Los trabajadores de Talgo temen perder otros 10 millones de euros en variables este año por los malos resultados
El trabajadores talgos Viven con preocupación no sólo la situación accionarial sino también la situación productiva de la empresa. El fabricante español de material rodante ferroviario vive con la paradoja de tener su cartera de pedidos en máximos históricos, por encima de los 4.000 millones de euros, y que ese éxito ha puesto a sus fábricas al límite de su capacidad productiva. Hasta el punto de que la compañía ha tenido que renegociar a la baja un importante pedido con DB, el operador ferroviario público alemán, lo que, unido al acuerdo al que ha llegado para finalizar un procedimiento judicial en Los Ángeles, ha llevado a Talgo a advertir en la presentación de sus resultados del primer semestre que cerrará el año con un resultado bruto -ebitda- negativo.
Este sombrío pronóstico, de cumplirse, llevaría a la plantilla a perder su bono de productividad por segundo año consecutivo.
salario variable
Los empleados de la empresa han reconocido un Retribución variable ligada no sólo al cumplimiento de una serie de objetivos productivos sino también a que Talgo cierre el año con sus cuentas en positivo. El año pasado, esta bonificación rondaba los 10 millones de euros. Pero, como recuerda el sindicato CSIF, el año pasado los trabajadores no lo percibieron porque el fabricante perdió 108 millones de euros al tener que provisionar la sanción de 116 millones que le impuso Renfe por el retraso en la entrega de los trenes de alta velocidad de Avril.
Ahora, CSIF teme que la situación se repita y los trabajadores pierdan otros 10 millones de euros de variables a la vista de la evolución de las cuentas de la empresa en lo que va de año. El fabricante de material rodante ferroviario registra números rojos de 65,7 millones de euros entre enero y junio pasadofrente al beneficio de 14,6 millones que obtuvo en el mismo periodo de 2024. Y ha avisado de que espera que su ebitda sea 0 cuando acabe 2025.
La situación de Talgo sigue siendo delicada porque su estructura de capital sigue sin resolver. El 14 de febrero se firmó un acuerdo de principio para vender El 29,77% de Talgo en manos del fondo Trilantic al consorcio vasco liderado por Sidenor y en el que también participan el fondo público vasco, Finkatuz, y las fundaciones Vital y BBK. Y aunque en aquel momento se aseguró que la operación se liquidaría en dos meses, nueve meses después la transacción no se ha concretado.
Los compradores se encontraron en una situación financiera mucho más compleja de lo que preveían debido a la sanción a Renfe, que les ha obligado a aportar dinero extra para fortalecer fondos propios con 150 millones de euros mediante un aumento de capital y la emisión de bonos convertibles en acciones, Operación en la que participará la empresa pública SEPI; y con una nueva estructura de financiación para adaptar los plazos y vencimientos a la ejecución y generación de caja de sus proyectos.
Esta nueva estructura, que se espera que esté lista antes de final de año, incluye una financiación de 650 millones a seis años con aval de la empresa pública CESCE, una línea de capital circulante de 120 millones a cinco años y un seguro de cobertura de garantía de CESCE por otros 500 millones de euros (antes de aplicar el porcentaje de cobertura) con una cobertura del 50%.
Ahora al problema financiero se le ha añadido otro problema judicial, dado que La Audiencia Nacional investiga al presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga, por la presunta venta de acero a la empresa Israel Military Industries (IMSI). El juez Francisco de Jorge investiga si pudieron haber cometido los delitos de contrabando y participación por complicidad en un crimen de lesa humanidad o genocidio.
Desde el PNV, partido que lleva las riendas del Gobierno Vasco, han asegurado que el proceso judicial no afectará al funcionamiento de Talgo.
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