LOTERIA DEL NIÑO | Un número «feo» reparte 750.000 euros en Piloña
«Es el primer premio importante que doy en diez años, pero estoy seguro de que será el primero de muchos». Eusebio Lueje, titular de la administración de loterías número 1 de Infiesto (Piloña), estaba ayer «feliz». Acababa de repartir 750.000 euros, correspondientes a la venta de un billete (diez décimos) del número 06766, agraciado con el segundo premio del sorteo del Niño. «No tengo ni idea de quién compró los décimos, pero sí sé que se vendieron en ventanilla, muy probablemente sueltos, décimo a décimo, en las dos últimas semanas», por lo que es «muy probable» que buena parte de esas participaciones estén en manos de «vecinos de la zona», resaltó el lotero.
Lueje destacó que el número premiado es de los que le gustan, «pero a la gente le parece feo, así que se suelen dar a quienes no miran los números». El titular de la administración, que reside en Oviedo, heredó el negocio hace diez años de su madre, Pepita Guisasola. Previamente, lo dirigió una tía, y antes de ser administración de lotería, el local fue el domicilio de Adela García Fernández nieta de Manés Fernández y González, farmacéutico que construyó el edificio, situado en el número 15 de la principal avenida de Infiesto, la calle Covadonga, que albergaba su domicilio y su farmacia.
El lotero piloñés se enteró de que había dado el premio por los mensajes que recibió a través del móvil de varios amigos. Eusebio Lueje estaba trabajando en la mañana de ayer, ya que, aunque era festivo, los lunes hay mercado semanal en Infiesto. Explicó que empezaron a llegarle al móvil mensajes de amigos felicitándolo, así que en cuanto tuvo un minuto se fue a la trastienda a comprobar la lista de premios. Entonces vio que había tenido a la venta diez décimos del segundo premio del Niño.
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Faltaba comprobar si había devuelto algún décimo, sobre todo porque es un número que muchos apostantes suelen rechazar por «feo»: es bajo y se repite una cifra, en este caso el seis, tres veces. También quiso comprobarlo con sus propios ojos porque hace un tiempo le llegaron felicitaciones y resultó que el premio había caído en otro punto de venta de Infiesto. «Miré la lista de devoluciones y vi que lo había vendido todo», rememoró, plenamente satisfecho.
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