de alto riesgo y de alto impacto y, por lo tanto, les ayudan a avanzar en los procesos de innovación. Desde impuestos favorables, ayuda directa, tecnológicas o universidades que apoyan el desarrollo de estos proyectos hasta la existencia de la compra pública innovadora, por ejemplo, que ayudan a las empresas a vender sus primeros prototipos, y así sucesivamente. Es por eso que hay entornos que atraen y generan innovación y empresas innovadoras. Silicon Valley, Finlandia, ahora Shenzhen, en China, algunos países como Israel, Corea del Sur, etc., han creado marcos favorables para que las empresas avancen en proyectos de mayor riesgo, explica este experto.

En la misma línea, Julián López-Arenas, director de competitividad de la Cámara de España, Hace hincapié en que la innovación implica definir cómo, en qué y qué innovar y alinear esos esfuerzos con los objetivos generales del negocio. «Es una estrategia necesaria para cualquier empresa que quiera crecer, adaptarse a un entorno en un cambio constante y que debe depender de la innovación, la digitalización y la internacionalización como palancas para la transformación comercial», advierte.

Aunque muchas empresas reconocen la importancia de innovar, enfrentan barreras que obstaculizan su implementación. Enumeramos algunos de ellos a continuación.

Gestión obsoleta

Muchas compañías aún tienen un enfoque de gestión de proyectos convencional que no es adecuado para iniciativas innovadoras, ya que no se ajusta a la incertidumbre, el riesgo y la complejidad que implican. Esto refleja una falta de planificación estratégica en muchos casos, lo que evita una dirección clara en los esfuerzos de innovación. Como señala Xavier Ferràs, el ‘Gestión’ Falta convencional para proyectos de innovación. «En el caso de proyectos seguros, un ‘negocio’ nos sirve en un plan convencional, pero en proyectos más exploratorios, más disruptivos, más que el a largo plazo, más complejo, de mayor riesgo, no funciona para nosotros». La solución es adoptar metodologías específicas como ‘Design Scalling’, ‘Lean Startup’, ‘Open Innovation’ y crear equipos con autonomía, es decir, una nueva lógica de ‘gestión’, que debe desarrollarse.

Cultura empresarial

Muy relacionado con el anterior, la aversión al riesgo está en el ADN de muchas empresas españolas y, como tal, tiene consecuencias directas en la capacidad de liderar la innovación, analizan los expertos. España tiene un gran potencial creativo y de adaptación, pero enfrenta un desafío cultural importante: la desconfianza, dice Gómez. Esto no solo afecta la forma en que se decide el financiamiento de proyectos innovadores, sino también la percepción social de aquellos que se atreven a arriesgarse. En Europa, el papel de la exploración en los modelos de negocio no se valora suficientemente, ni los empresarios que deciden apostar por la innovación, a pesar de los errores que pueden cometer en el proceso. Como se señaló, «el riesgo puede ser mercado, tecnológico, financiero o personal». Esto lleva a preferir proyectos seguros (como abrir otra franquicia) contra oportunidades disruptivas. La solución requiere crear «paraguas» internas que protejan a los equipos innovadores y midan el progreso de manera diferente.

2.12% es el objetivo de inversión en I + D para 2027

En este punto, Ferràs señala que «necesitamos culturas que acepten el riesgo y también acepten el error. Y todo esto es parte de una nueva lógica de ‘gestión’, que debe desarrollarse ».

Víctima de presión

La preferencia por proyectos más seguros y a corto plazo es un claro ejemplo de cómo la presión para obtener resultados inmediatos puede mover la innovación a largo plazo. Muchas compañías, especialmente las PYME, enfrentan limitaciones financieras que les impiden asignar recursos suficientes a los proyectos y esto lleva a priorizar propuestas de retorno seguras y rápidas en lugar de iniciativas más disruptivas, lo que podría generar ventajas competitivas sostenibles. Esto representa un obstáculo significativo, ya que muchas innovaciones requieren largos ciclos de desarrollo y validación antes de generar beneficios tangibles.

Para superar esta barrera, es esencial repensar los modelos de financiación e incorporar mecanismos que permitan asumir riesgos con mayor seguridad. En este sentido, es clave facilitar el acceso a los recursos que reducen el impacto del riesgo financiero, ya sea a través de incentivos fiscales, fondos públicos para proyectos de alto impacto o colaboración con centros tecnológicos y universidades, Recalca López-Arenas.

Hoja de ruta

No considerar la innovación con una prioridad es un problema tanto en España como en Europa, donde la falta de una dirección clara contrasta con el enfoque de países como China o los Estados Unidos, en el que la inversión en tecnología está alineada con su visión de la hegemonía, explica Emma Gómez, directora general de los Asociación para el progreso de la Dirección (APD).

El día a día generalmente reduce el margen para la reflexión estratégica, dejando la innovación relegada al fondo o, en muchos casos, está fragmentado, sin la continuidad o profundidad necesaria para generar un impacto real. Por lo tanto, es necesario tener una hoja de ruta que coloque la innovación en el centro de la estrategia.

Optimizar los esfuerzos

Fortalecer los ecosistemas de cooperación se convierte en una estrategia esencial para optimizar los esfuerzos y tratar los desafíos del mercado con una mayor competitividad. En España y Europa existe una fragmentación comercial que dificulta la cooperación entre los actores porque el mercado europeo está compuesto por países con diferentes culturas y regulaciones, lo que complica la salida al mercado o al «ir al mercado» de nuevas soluciones, dice Emma Gómez. «Se necesita un entorno más ágil para la cooperación y la creación de alianzas estratégicas que hacen inversiones y recursos que se asignan actualmente», dice.

Para superar estas barreras, es clave tener modelos de financiación que no solo mitigen los riesgos asociados con la innovación, sino que también faciliten el acceso a entornos de colaboración, sino que indican desde la Cámara de Comercio. Espacios donde las empresas pueden compartir inversiones, recursos y conocimientos, maximizando así las oportunidades de éxito y acelerando el proceso de innovación.

Burocracia

Los principales países de innovación han entendido que la burocracia es el enemigo de la interrupción. Sus mecanismos de financiación ágiles con procesos simplificados, impuestos favorables, ayuda directa, especialmente en las fases iniciales de I + D, créditos blandos, compra pública innovadora, centros de apoyo tecnológico, etc., persiguen un modelo claro, explica el profesor Ferràs. El estado comparte el riesgo con los empresarios. Si la iniciativa triunfa, hay retorno; Si falla, se supone la pérdida.

La paradoja es evidente: tenemos talento, capacidad científica y empresarios con ideas, pero faltan los puentes que conectan estos elementos: desde la reforma de los mecanismos de financiación hasta redefinir cómo la administración compra tecnología.

No se trata de copiar modelos extranjeros, sino de aprender: la innovación no es un gasto, es la mejor inversión para mantener la relevancia económica en un mundo que cambia a velocidad exponencial. Los países que han entendido no tienen fórmulas mágicas, solo políticas consistentes aplicadas durante décadas.

Cambio tecnológico

Los sectores que no han terminado de asimilar los ciclos de innovación anteriores, como Big Data (solo el 18% de las PYME españoles analizan sus datos de acuerdo con el informe digital anual), los sitios web funcionales o el uso de la computación en la nube, tienen doble dificultad, analizan desde APD. En este sentido, los nuevos avances, con inteligencia artificial en la cabeza, representan una gran oportunidad para acelerar la evolución de sus modelos. Las empresas primero deben abordar su transformación digital básica antes de saltar a innovaciones más avanzadas.

Talento especializado

La innovación requiere equipos multidisciplinarios con conocimiento en nuevas tecnologías, metodologías ágiles y visión estratégica. Sin embargo, el mercado laboral presenta una brecha significativa entre la demanda de estos perfiles y la oferta disponible. La cultura empresarial juega un papel clave en este desafío, ya que las organizaciones que no ofrecen oportunidades de desarrollo, capacitación continua y un entorno que valoran la creatividad y la experimentación a menudo pierden a sus profesionales más innovadores. Para esto, es esencial repensar la colección y fidelización del talento, Apuesto a los programas de capacitación interna, promoviendo una cultura de mejora y aprendizaje continuos, flexibilidad laboral y promoviendo ecosistemas de innovación donde los profesionales pueden desarrollar su potencial.

También es importante escuchar a los empleados y clientes, señala López-Arenas. Muchas ideas de mejora y oportunidades de innovación surgen desde adentro o desde el contacto con el cliente. A menudo, son los que están en la primera línea del negocio los que identifican los problemas y detectan las necesidades que pueden convertirse en verdaderas oportunidades de transformación.



Puedes consultar la fuente de este artículo aquí

Compartir esta noticia en: