Llegado a cierto punto, el cerebro lo indica
«Dondequiera que vaya, siempre hay una especie de atención constante sobre él. Y eso es lo que lo cansa tanto», explica Axel, que lo experimentó en casa con el «Caníbal». Y puso el ejemplo que más duele: el final de la carrera de Eddy no se puede explicar tanto por sus piernas como por su cerebro. «Cuando mi padre habla del final, lo que más le molestaba era principalmente el cansancio mental, mucho más que el cansancio físico. En cierto momento, el cerebro le dice a las piernas que se detengan».
Museeuw iba en la misma dirección: la mente, dijo, también necesita recargar sus baterías. Y dejó un paralelo que invita a la reflexión: «Tengo curiosidad por ver cómo va a manejar esto… Hace unos años, creo que es el mismo estilo de vida que contribuyó al declive de Peter Sagan. Incluso en la cima, hay que descansar».
En medio del eterno debate sobre los «mejores de la historia», Axel evitó las comparaciones directas, pero dejó un elogio que pinta un retrato de Pogacar: domina como dominaba su padre y, sobre todo, sorprende con la frescura con la que cruza la meta cuando los demás llegan vacíos. Precisamente ahí es donde reside el peligro: mantener esta luminosidad sin que la bombilla acabe quemándose.
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