Los coros de Luanco unen generaciones
Dos chicas, que tuvieron que tocar los siete años, se ataron a la casa de la sidra en el parque dos minutos antes de las 9.30 p.m. Desde adentro, uno de los cantantes del coro la saludó con amor. Aunque seguramente les hubiera gustado, tenían completamente imposible ingresar a la barra. «Aquí o llegan 45 minutos antes de la actuación o es imposible para usted obtener un sitio», dice uno de los presentes. No exagera. Había personas en todas partes: en las escaleras, en el piso superior, detrás del coro … lo más sorprendente fue la cantidad de jóvenes que decidieron asistir. «Están haciendo un gran trabajo para recuperar esto. Como en los coros hay mucho que llenaron el bar.
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