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lo que se siente en el Jerte cuando suena el Robe

lo que se siente en el Jerte cuando suena el Robe
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  • Publisheddiciembre 10, 2025



«¡Robemos cerezas! De los del valle del Jerte. Soy capaz de cualquier cosa por volverte a ver«el canto Roberto Iniesta en una de las canciones ya incluidas en sus dos últimos discos que editó en solitario, cuando ‘Extremoduro’ rompió definitivamente allá por el 2021, aunque en el fondo nunca se rompió porque siempre hubo esperanza de una última gira más para seguir cantando a todo pulmón todos esos himnos que han pasado y pasarán de generación en generación. Que no son precisamente uno ni dos, como realmente les pasa a los grandes, a los que hacen leyendas.

La comunión de Robe con su Plasencia natal y sus paisanos tiene algo de mística y espiritual, nadie (o casi nadie) en la capital del Jerte puede cantar una de sus canciones sin sentirse orgulloso de sus raíces, de presumir de ser “de aquí, de Plasencia”, de sacar pecho cuando te dicen que Robe es una leyenda del rock y la música en españolcasi al nivel del propio Sabina (perdón por la osadía), y que ahora su muerte suena como la muerte misma de una parte de la banda sonora de sus vidas, de nuestras vidas, y de una ciudad entera que lo llora con dignidad y orgullo. El Ayuntamiento ha decretado tres días de luto por el que fuera su personaje más ilustre y hace apenas un mes lo nombró ‘hijo predilecto’.

Hoy recuerdo a todos los Placentinos de mi generación y de las venideras, cantando casi a medias, a finales de los 90, principios del 2000, en el mítico y desaparecido ‘Impacto’, aquel bar junto a La Catedral donde se reunían casi todos los fines de semana los jóvenes de aquella época, los Salir, beber, lo de siempre.. Fue entonces cuando se formó esa comunión entre todos, pijos, hippies, alternativos, punks, popis… en la que nos reuníamos al unísono, dejábamos lo que estábamos haciendo y sacábamos pecho, afinamos la garganta y cantábamos con orgullo. ‘¿Dónde estarán los besos? Se han quedado con las flores.

Fue eso, sin pensarlo y sin quererlo, algo de identidad y arraigo que nos unió a todos por unos minutos. No importa lo que éramos y cómo nos llevábamos. Éramos de Plasencia. Y estábamos celebrando a uno de los más grandes cantantes de nuestro tiempo. Y eso, para todos, era más que indiscutible. Y luego, llegar a la cama y, carajo, que cochina, sin ti‘.

Sin mencionar el éxito más antiguo, el ‘Jesuscrito García’, el ‘Tan Payaso’sin olvidar a las generaciones anteriores, las que tuvieron la edad de Robe, las que compartieron espacio, lugar y tiempo, las que lo vieron en sus inicios, las que lo vieron crecer como poeta y músico. ‘Bueno, me fui con La Salle’, ‘Me vendió un casete cuando entonces no era nadie’, ‘Fui al taller de su padre‘…Los que compartíamos la Plasencia de antes, esa que a veces, incluso los que somos algo o bastante jóvenes, extrañamos un poco.

Incluso ahora, aunque vivía en Lezama (Vizcaya) Durante años (su relación con el músico Iñaki ‘Uoho’ Antón, ex de ‘Platero y Tú’, marcó un antes y un después en la vida del cantante y se fue a vivir al norte), se le veía con frecuencia por la ciudad (venía cada vez que podía a ver a su familia), también a sus dos hijos, que rondan los 30 años, y son uno más, si no más, de la vida placentina.

Hoy su muerte deja un poco huérfana la ciudad donde nació y creció, su tierra extremeña que siempre llevó como bandera (llamó ‘Extremoduro’ a su banda, si no falta…), a miles de generaciones que crecieron con su cancionesque se enamoraron y se maldijeron de ellos, que beatificaron algunos de sus discos, algunos de los más importantes de la música española, que, de alguna manera, también sintieron esa comunión, esa especie de experiencia religiosa al rezarle a una persona así. Jesucristo García y tambien perdieron yopor las veces que te amé y se desequilibran u vida por ponerla a mi lado, que la vomito alma en cada verso.

Su legado queda para siempre, su canalismo, su poesía, sus himnos y, sobre todo, digamos algo así como sus lecciones de vida, que tan bien quedaron plasmadas en su bellaAma, ama, ama y expande el alma..

Hay que abandonar el camino social asfaltado

Porque nuestros cascos se quedan atrapados en él.

Tienes que volar libre al sol y al viento.

Compartiendo el amor que tienes dentro

«Hasta siempre. Que llegue la primavera y así paso toda mi vida…».

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