Los gazatíes celebran el fin del Ramadán entre el miedo a nuevos ataques israelíes

Entre el rugido lejano de las explosiones y el zumbido de los drones israelíes, cientos de palestinos responden al llamado al rezo de la Gran Mezquita de Omar, en la capital de ciudad de Gaza (norte de la Franja) en el primer día del Aíd al Fitr, la festividad que señala el final de mes sagrado del Ramadán y el segundo consecutivo que los gazatíes viven en guerra.
A escasos metros de la mezquita, algunos deciden comenzar el día en el cementerio, recordando a los seres queridos ya muertos.
«Soy hermano de un fallecido, antes recibíamos el Aíd con buen ambiente, lleno de alegría, con visitas de familiares. Ahora, si vas a casa de tu tía te encuentras con que toda la familia ha muerto durante la guerra. Si vas a casa de tu tío te encuentras lo mismo«, lamenta en declaraciones a Efe un gazatí bajo anonimato desde la mezquita de Omar.
«¿Cómo podemos disfrutar así del Aíd?», se pregunta entre los muros de la conocida como la Gran Mezquita de Gaza, la más grande y antigua de este territorio palestino y destruida por los ataques israelíes. La población intenta ahora restaurarla, pero carecen de maquinaria pesada y de la seguridad para hacerlo.
Según datos de noviembre de 2024 del Ministerio de Sanidad de Gaza, del Gobierno de Hamás, más de 1.400 familias palestinas debían ser eliminadas del registro civil tras la muerte de todos sus miembros, mientras que de otras 3.463 familias solo quedaba un superviviente con vida. Esos datos han empeorado, sobre todo tras los ataques israelíes del 18 de marzo.
El palestino Ali al Wakil, por su parte, recuerda lo distinto que era el Aíd antes del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 y el inicio de la ofensiva israelí contra el enclave, que ha causado más de 50.200 muertos, según datos de Sanidad, además de una destrucción de colegios, hospitales, universidades y viviendas en la Franja.
Comprar ropa nueva
«Antes de la guerra compraba ropa nueva, iba al centro comercial a comprar chocolate«, asegura en referencia a esta festividad que los palestinos celebran como una especie de Navidad, estrenando ropa nueva y regalando juguetes a los más pequeños. «Ahora no podemos porque estas cosas no existen debido al bloqueo israelí«, lamenta este gazatí.
Además de haber causado la muerte de más de 900 palestinos desde que Israel rompió el alto el fuego el pasado 18 de marzo, la Franja sufre un bloqueo total de alimentos, gasolina, agua y medicamentos desde el 2 de marzo. Los mercados, que comenzaban a reabastecerse después de meses semivacíos o con productos básicos a precios desorbitados, están volviendo a la situación de escasez previa al alto el fuego.
«Era diferente porque (antes de la guerra) sentías tranquilidad», dice a Efe Wakil. «Ahora mismo, cuando íbamos por la carretera de camino a la mezquita, los aviones nos sobrevolaron y tenía miedo de que nos atacaran en cualquier momento«, añadió.
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