Luces y sombras del Papa Francisco sobre los avances del rol de la mujer en la Iglesia

El de Francisco ha sido un papado de avances simbólicos. También en la participación de las mujeres en la Iglesia dio pasos sin precedentes, especialmente con el nombramiento de más mujeres en cargos clave del Vaticano que ninguno de sus predecesores. Sin embargo, su legado deja las mismas barreras estructurales en el acceso al clero, una ambivalencia que deja un sabor agridulce entre las mujeres católicas – que son mayoría que los hombres católicos.
“Hay caminos abiertos por el papa Francisco que no tienen vuelta atrás, porque la sociedad en que vivimos no lo aceptaría”, explica a EL PERIÓDICO Carmen-José Alejos, profesora de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. “Se atrevió a dar el difícil paso de romper los prejuicios de algunos eclesiásticos a que las mujeres desempeñen cargos en la curia vaticana”, añade, algo de lo que esta especialista espera ver más. Son muchos los asuntos que este papa atípico deja en el tintero, y aunque para algunos de estos avances es necesaria una reforma de las normas que rigen las instituciones, para otras se trata de un cambio de mentalidad y voluntad política – de la Iglesia.
Mujeres sacerdotisas
“El modelo de Iglesia más horizontal que trajo Francisco ha abierto la ventana a la participación de las mujeres”, explica a este diario Noemí Ubach, de Alcem la Veu, que se define como una organización de mujeres creyentes y feministas. Francisco puso en el centro los valores de la misericordia y la atención a los desfavorecidos. Eso incluía causas que afectan principalmente a las mujeres, como la lucha contra la trata de personas y la explotación económica. Pero la crítica pasa por la posibilidad de que las mujeres puedan convertirse en sacerdotisas o, en un nivel anterior, diaconisas (los diáconos no pueden celebrar misa pero sí pueden, por ejemplo, casar).
Durante el papado de Francisco, se crearon dos comisiones para estudiar la posibilidad de un diaconado femenino, algo que se menciona en la Biblia. La primera comisión (2016-2019) decidió no publicar el informe resultante, y el papa alegó que no se alcanzó consenso, aunque algunos de sus integrantes han cuestionado esta versión. La segunda comisión, iniciada en 2020, no concluyó sus trabajos.
Otros roles en la Iglesia, como profesoras formando a los futuros clérigos en la Facultad de Teología o como portavoces del Vaticano, son funciones que las mujeres ya podrían desempeñar, aunque siguen sin haberlo hecho. “Para eso no hace falta cambiar ni una coma del derecho canónico”, señala Ubach.
La mayor inclusión, además, podría contribuir a evitar más escándalos de abusos sexuales en la Iglesia, “una gran vergüenza y una lacra” en palabras de Eva Segura, también desde Alcem la Veu. “Cuando hay estructuras de poder jerárquico autoritario es más fácil que ocurra la violencia sexual, y otros tipos de violencia, como la psicológica”. Para evitar “los peligros del autoritarismo”, Segura insiste en que es imprescindible una Iglesia menos jerárquica y masculinizada, con tal de “proteger a generaciones de creyentes y de alumnos de escuelas cristianas”.
Leyes modificables
“En la Iglesia hay un principio jurídico por el cual el derecho eclesial, no puede ir nunca contra el derecho divino, sino que está para ayudar a llevarlo a la práctica”, explica a este diario Sergio Rodríguez López-Ros, experto en derecho de la Iglesia y profesor de la Universidad Abat Oliba CEU, que lo compara con cómo las leyes deben desarrollar y no contradecir la Constitución. “Cualquier católico de a pie puede bautizar a otro en caso de necesidad”, pone como ejemplo, por lo que las mujeres también pueden bautizar, algo que sucede sólo ocasionalmente pero que se podría hacer más.
Aún así, para que las mujeres puedan ordenarse como sacerdotes o como diáconos, sacerdotes y obispos, sí haría falta un cambio de las normas. “Hay que cambiar el derecho. Pero es que el derecho es modificable siempre, como en España era legal la pena de muerte hasta 1978 pero luego dejó de serlo”, enfatiza Rodríguez. De hecho, el papa Francisco cambió otras leyes con tal de simplificar el proceso legal de nulidad matrimonial, y Juan Pablo II modificó el procedimiento de canonización que pasó de requerir dos milagros a uno solo.
Mujeres en cargos
El primer gran nombramiento de una mujer por el papa Francisco fue en 2016, con Barbara Jatta como directora de los Museos Vaticanos. También incorporó a dos mujeres al comité que elige obispos, hasta entonces exclusivamente masculino y en 2024, concedió por primera vez voto a las mujeres en el sínodo, una asamblea consultiva que reúne periódicamente a representantes de todo el mundo para debatir los principales desafíos de la Iglesia, elevando a casi 60 su participación junto a unos 300 cardenales, obispos y sacerdotes. «Así, las cosas se están abriendo un poco», dijo Francisco en 2022 a la agencia Reuters.
Apenas unos meses antes de su muerte, el papa encargó a Simona Brambilla la supervisión de las órdenes religiosas católicas del mundo. Algunos de estos nombramientos “seguían la estela de sus antecesores”, apunta Carmen-José Alejos. Es el caso de Sor Raffaella Petrini, que era Secretaria General de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, y ahora es la Prefecta.
Desde Navarra, Alejos dice esperar cierta continuidad, aunque es incierto hasta que haya fumata blanca. “Lo que queda patente, como el propio Francisco dijo, es que las mujeres, por naturaleza, vemos aspectos que se les escapan a los hombres, y trabajando juntos se mejoran las decisiones”, concluye.
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