las tres incógnitas de su nueva hoja de ruta
ERC pondrá en marcha este lunes la cuenta atrás para elaborar su nueva hoja de ruta para los próximos cuatro años. Una hoja de ruta con la que el partido de Oriol Junqueras y Elisenda Alamany busca remontar electoralmente y tratar de poner fin a la guerra interna que estalló tras la debacle de las elecciones catalanas. Así, la dirección enviará a los militantes tres documentos clave para el futuro inmediato de la organización: la ponencia sobre la estrategia política, una propuesta de plan para la independencia y una propuesta de nuevos estatutos. A partir de aquí, los afiliados podrán formular sus enmiendas para introducir cambios, y los documentos finales se votarán en el congreso del 15 y el 16 de marzo en Martorell. Estas son tres de las incógnitas que ERC debe resolver en su nueva hoja de ruta.
La relación con los socialistas
La ponencia política de un partido no predetermina exactamente qué pactos puede hacer la organización en el futuro, pero sí fija una orientación y, sobre todo, hace un balance de los pactos firmados en el último ciclo político. En su ponencia ERC deberá dar pistas de si sigue apostando por las alianzas recurrentes con los socialistas como las que hecho en el último ciclo (2019-2024) o fija un nuevo rumbo.
Existe entre los militantes de la organización síntomas de hartazgo respecto a estas alianzas que incluso se puede medir con datos. En noviembre de 2023, un 89% de afiliados apoyó que el partido invistiera presidente a Pedro Sánchez. Nueve meses después, el aval de los militantes a investir a Salvador Illa se quedó en el 53%. Sin embargo, cortar las relaciones con los socialistas tampoco es una decisión sencilla. En clave estatal, porque sería abonar el terreno a un ejecutivo del PP y Vox. En clave catalana, porque ERC pactó una financiación singular con el PSC que, si quiere ver como se hace realidad, tendrá que seguir colaborando con el ejecutivo de Illa.
¿Qué hacer? Esa es la duda. El partido ha endurecido ostensiblemente el discurso hacia el PSC y el PSOE. En pocos meses el dúo Junqueras-Alamany ha pasado que querer gobernar con el PSC en Barcelona, a negarle los presupuestos al Govern de Illa y dar casi por muertos los de Pedro Sánchez.
El plan para la independencia
Una concesión que Junqueras ha hecho a los sectores críticos del partido es el compromiso de presentar un documento específico en el que se recoja un plan para conseguir una «mayoría social a favor de la independencia» en 2031. Será entonces cuando se cumplan 100 años de la fundación de ERC. Cunde la sensación en el partido de que, con tantos pactos con los socialistas, la organización se ha desviado del objetivo independentista.
En la última década, ERC ha hecho el esfuerzo de formular un sinfín propuestas para llegar a la independencia, pero han sido tantas que al final ha costado saber cuál era la vigente. Ha pasado de avalar una declaración unilateral a defender un referéndum pactado e incluso formuló una propuesta propia de «pacto de claridad» que nunca hizo fortuna. También ha dado casi una vuelta al mundo buscando referentes en los que reflejarse –Escocia, Quebec, Irlanda, Kosovo y Montenegro– hasta el punto que más de un militante se ha perdido. Esta ponencia debe ser la oportunidad para reordenar cómo queda esta aspiración para el partido.
La importancia de los estatutos
La ponencia de los estatutos sobre cómo se organiza ERC internamente es la que, tradicionalmente, despierta menos pasiones porque no deja de ser una propuesta más técnica que política. Esta vez, sin embargo, tendrá su enjundia. En primer lugar, porque los sectores críticos del partido quieren presentar una enmienda para que el presidente y la secretaria general no puedan aspirar en el futuro a cargos institucionales. Esto es una pulla a Junqueras y Alamany, que aspiran algún día a ser candidato a la Generalitat y candidata al Ayuntamiento de Barcelona, respectivamente. Lo interesante será si esta propuesta logra en el congreso los suficientes adeptos para prosperar o queda descartada.
Hay una segunda cuestión interesante. El exdiputado del Congreso e histórico militante Joan Tardà quiere enmendar el artículo 2 de los estatutos para que ERC deje de ser un partido «exclusivamente independentista». Su argumento es que esto permitiría a ERC erigirse como la formación que puede aglutinar el votante progresista que va del independentismo-soberanismo al federalismo-autonomismo. La propuesta ha generado un fuerte debate interno, pero no parece que tenga posibilidades de prosperar.
Finalmente, habrá un tercer asunto a seguir respecto a los estatutos. Junqueras se comprometió, a raíz de la polémica por los carteles difamatorios contra los hermanos Maragall, a reformar todas las estructuras relativas a las investigaciones internas. Esto pasa por reformular el funcionamiento de la figura que hace estas investigaciones -el responsable de ‘Compliance’- y de la Comisión de Garantías, que es quien tiene la potestad de sancionar a militantes que actúan mal. Aún nadie ha visto la propuesta de la dirección, pero si se trata del asunto de los carteles, siempre es un tema delicado con tendencia a complicarse con facilidad.
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