Los mejores destinos para celebrar el Día de Muertos en México | El Viajero
Los latidos de mi corazón no me impidieron abrir con decisión la puerta del cementerio de Pomuch. Quería documentar una de las costumbres del Día de Muertos más singulares en México. Di unos pasos y cuando miré hacia un nicho, vi una pequeña caja que contenía una calavera y varios huesos. “Este hombre es Don Pedro, un artesano que murió hace 10 años”, me dijo naturalmente el guardia.
En Pomuch todavía se practica el Choo Ba’ak, un antiguo ritual maya que consiste en extraer de las tumbas los restos óseos del difunto tres años después del entierro. En este pueblo del estado mexicano de Campeche se honra la muerte con una intimidad diferente. Los habitantes exhuman a sus seres queridos para limpiar sus huesos y cubrirlos con manteles bordados, símbolo del cambio de vestimenta y la renovación del alma.
La visión de la muerte en México no puede reducirse a una sola doctrina; Se basa en un marco donde convergen la cosmovisión indígena, el sincretismo religioso y una filosofía vitalista que considera el descenso de la persona como parte del ciclo y no su fin. Desde 2008, la UNESCO ha reconocido Fiesta indígena dedicada a los muertos como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, resaltando su carácter vivo, comunitario y sincrético. Y aunque se celebra en todo el país, hay destinos donde vale la pena celebrar el Día de Muertos en México.
Península de Yucatán: Hanal Pixán, alimento para las almas
En el mundo maya el Día de Muertos se conoce como Hanal Pixán, que significa “alimento de las almas”. En la Península de Yucatán, que incluye los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, la gastronomía juega un papel esencial: las familias preparan los platos favoritos de sus difuntos, convencidas de que volverán a saborear estas delicias. La comida se coloca en altares decorados con flores, velas, calabazas de chocolate o atole y una cruz verde que simboliza la ceiba, el árbol sagrado de los mayas. En la Península de Yucatán la fiesta se vive en todos sus rincones, desde las principales ciudades hasta los pequeños pueblos. El viajero puede centrarse en un solo estado o, si tiene más tiempo, visitar los tres para hacerse una idea más completa.
El lugar que elegí para acercarme a esta tradición fue Pomuch, en Campeche, ciudad que conserva algunas de las costumbres más antiguas del mundo maya. Aquí vivir el Día de Muertos significa presenciar cómo las familias acuden al panteón para exhumar los restos de sus difuntos y realizar el Choo Ba’ak, la ancestral limpieza de huesos que realizan con pequeños cepillos mientras les hablan, rezan y cantan como si todavía estuvieran presentes. Ser testigo de este ritual pone la piel de gallina y te sumerge en lo más profundo de las creencias prehispánicas.

Mientras caminaba por la ciudad, fui invitado al patio de una casa familiar, donde vi cómo sacaban el pibipollos cualquiera mucbipollos del horno de tierra, conocido como pib Este plato tradicional es el protagonista de la temporada; Estos son tamales grandes rellenos de carne, pollo o cerdo bañados en salsa de chile tomate y envueltos en hojas de plátano. Su encanto radica en el propio ritual: se entierran en hoyos excavados en la tierra para cocinar y, horas después, se extraen para compartir con la comunidad.
Las celebraciones mayas comienzan el 31 de octubre con el U Hanal Palal, dedicado a los niños fallecidos; Continúan el 1 de noviembre con la U Hanal Nucuch Uinicoob, en honor a los adultos; y finalizan el 2 de noviembre con la misa Hanal Pixanoob o Pixán, donde se rinde homenaje a las ánimas en los cementerios.
En Mérida, capital de Yucatán, se celebra la Fiesta de las Ánimas, que ofrece actividades culturales y culmina con el tan esperado Paseo de las Ánimas, una procesión nocturna que sale del cementerio y recorre las calles del centro histórico. En algunos cenotes, como el Hubiku, se realizan ceremonias mayas con copal y velas que evocan antiguos rituales para guiar a las almas.

En Quintana Roo, el Parque Xcaret acoge su Festival Tradiciones de Vida y Muerte, del 30 de octubre al 2 de noviembre, con una programación que incluye teatro, danza, música, misas, talleres y exposiciones. Cabe señalar que este evento está dirigido a turistas, a diferencia de las ciudades donde la tradición se vive localmente. Pese a ello, se transmite la esencia y el fervor de la celebración.
Michoacán: los cementerios más vibrantes
Llegué a la zona del Lago de Pátzcuaro y crucé en lancha hasta la Isla Pacanda. A pocos metros del muelle, el cementerio principal brillaba entre cientos de velas.
Los hermanos Cruz rodearon las tumbas de sus padres. Flores de caléndula, velas y cestas con comida eran parte de la ofrenda que habían preparado cuidadosamente. Allí pasaron la noche, abrigados y esperando la llegada de sus seres queridos. Me acerqué a ellos respetuosamente y les pedimos permiso para fotografiarlos. Asintieron en silencio y, poco después, me invitaron a sentarme con ellos. Fui testigo de una de las escenas más conmovedoras de México: panteones iluminados brillando en medio de murmullos y oraciones. Esta imagen se repite en otras islas del lago como Janitzio y Yunuén.

Así se vive la Noche de Ánimas, celebrada del 29 de octubre al 3 de noviembre en la región del Lago de Pátzcuaro, aunque en todo Michoacán la devoción es la misma. Desde 1565, las comunidades purépecha han organizado vigilias nocturnas para guiar el regreso de las almas y celebrar el reencuentro entre dos mundos.
Una buena forma de acercarte a esta tradición es hacerlo con una agencia mexicana que conozca las comunidades. Recomiendo Rehiletes, operador especializado en viajes experienciales. tu viaje Acuérdate de mí se desarrolla en la Región de los Lagos de Michoacán y, a lo largo de tres días, guía a los viajeros por pueblos como Santa Fe de la Laguna, inspiración de la película Cocoy Capula, cuna de las catrinas de cerámica. La ruta continúa por Morelia, Tupátaro y Cuanajo, donde los visitantes visitan talleres artesanales y participan en la elaboración de ofrendas. También están invitados a los hogares de familias recientemente afligidas, en una experiencia profundamente íntima: aquellos que perdieron a un ser querido ese año abren sus puertas para compartir la anticipación del regreso de su difunto. La tradición es ofrecer tamales y atoles a quienes se acercan a acompañarlos. En una de estas casas conocí la historia de Valeria, una niña fallecida meses atrás, cuya ofrenda estuvo repleta de dulces, juguetes y su platillo favorito: el mole de pollo. El viaje finaliza con un paseo en barco hasta la Isla Pacanda. En las primeras horas de la mañana, los barcos se deslizan a través de la niebla hacia los cementerios, donde las velas parpadean y las familias esperan que las almas los visiten.
Oaxaca: tropas, alfombras y altares colectivos
En la capital de Oaxaca, la fiesta se desarrolla con una energía inigualable: las calles se llenan de desfiles, desfiles musicales, títeres gigantes y bailarines que adaptan su vestimenta a la ocasión. EL Chinos de OaxacaPor ejemplo, cambian sus trajes coloridos por trajes blancos y negros, y se maquillan como catrinas. Todo sucede entre calles decoradas con papel picado, altares colectivos y alfombras de arena que llenan de colores la ciudad.

Entre el 25 de octubre y el 4 de noviembre, Oaxaca se transforma en un escenario donde se fusionan el arte popular y la devoción. Los mercados se llenan de pan de muerto, chocolate, frutas de temporada y artesanías, mientras que los barrios de Jalatlaco y Xochimilco se convierten en el corazón de las festividades, adornando sus calles con impresionantes arreglos florales y altares.
Los campos de cempasúchil
Una de las experiencias más hermosas es visitar los campos de cempasúchil, la flor emblemática del Día de Muertos y símbolo del camino que trae las almas al mundo de los vivos, que se extiende por todo el país. Unas semanas antes de la celebración, los campos se tiñen de un intenso naranja y reciben a cientos de visitantes que pasean entre las hileras, compran flores o se maquillan de catrina para tomarse fotos.

San Antonino Castillo Velasco, en el estado de Oaxaca, es un municipio conocido por su tradición floral. Aquí se celebra el Campo Iluminado de Cempasúchil Tierra de las Flores, del 25 al 29 de octubre en la región de El Arroyo. Durante este evento, los turistas recorren los campos iluminados donde se realizan las reuniones.
En los valles centrales de Oaxaca, los tapetes de arena –una tradición del Día de Muertos que consiste en crear alfombras monumentales de arena de colores, flores y otros materiales para honrar a los difuntos– tienen una larga tradición, y en pueblos como Zaachila se pueden ver auténticas obras efímeras. En municipios como Santa Cruz Xoxocotlán, los cementerios se iluminan, las familias decoran altares y el ayuntamiento organiza actividades culturales que incluyen conciertos y concursos de altares.
La agencia local Enjoy Oaxaca ofrece Experiencia del Día de Muertos. Esta excursión de tres días, del 30 de octubre al 1 de noviembre, te invita a visitar mercados tradicionales para comprar lo necesario y hacer una ofrenda, además de visitar panteones como El General, Xoxocotlán y Atzompa. El itinerario también incluye la visita a un taller de artesanía, donde los participantes pintan su propia Tona o Nahual: figuras que, según la tradición zapoteca, representan a los guías espirituales de cada persona.
Consejos prácticos y éticos para cualquier destino.
- Respetar los panteones: son espacios de duelo y memoria, no escenarios fotográficos. Pide permiso antes de fotografiar personas y apaga el flash.
- Planifique su visita: tenga en cuenta el tráfico, los cierres de carreteras y los espacios limitados; Muchas celebraciones requieren organización previa.
- Apoya la economía local: Compra flores, pan, alimentos y artesanías a los productores de la zona, ya que son ellos quienes mantienen viva la tradición.
- Conoce los horarios: si bien los días principales se extienden del 31 de octubre al 2 de noviembre, en muchos lugares las actividades comienzan a partir de la segunda quincena de octubre.
- Vivir la cultura con respeto: El Día de Muertos es una celebración viva. evítalo visitas rutas invasivas o que interrumpen los rituales nocturnos.
En México no se teme a la muerte: se honra. Viajar por el país en esta época vibra con la certeza de que recordar es vivir.
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