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Lo único que funciona en el Congreso (por desgracia) es el Pacto de Toledo – Domingo Soriano

Lo único que funciona en el Congreso (por desgracia) es el Pacto de Toledo – Domingo Soriano
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  • Publishednoviembre 9, 2025




El núcleo de las recomendaciones [del último acuerdo del Pacto de Toledo en 2020] Se puede resumir en mantener la tasa de reemplazo más alta de la Unión Europea (77,4 vs 44,5%). evitando endurecer los parámetros de acceso y cálculo de la prestación y garantizar su poder adquisitivo actualizándolo anualmente con el IPC.

Esta decisión apoyada por todo el arco parlamentario en un escenario de rápido envejecimiento de la población por la llegada de la generación del baby boom a la jubilación y el aumento de la esperanza de vida implican un fuerte aumento del gasto que ascenderá al menos a 3,5 puntos adicionales del PIB en 2050.

Este El alto costo tendrá que ser asumido por las generaciones siguientes.reduciendo su renta disponible mediante más contribuciones, más impuestos y/o más deuda pública. La decisión, por tanto, tiene graves consecuencias redistributivas a favor de una generación y en contra de la siguiente.

Los párrafos anteriores están tomados directamente del informe «El Pacto de Toledo. que fue y que es» eso Miguel Ángel García Díaz presentado esta semana para el Instituto Santalucía y Fedea.

El análisis no podría ser más preciso. También obvio. Suena a crítica, pero en realidad es la expresión de una evidencia. Imagino que quienes alcanzaron estos acuerdos (todos los grandes partidos españoles que han tenido representación parlamentaria en los últimos 30 años) no tendrán problema en firmarlo. Es de lo que se enorgullecen. Se han tomado decisiones muy claras: (1) proteger los ingresos de los pensionados, actuales y futuros; (2) poner la carga del ajuste del gasto sobre los hombros de los trabajadores, a cambio de la promesa de que ellos también se beneficiarán en el futuro cuando sean receptores del beneficio.

García Díaz (uno de los expertos que participó, en aquel momento a propuesta de los sindicatos, en la propuesta de reforma de pensiones de 2013; la propuesta que nunca se llevó a la práctica) tiene claro que no le gusta mucho. Yo tampoco. Ni por lo que supone (un evidente desequilibrio generacional) ni, sobre todo, por lo alejado que está este escenario del espíritu que supuestamente presidió el Pacto de Toledo cuando se lanzó hace tres décadas.

Orientándonos: se pone en marcha la Comisión Parlamentaria del Pacto de Toledo a mediados de los 90 en cierto modo imitando lo que se estaba haciendo en algunos países. Probablemente, el modelo más conocido fue sueciaque luego de haber llegado a una situación de semiquiebra del Estado a finales de los 80 y principios de los 90, enfrentó una serie de reformas muy complejas que devolvieron al país a la senda del crecimiento.

La idea era simple: muchas de las reformas que se necesitan a largo plazo pueden tener un costo político muy alto en el corto plazo. Si un partido intenta aprobarlas, corre el riesgo de que los demás jueguen un discurso fácil y un punto demagógico en su contra. ¿Problema? Si todos piensan igual, ningún Gobierno se atreverá a proponer estas medidas dolorosas pero necesarias. Por eso, en Suecia, la mayoría de estos cambios se hicieron por consenso, con la participación de casi todas las fuerzas políticas. Por ejemplo, en lo que tiene que ver con las pensiones, hace más de 30 años lanzaron un modelo que regularmente se cita como uno de los más sostenibles y equilibrados del mundo: con una pata distributiva que sirve para asegurar un beneficio mínimo a todos, un sistema de cuentas nocionales que equilibra gastos e ingresos en la parte contributiva e incluso un pequeño porcentaje de capitalización-ahorro que incentiva a los trabajadores suecos a tener una parte de su salario generando rentabilidad desde el minuto uno.

Piensa ahora en la trayectoria del Pacto de Toledo y saca tus propias conclusiones. ¿Reformas complejas por consenso? No más mentira obvia. Las dos importantes que se han producido (2011, PSOE; y 2013, PP) se han llevado a cabo a regañadientes, con la enorme presión de la prima de riesgo sobre ellos y con el ataque despiadado de los partidos de la oposición. ¿Era necesario? Por supuesto. De hecho, en todo caso deberíamos decir que se quedaron cortos. Pero eso no impidió que se hicieran a regañadientes y sin ningún apoyo del resto: en cada caso, el Gobierno que se vio obligado a aprobarlas (y era una obligación, lo hizo porque no tenía otra opción) no tuvo ningún apoyo.

Es una maldita coincidencia que estemos hablando de todo esto esta semana. Porque hace unos días asistimos a la voladura definitiva de la legislatura. Con el anuncio de Junts sabemos que no se hará nada en los próximos dos años [Nota al margen: ni tan mal; lo mejor que nos puede pasar con este Gobierno es un par de años de parálisis; con matices, porque seguirán teniendo acceso al presupuesto, pero sin capacidad de aprobar nuevas tropelías].

¿Nada? Bueno, algo habrá. Como la revalorización de las pensiones. Al líder de la oposición se le acabó el tiempo, Alberto Núñez Feijóo anunciar una propuesta para proteger a los pensionistas: una ley que garantice la revalorización de sus prestaciones aunque no haya presupuestos. Estoy convencido de que se aprobará (este u otro muy parecido) sin debate alguno.

La imagen es muy clara. Parálisis en todo, ninguna reforma, Un Congreso bloqueado… excepto para los pensionistas..

Por supuesto, tampoco habrá bloqueo para los trabajadores asalariados. Todos ellos verán cómo su IRPF sigue subiendo en términos reales (porque los tipos no se actualizan) y la tres nuevos impuestos (Mecanismo de Equidad Intergeneracional, Cuota Solidaria y aumento de las bases máximas por encima de la pensión máxima) aprobado en la llamada «reforma de las pensiones» de José Luis Escrivá (en realidad, Fue solo una reforma fiscal.).

Para que luego digan que la democracia española no funciona. O que los partidos no saben cómo llegar a un consenso. O que el Parlamento se ha convertido en un circo. El que piense así debería acudir a la Comisión del Pacto de Toledo. Tendrás todos los acuerdos y consensos que quieras. ¿Que se unen precisamente para lo contrario de lo que se pretendía inicialmente? Sí, se utilizan para bloquear medidas difíciles, no para impulsarlas. Pero tampoco nos vamos a poner exigentes, ¿verdad? Por un lugar donde todos estén de acuerdo…

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