La política española centró hoy su atención en Junts, que reafirmó este miércoles su bloqueo al Gobierno en una comparecencia marcada por una escena inesperada: una llamada telefónica interrumpió a la portavoz, Míriam Nogueras, en plena intervención, desatando risas en la sala. La anécdota no alteró el mensaje de fondo: el partido mantiene su posición y el legislativo sigue en riesgo.

Nogueras ha insistido en que los cantos de sirena de Sánchez no han servido para recomponer la relación. «Todavía roto. Todo el mundo habla mucho de hablar, pero lo que queremos son hechos. Y lo hemos dicho claro: si no se cumple, no hay votos de Junts», afirmó en una entrevista en Al Rojo Vivo. La portavoz también destacó que «Cumplir a medias con Cataluña es no cumplir«, dejando claro que sólo el pleno cumplimiento del acuerdo podría desbloquear su voto.

Mientras el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, evita pronunciarse, el Ejecutivo sigue buscando formas de reconducir la situación. La vicepresidenta primera, María Jesús Montero, se mostró confiada en que «El cumplimiento de los compromisos restablece la confianza«y señaló que el Govern está dispuesto a avanzar en las reivindicaciones clave de Junts, como la publicación de balances fiscales: «Estamos trabajando metodológicamente para publicar aquellas escalas que sean más representativas».

ERC observa desde la distancia la pugna entre el PSOE y Junts, que se prolonga desde hace semanas. Oriol Junqueras, presidente de ERC, ha admitido estar cansado del tira y afloja constante. «Menos peleas y menos reconciliaciones en público y en privado y compromisos más cumplidos».

Desde el Partido Popular el diagnóstico es muy diferente. Su líder, Alberto Núñez Feijóo, acusó a Sánchez de actuar sin dignidad y de haber perdido toda capacidad de control: «Sin credibilidad ante los ciudadanos, sin control parlamentariodebería tener un mínimo de dignidad y, por lo que vemos, no es así.En la misma línea, la portavoz del partido en el Congreso, Ester Muñoz, calificó la actitud del presidente como «patético» y aseguró que «se ha arrastrado para nada».

El PP reitera así su exigencia de convocar elecciones, mientras el Gobierno intenta sostener una legislatura que, hoy por hoy, depende enteramente del movimiento Junts.

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