Los delitos de motivación política se disparan un 40% en Alemania, con gran protagonismo de la ultraderecha
«Asistimos a una polarización que ha disparado la criminalidad política, especialmente la de signo ultraderechista (…). Sí, Alternativa para Alemania (AfD) es parte del problema», aseguró el ministro alemán del Interior, Alexander Dobrindt, al presentar la estadística anual de delitos de trasfondo político y preguntado sobre el papel que juega ahí el principal partido de la ultraderecha. Las cifras son más que elocuentes: en 2024 se registraron 84.172 delitos identificables como criminalidad política, lo que engloba desde atentados y violencia física a propaganda, exhibición de símbolos prohibidos en manifestaciones o mensajes de odio. Es un incremento del 40% respecto a 2023. Más de la mitad de esos casos (42.788) procedieron de la ultraderecha. En términos estadísticos resultan 117 delitos al día. La media de ataques o violencia física procedentes de la ultraderecha fue de nueve al día. Sus destinatarios fueron refugiados, personas identificables como extranjeras o de una religión determinada.
Alarmante no es solo ese incremento anual, que podría considerarse un pico por haberse celebrado en 2024 varias elecciones muy polarizadas, sean comicios europeos o regionales en el este, donde la AfD tiene sus bastiones. «Es una tendencia al alza continuada en los últimos 10 años», explicó el presidente del Departamento Federal de la Policía de lo Criminal, Holger Münch. Que un 37% de los casos sean delitos de propaganda no es motivo de «tranquilidad», añadió. La incitación o los mensajes de odio en tiempos de «polarización extrema» son el caldo de cultivo «preferencial» para la violencia.
Dobrindt, de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), el partido más derechista del bloque conservador del canciller Friedrich Merz, destacó que hay un incremento general de la criminalidad política, incluida de la izquierda radical. Sin embargo, se produce en un nivel muy inferior: un 12% del total procede del extremismo izquierdista, que además no registra un crecimiento tan exorbitante como el derechista.
La presentación del demoledor informe coincidió con otra estadística de los colectivos de asistencia a víctimas de la violencia ultraderechista, xenófoba o antisemita y que recaba datos de 12 del total de 16 estados federados alemanes. En 2024 hubo, según sus datos, 3.453 ataques, con un total de 4.861 afectados. La media sube así a 12 personas cada día.
Trabas para la prohibición
Pese a reconocerse el papel de la AfD en la alarmante polarización social, Dobrindt no contempla impulsar la prohibición de ese partido, actualmente la segunda fuerza en el Parlamento federal. «Debemos combatirlo políticamente y desde el centrismo», aseguró el ministro. El debate en torno a una ilegalización de la AfD cobró fuerza ante un reciente informe de los servicios secretos que la identifica como «declaradamente extremista». Los contenidos del informe han sido parcialmente filtrados por varios medios. La AfD presentó un recurso por la vía de urgencia contra el informe, a lo que respondió la justicia con una moratoria al uso de esa clasificación.
Las reticencias a un proceso de ilegalización se sustentan en las dudas sobre su viabilidad. En Alemania, un partido con estructuras nacionales solo puede ser prohibido por el Tribunal Constitucional. Hasta ahora, solo prosperaron dos procesos en los años 50, uno contra el sucesor del nacionalsocialismo y otro contra el del Partido Comunista. Hay precedentes de procesos de ilegalización de partidos neonazis que fracasaron por razones formales, lo que de ocurrir con la AfD envalentonaría aún más a ese partido.
El antisemitismo generado por la guerra
El ministro del Interior destacó asimismo el crecimiento de los delitos de antisemitismo, con un incremento del 20%. Lo atribuye, en parte, a un «antisemitismo importado», término alusivo a los refugiados, peticionarios de asilo o población de origen inmigrante y musulmán. Pero también admite los efectos del «conflicto de Oriente Próximo» y cómo este influye en los «sentimientos» de la población propalestina.
No mencionó la ofensiva israelí sobre Gaza, los estragos sobre su población civil o lo que, en términos de la ONU, se denomina abiertamente «limpieza étnica«. Alemania, y muy especialmente sus sucesivos gobiernos, siguen observando la máxima cautela ante las críticas a Israel por lo que se denomina «responsabilidad histórica«.
En la estadística de la criminalidad política se contabilizaron 7.328 casos de antisemitismo, en su gran mayoría relacionados con la exhibición de determinados símbolos o consignas propalestinas en manifestaciones de apoyo a Gaza. De los 793 casos identificados como violentos, casi 500 corresponden a alteración del orden público o resistencia a la autoridad policial.
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