Lo uno no quita lo otro
Hay quienes temen, otros sencillamente lo sugieren, que la pareja de Isabel Díaz Ayuso pretende ahora envolverse en la sentencia que condena al fiscal general del Estado como si el fallo, en lugar de reprochar una filtración indebida, tuviera efectos balsámicos sobre sus propios problemas con la Agencia Tributaria. Puede que simplemente se trate de extender el humo hasta que parezca niebla, lo desconozco. Pero una cosa no tapa la otra. La resolución judicial contra el fiscal se refiere a una vulneración de la confidencialidad –un acto impropio y grave en un servidor público–, no convierte automáticamente en inocente a nadie, ni invalida los hechos investigados ni exime de responsabilidades por posibles delitos fiscales. Lo uno no borra lo otro; de hecho, ni siquiera lo roza.
[–>[–>[–>La guerra llevada a extremos entre antiayusistas y antisanchistas plantea sus batallas en un terreno poco razonable, donde toda arma arrojadiza es capaz de transformar un proceso individual en una conspiración global, desplazar el foco, victimizarse, sugerir que nada de lo ocurrido es fruto de decisiones personales sino de una persecución política o mediática. Lo que está pasando en este país es la bomba y no en el sentido puro de la vieja expresión que conecta con lo divertido; la bomba es aquí precisamente lo contrario por los daños que ocasiona en la política y en la convivencia. Se activa, además, cada día.
[–> [–>[–>Nadie queda limpio porque otro haya actuado mal. Si existen indicios de fraude fiscal –como ha señalado la investigación administrativa–, esos hechos deben ser aclarados y, en su caso, sancionados. Otra vez, nos la quieren colar.
[–>[–>[–>
Suscríbete para seguir leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí