Un cambio en la microbiota está relacionado con condiciones patológicas como obesidad, síndromes metabólicos, enfermedades inflamatorias o alérgicas. Por tanto, es muy interesante identificar qué factores ambientales pueden modular la microbiota intestinal e influir de una forma u otra en la salud.

La Navidad es una de esas épocas del año que puede tener mayor impacto en la salud humana. Durante estas fechas muchas personas pueden verse expuestas a factores ambientales que afectan la salud: cambios en la dieta o exceso de alcohol.

Sin embargo, hay otros factores a considerar: el aumento significativo del contacto con los cuñadoscuyo efecto sobre la salud física y mental es bien conocido. No se conoce del todo el mecanismo exacto por el cual los suegros pueden influir en la salud.

Por este motivo, un grupo de investigadores europeos decidió realizar un estudio para examinar el impacto del contacto con los cuñados en la microbiota intestinal durante las comidas y cenas navideñas. El trabajo fue publicado este verano en Human Microbiome Journal.

¿Pueden los cuñados influir en su obesidad o provocar inflamación y alergias?

Para ello, secuenciaron el ribosoma 16S de muestras fecales de un grupo de 28 voluntarios sanos (14 mujeres y 14 hombres caucásicos) que planeaban celebrar la Navidad. Las muestras fueron tomadas en dos fechas concretas (23 y 27 de diciembre, Navidad de 2016). Los participantes recogieron sus propias muestras frescas a primera hora de la mañana y las transportaron inmediatamente en hielo a -4°C hasta el centro de investigación, donde se almacenaron a -80°C hasta su análisis. Además, todos completaron una encuesta epidemiológica para conocer sus hábitos alimentarios durante el período de estudio.

De los 28 participantes, cuatro fueron excluidos por diversos motivos: dos no proporcionaron muestras el último día porque estaban demasiado «asqueados», otro no quiso completar el cuestionario y el último ayunó el día 23 porque había comido mucho antes. De los 24 restantes, 16 visitaron a sus cuñados durante la Navidad. Se encontró que no hubo diferencias en la dieta y el consumo de alcohol entre los dos grupos durante estos días. Para identificar especies microbianas como posibles biomarcadores para distinguir los dos grupos de participantes, desarrollaron un modelo estadístico multivariado.

microbiota fecal

Los resultados mostraron que los participantes que visitaron a sus cuñados tuvieron cambios significativos en la diversidad de su microbiota fecal. Se identificaron hasta siete especies bacterianas, cuya proporción variaba según si las personas habían visitado a sus cuñados o no. Específicamente, quienes visitaron a sus cuñados tuvieron disminuciones significativas en todas las especies de Ruminococcus, un género bacteriano conocido por estar asociado con el estrés psicológico y la depresión.

Los autores sugieren que los participantes que visitaron a sus familiares (padres y hermanos) pueden haber tenido más contacto físico entre ellos que aquellos que visitaron a sus cuñados, y que esto podría explicar la mayor variación en las especies microbianas encontradas en sus hogares. Esto podría incluso tener implicaciones clínicas, ya que sabemos que una mayor diversidad de la microbiota está ligada a una buena salud.

Sin embargo, los autores también reconocen que se necesitan más estudios aleatorios antes de reconocer a la cuñada como un potencial factor de riesgo que afecta a la composición de la microbiota intestinal y, por tanto, a la salud mental.

PD: medio en serio, medio en broma, este artículo destaca la importancia de un buen diseño experimental en los estudios sobre la microbiota. En muchos casos, se trata de una falta de control perfecto, a lo que a menudo se hace referencia como el “estándar de oro”.. No hay consenso sobre cuál es la microbiota de control ideal y su función en una persona sana “normal” con la que comparar resultados. A la hora de diseñar un experimento sobre el microbioma humano hay que tener en cuenta que en él no sólo influye si se han tomado o no antibióticos en los últimos meses, sino también la alimentación, la edad o el sexo, e incluso la familia o los animales con los que convive la persona. Todavía no existen protocolos unificados que faciliten la comparación de los resultados de diferentes grupos de investigación: desde cómo se toman las muestras y cómo se almacenan hasta el programa bioinformático utilizado para analizar los resultados. Algunos trabajos como este están abiertos a críticas porque el tamaño de la muestra es pequeño y, por lo tanto, estadísticamente cuestionable.

Artículo publicado en la conversacion.