las pruebas que salvan o incriminan a cada acusado
Día 1 tras la lectura del veredicto emitido por el jurado popular sobre el crimen de Samuel Luizy han cambiado ya muchas cosas. La primera, el nombre de Catherine Silva debe dejarse ya a un lado, al haber sido absuelta por unanimidad del jurado. Segunda, el proceso judicial ha cerrado un capítulo, pero le quedan otros por delante.
La magistrada ha de dictar la sentencia condenatoria de Diego Montaña, al que el jurado considera culpable de asesinato con alevosía y al que aplica un agravante por discriminación sexual; de Alejandro Freire, también culpable de asesinato con alevosía; de Kaio Amaral, culpable de asesinato con alevosía y, además, de robo con violencia, al haberse llevado el móvil de la víctima; y, finalmente, la de Alejandro Míguez, como cómplice de un delito de asesinato.
A pesar de que la Ley del Jurado no pone un límite para la redacción del fallo, fuentes judiciales indican que se realizará en las próximas semanas y que podría estar lista antes de que finalice este año. En la sentencia, la magistrada dirá, tomando como base el veredicto del jurado, qué penas le impone a cada uno de los procesados y absolverá a Catherine Silva, al apreciar los nueve miembros del tribunal popular que ella no participó activamente en la agresión grupal que acabó con la vida de Samuel aquella madrugada del 3 de julio de 2021.
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Las defensas tienen también trabajo por delante, ya que, en apelación intentarán que las condenas de sus clientes se minimicen, de modo que tendrán que desgranar las explicaciones del jurado para ver si encuentran contradicciones y, con sus argumentos, tratar de convencer al Tribunal Superior de Justicia de Galicia.
En el caso de Diego Montaña, el jurado considera probado el agravante de discriminación por condición sexual, ya que, en el juicio, no solo la amiga de Samuel sino también su entonces pareja, Catherine Silva, declararon haberle oído decir: «Deja de grabar, a ver si te voy a matar, maricón» y, a pesar de que Silva le dice que no los están grabando, Montaña ataca a Samuel, al entender del jurado, tal y como votó por unanimidad, «por su animadversión hacia la condición sexual homosexual que le atribuyó» a la víctima. Para fundamentar el argumento de la homofobia, el jurado recupera también las declaraciones de los testigos que le escucharon hablar de la agresión horas después, en el parque Europa, con expresiones como: «Quién le mandó al maricón de mierda meterse en eso», «¿qué más da?, era un maricón de mierda«. El jurado, sin embargo, no puede dar por probadas otras frases, como «te voy a apuñalar, vas a morir», ya que ningún testigo está completamente seguro de haberle oído decir esa frase.
El hecho de que Diego Montaña agrediese activamente a Samuel está probado no solo por su propia declaración y por la de los testigos que comparecieron en el juicio, sino también por el vídeo de la cámara de tráfico de la plaza de Portugal; que huyó de la zona cuando Samuel se desplomó lo demuestran, según explica el jurado, las cámaras de seguridad de las máquinas expendedoras que hay en la zona, ya que se ve pasar a una persona que lleva la misma indumentaria que lucía Montaña esa noche —contrastada con las imágenes del pub Andén, en el que víctima y agresores coincidieron—. La defensa de Diego Montaña presentó como atenuante que su defendido había bebido aquella noche y que tenía disminuidas sus capacidades para entender el alcance de sus actos. Sin embargo, el jurado no considera probado este extremo porque en todas las cámaras que le graban en su camino hacia el parque Europa, se le ve «caminar erguido» aunque «raro», algo que atribuyen a que se había lastimado en un pie durante la agresión (llegó a meter el pie en un estanque tras la agresión) y no a estar ebrio.
Catherine Silva es la única de las acusadas que no llegó a entrar en prisión por estos hechos y que, una vez finalizado el juicio, ha sido absuelta. El jurado considera probado que ella no forma parte del grupo agresor, que intentó «contener a Diego Montaña», tal y como se puede ver en las cámaras de tráfico. Los nueve miembros del jurado creen a Catherine cuando declara en el juicio que la frase «apártate, que tú no pintas nada», se la decía a su entonces pareja y no a Lina, la amiga de Samuel. «Es coherente con su actitud», explica el jurado, al entender que intentó frenar la agresión y que «el empujón a Lina es para sacar a Diego». Da por probado también que, a pesar de que escuchó que Montaña se refería a Samuel en el parque Europa como «puto maricón», ella no le dijo nada, se calló, pero sí le recriminó que se habían pasado con «ese chico». Al jurado le convencen no solo las declaraciones en el juicio, sino también la manera de caminar de Catherine, que revelan, a su parecer, «que estaba enfadada».
A Alejandro Freire le sitúan las cámaras de seguridad en la bancada que da acceso al paseo marítimo a las 2.58 horas. El jurado considera acreditado que es él el que coge a Samuel por detrás cuando este está con Montaña y que juntos caen al suelo, ya que no solo lo reconoce el acusado, sino también los forenses, que dicen que la víctima tenía lesiones en el cuello compatibles con un agarre. Las imágenes muestran que él es uno de los primeros en llegar al lugar del forcejeo. A partir de ahí, se suman al ataque más personas, entre ellos, los dos menores que ya habían sido condenados por asesinato por estos hechos. Considera probado que él estaba en el tumulto cuando Ibrahima y Magatte intentaron auxiliar a Samuel, aunque no lograron salvar su vida. En cuanto a las atenuantes presentadas por su defensa, como el consumo de alcohol y drogas y que sus capacidades estuviesen mermadas por el trastorno mixto de la personalidad y el trastorno de hiperactividad y déficit de atención que padece, el jurado cree que no quedan probadas porque el informe psiquiátrico se hace «a petición de la familia y solo tiene en cuenta lo que dicen el acusado y su padre». En cuanto al consumo de sustancias, lo descartan porque las imágenes lo captan «andando rápido«.
Kaio Amaral acude corriendo hacia el lugar en el que se inicia la agresión, «salta, frenando la inercia de la carrera» y, aunque los miembros del jurado admiten que no pueden ver en el vídeo qué pasa después, dan credibilidad a un testigo que afirmó ver al joven «cargar la pierna« muy cerca de Samuel. Esta declaración fue también la que llevó a la policía a detener a Kaio Amaral. Los miembros del jurado dan por probado que Amaral no abandonó el grupo agresor y que cogió el móvil de Samuel y lo desconectó, tal y como él mismo reconoció y por lo que se le condena por robo con violencia. En su argumentación, el jurado admite que no hay testigos que viesen a Amaral «golpear después del primer momento».
De Alejandro Míguez, el jurado tiene claro que estaba en el momento inicial de la agresión pero que no ataca a Samuel, porque así queda registrado en las imágenes de las cámaras. «Se dirige corriendo hacia la zona del primer árbol donde se inicia la agresión [la de Montaña a Samuel] gira en torno al tumulto y se pierde», argumenta el jurado, que asegura que No hay ningún testigo que haya visto a Míguez atacar a Samuel. Tanto las imágenes como la propia declaración de Míguez así lo demuestran salió «rebotado»« del tumulto. Aseguró que había intentado separar a los agresores de Samuel, aunque el jurado no ha encontrado pruebas que corroboren su versión pero que intentó meterse en la pelea, ya que uno de los testigos asegura que le dijo: «No pude hacer nada porque un negro me empujó»en referencia a Ibrahima o Magatte. Por eso consideran que impidió que Samuel fuera ayudado por estos dos senegaleses.
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El jurado ve probada la alevosía en el asesinato, pero no el ensañamiento, al entender que fue la combinación de todos los golpes sufridos por Samuel lo que le ocasionó la muerte.
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